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Ardila fue secuestrado el 3 de agosto de 1998. | Foto: Archivo particular

MISIVA

La carta de un soldado ex secuestrado a su bebé

Semana.com le pidió a un grupo de líderes que les explicaran a sus hijos el momento que vive Colombia. Este es el texto de un hombre que pasó tres años en la selva por cuenta de las Farc.

27 de septiembre de 2016

Giovanny Ardila Olmos volvió a nacer el 28 de junio del 2001. Llevaba más de tres años privado de la libertad, hasta que las FARC y el gobierno nacional firmaron un acuerdo humanitario que lo devolvió de la selva. Ardila fue uno de los uniformados retenidos ilegalmente durante la trágica toma del municipio de Miraflores, Guaviare, el 3 de agosto de 1998. Junto a él, 56 policías y 73 soldados regulares corrieron la misma suerte.

Un año después de su liberación, cuando se encontraba terminando el bachillerato, Giovanny conoció a Adriana Bello, quien era su profesora de inglés. Realizando sus estudios comenzó a hablar con ella y después de un tiempo comenzaron a salir. Pasados los años, forjaron una relación que tiene como resultado la destinataria de esta carta: una pequeña de 19 meses que los motiva para dejar atrás el odio y perdonar.

Si quiere escuchar a Giovanny:

“Amada Sara:

Ninguna persona puede elegir la patria donde nace, pero si sus padres, muchos migrando a la nación de su preferencia para allí dar a luz a sus hijos. Otros no tenemos esa posibilidad y lo único que nos queda es trabajar para ofrecer a nuestros hijos un país mejor.

A simple vista parece una trivialidad, pero en el fondo es inmensamente relevante. Tu padre enfrentó la crueldad de la guerra, no por elección personal, sino por deber patrio y política de Estado. Encañonó un fusil, olió la muerte, enfrentó al desconocido enemigo y sufrió la privación de la libertad durante años en la húmeda selva, como mártir de un Estado que apenas entendía.

Sin embargo, la fuerza de la supervivencia y la esperanza lo sacaron adelante y años más tarde llegaste tú, dando un nuevo sentido a la vida, simbolizando el amor, el sueño más hermoso, el premio a todos los sacrificios y adversidades para ser ahora nuestra razón de ser.

El anhelo de acompañarte y estar contigo cuando sonrías y cuando llores, con el alma, con los mejores deseos de que la vida te regale su mejor sonrisa o de que tú tengas la fuerza y el carácter de obligarla a sonreír.

Entre tantos sueños, nuestro mayor y más grande anhelo para ti, es que puedas vivir en una patria en paz, un país en el que tengas las oportunidades de crecer plenamente y desarrollarte con toda la seguridad y garantías de una mejor sociedad.

Queremos regalarte la paz. Aunque hoy no lo sepas, un día entenderás porque haciendo un gran esfuerzo dejaremos el odio y el rencor de lado para luchar por ti y por tu futuro. Con el mismo empeño y el mismo amor que lucharemos por ti toda la vida para ofrecerte un mundo mejor y esperamos que sepas valorar este esfuerzo y que hagas lo mismo para conservar esta paz, despojándote del miedo para vencer el odio y forjando un país mejor”.