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La actitud "deplorable" que le critican 47 líderes al gobierno Duque

Un grupo que convocó a personajes como Humberto de la Calle y Doris Salcedo asegura que la decisión de Colombia contra Cuba es agresiva frente a una "nación que ha prestado su valioso concurso para el logro de la terminación de nuestro conflicto armado".

12 de noviembre de 2019

Un grupo de 47 líderes del país publicó una carta muy sentida sobre lo que sucedió en Naciones Unidas la semana pasada. En un documento que firman voces muy representativas del país, pertenecientes al movimiento Defendamos la Paz, estos "deploran" que Colombia no haya figurado en la lista de los 187 países que votaron en ese organismo internacional contra el bloqueo que desde 1960 impuso Estados Unidos contra Cuba. La carta reúne a personajes simbólicos para el proceso de paz en Colombia, como Humberto de la Calle, a aristas como Doris Salcedo, académicos como Moises Wasserman y Marco Palacios, a juristas como Rodrigo Uprimny y Juan Carlos Henao, a poetas como Juan Manuel Roca y a ambientalistas como Juan Mayr y Julio Carrizosa. 

"El Ministerio de Relaciones Exteriores intenta justificar este proceder aduciendo que Cuba tiene una actitud hostil contra Colombia”.

Para este grupo, "el Ministerio de Relaciones Exteriores intenta justificar este proceder aduciendo que Cuba tiene una actitud hostil contra Colombia”. Los líderes aseguran que la situación es exactamente la contraria, pues hace varias décadas "y por solicitud oficial de Colombia, el gobierno y el pueblo de la República de Cuba han contribuido en forma permanente y eficaz a propiciar diálogos y a lograr acuerdos de paz entre el Estado colombiano y las organizaciones guerrilleras FARC-EP y ELN. En desarrollo de esa labor han acogido en su territorio delegaciones de las partes, facilitado los contactos, asegurado el funcionamiento de mesas de conversaciones y servido como garantes de la implementación y el respeto de los acuerdos".

En el escrito también se hace enfasis en que la decisión de Colombia va en contravía de la historia diplomática que ha tenido el país frente a la isla. Según ellos, "desde mediados de la década de 1990, Colombia vota cada año a favor de la resolución de Naciones Unidas que condena el embargo contra Cuba. Al romper esta tradición ya establecida en la política exterior, el actual gobierno desconoce que las medidas de embargo comercial, económico y financiero, violan los tratados internacionales de derechos humanos y de derecho público internacional, y traen crueles consecuencias para los pueblos y los países contra los que se practican".

Un problema complejo

La decisión de Colombia va a traer no solo fuertes implicaciones en el ámbito diplomático, sino que además a juicio de muchos expertos puede tener implicaciones serias en cualquier intento de dialógo con el ELN, pues sus líderes permanecen en la isla. 

Históricamente lo que sucedió en Naciones Unidas la semana pasada no es nuevo. Todos los años tiene lugar una votación para levantar o no el bloqueo económico de Estados Unidos contra Cuba. Este ya cumple 60 años y en lugar de cambiar el sistema político solo ha logrado empobrecer al pueblo cubano. Por eso, prácticamente todos los países de las Naciones Unidas votan en contra de mantenerlo.

Solo dos eligen siempre continuar con el bloqueo: Estados Unidos e Israel. Este año se sumó Brasil con su nuevo presidente, Jair Bolsonaro, el Trump latinoamericano. Colombia, incluso durante los ocho años de gobierno de Álvaro Uribe, siempre votó con la mayoría en contra de ese absurdo histórico. Pero este año, por primera vez, se abstuvo.

Colombia, incluso durante los ocho años de gobierno de Álvaro Uribe, siempre votó con la mayoría en contra de ese absurdo histórico.

El canciller Carlos H. Trujillo justificó ese viraje diplomático en los “actos hostiles” del Gobierno de Cuba contra Colombia. Estos incluirían no haber devuelto a los negociadores del ELN, apoyar al régimen de Nicolás Maduro y la supuesta participación de Cuba en las protestas que hoy atraviesan a América Latina. Esta motivación fue la que generó la critica del grupo de 47 líderes. A juicio de ellos, la decisión de votar contra Cuba es "agresiva" y se dirige "contra una nación que ha prestado su valioso concurso para el logro de la terminación de nuestro conflicto armado. Esa política que busca sancionar a un país por cumplir sus compromisos como país garante no representa el sentir de las mayorías nacionales".

Como sostienen los firmantes, lo cierto es que actos hostiles de Cuba contra Colombia no hay y los tres argumentos del Gobierno son frágiles. Que no hayan devuelto a los negociadores guerrilleros no obedece a que el Gobierno de la isla los proteja, sino a que se encuentran allá por petición del Estado colombiano. No los entregan porque existen unos protocolos firmados ente el Gobierno de Juan Manuel Santos y el ELN, de los cuales son garantes Cuba y siete países más. Luego de la indignación nacional por la bomba de la Escuela General Santander, en la que murieron 22 jóvenes policías, el presidente Iván Duque manifestó que no era el momento de respetar protocolos. Eso ha creado una sinsalida diplomática para el Gobierno cubano, que no quiere violar las reglas del juego. Pero, definitivamente, no es un acto hostil.

El Gobierno del presidente Iván Duque impulsa la iniciativa de incluir a Cuba en la lista de países que patrocinan el terrorismo.

Es un hecho que la isla apoya al régimen de Maduro, y también que el régimen venezolano es enemigo de Colombia. Eso, sin embargo, no significa que Cuba sea enemiga de Colombia

Es un hecho que la isla apoya al régimen de Maduro, y también que el régimen venezolano es enemigo de Colombia. Eso, sin embargo, no significa que Cuba sea enemiga de Colombia. La lógica del “amigo de mi enemigo es mi enemigo” no puede aplicarse a la diplomacia. Rusia y China también apoyan a Maduro y tienen muy buenas relaciones con Colombia. No solo le hizo el presidente Duque un homenaje reciente a Mao Zedong en su viaje a China, sino que esa relación se ha fortalecido con el contrato del metro de Bogotá.

Creer que los levantamientos de América Latina provienen de una estrategia castrochavista es una ingenuidad. Esa interpretación puede ser taquillera, pero ningún analista de peso la toma en serio. Las masas no protestan por la infiltración de Maduro, sino por años de tensiones sociales reprimidas que están explotando ahora. Cuba oficialmente dejó de exportar la revolución desde mucho antes de la muerte de Fidel Castro, y hoy tiene la prioridad de recuperar la relación que forjó con Barack Obama y que perdió con Donald Trump. La prioridad de Maduro, por su parte, no es incendiar Latinoamérica, sino evitar que lo tumben.

Cuba oficialmente dejó de exportar la revolución desde mucho antes de la muerte de Fidel Castro, y hoy tiene la prioridad de recuperar la relación que forjó con Barack Obama y que perdió con Donald Trump

Es anacrónico tratar a la Cuba de hoy como en la Guerra Fría, cuando Fidel Castro desafiaba al mundo, instalaba misiles nucleares soviéticos y mandaba a sus ejércitos a apoyar revoluciones en otros continentes. Ahora, la isla está en una transición y solo le interesa tener países amigos y que le levanten el bloqueo.

Una consecuencia de la política exterior de este Gobierno es que se puede interpretar como si Colombia fuera el mandadero de Donald Trump. Esto no es así, pero deja esa impresión la secuencia de pasar de ser la punta de lanza de los gringos para tumbar a Maduro y ahora apoyarlos indirectamente al abstenerse en la votación para levantar el bloqueo. 

En síntesis, actos hostiles de Cuba no hay, pero de Colombia sí. Y no se trata solo de la abstención en Naciones Unidas de la semana pasada. Las recurrentes amenazas del Gobierno de Duque de que no solo podría romper relaciones diplomáticas con la isla, sino pedir que la incluyan en la lista de países que patrocinan el terrorismo son agresiones difíciles de entender. En este aspecto, inexplicablemente Colombia se está aislando del continente y pareciéndose a Bolsonaro. 

*Este artículo es una versión actualizada del análisis de la edición impresa sobre el voto de Colombia respecto a Cuba