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Miguel Archila, alias ‘Salomón’, formó una organización criminal que ocupó los territorios que eran dominados por los hombres de Rodrigo Tovar, alias ‘Jorge 40’

JUDICIAL

Cayó el heredero

El arresto del hombre que tuvo en sus manos el imperio criminal de 'Jorge 40' es un golpe importante para impedir que se consoliden nuevos grupos paramilitares.

28 de abril de 2007

Manuel Villarreal era uno de los hombres más temidos en la historia delincuencial del Caribe. Durante los últimos años, su nombre, así como su alias, 'Salomón', inspiró respeto entre narcos y paramilitares del norte del país. A sangre y fuego tejió una red criminal de tal dimensión, que lo llevó a creerse "intocable". Pero se equivocó y el viernes 20 de abril encontró su destino.

Ese día, poco antes de las 12 del día, 'Salomón' llegó a un restaurante ubicado en la carrera 27 de Bucaramanga. Aunque estaba custodiado por varios escoltas, iba confiado en que podía celebrar tranquilamente su cumpleaños en compañía de unos amigos. Lo que no sabía es que desde hacía varios meses, un grupo de investigadores de la Dirección Central de Policía Judicial (Dijín) se había dedicado a seguir cada uno de sus pasos y había logrado determinar cuándo y dónde iba a estar.

Por eso, cuando apenas estaba por sentarse a la mesa en el restaurante, decenas de miembros de la Dijín salieron de la nada y lo arrestaron en el lugar, ante la mirada desconcertada de los comensales. Fue el fin de la carrera delictiva de un hombre que, aunque poco conocido para muchos, tiene un historial que sin duda permite catalogarlo como uno de los "señores de la guerra" en la Costa Atlántica.

En el norte del país 'Salomón' no es ningún desconocido. En esa región no pocos saben que es el hombre que heredó el imperio paramilitar del desmovilizado comandante del Bloque Norte de las AUC, Rodrigo Tovar, alias 'Jorge 40'. En el departamento del Atlántico, especialmente en Barranquilla, desde hace varios años su nombre, así como los de sus dos principales lugartenientes, Wílmer Guerrero, alias 'Cabo Guerrero', y Yury Rodríguez, alias 'Araña', son célebres. Los tres son ex policías que fueron expulsados de esa institución hace más de cinco años. 'Salomón' y sus cómplices se hicieron conocidos en el bajo mundo debido a que se dedicaban a proteger y transportar cargamentos de droga del cartel del norte del Valle que eran embarcados en el puerto de Barranquilla o que hacían tránsito por la capital del Atlántico. De hecho, 'Salomón', 'Araña' y 'Guerrero' fueron los encargados de negociar la devolución a un grupo de narcos de un cargamento de tres toneladas de cocaína incautada por la Policía cerca de Barranquilla en agosto de 2002, hecho que terminó en un sonado escándalo nacional.

Aparte de trabajar con diferentes grupos de narcotraficantes, 'Salomón' y sus hombres se convirtieron en fichas clave para los envíos de droga que efectuaban los grupos paramilitares, especialmente el Bloque Norte. En poco tiempo, 'Salomón' fue designado por los paramilitares como el encargado de todo lo que tuviera que ver con el negocio de drogas, desde el cobro de cuentas, hasta los embarques. También era el jefe de redes de sicarios en la Costa. Su poder creció a tal punto, que ninguna banda o capo por poderoso que fuera podía r hacer 'negocios' en la Costa sin su autorización.

De hecho, en el famoso computador de 'Jorge 40', las autoridades encontraron una conversación entre Édgar Ignacio Fierro, alias 'Don Antonio', y Carlos Mario García, alias 'Gonzalo', dos de los hombres más importantes de 'Jorge 40', en la que la que el primero se queja ante el segundo de que 'Salomón' está haciendo cobros de deudas en Barranquilla para Carlos Mario Jiménez, alias 'Macaco'. "Yo ya hablé de eso con don Jorge ('Jorge 40') y la cosa es que con ese 'man' (Salomón) no podemos hacer nada y nos toca quedarnos quietos".

Cuando 'Jorge 40' y sus hombres se desmovilizaron, en marzo de 2006, 'Salomón' ya tenía montada una estructura paralela que en poco tiempo ocupó los espacios que dejaron libres los paras. Pasó de tener redes en el Atlántico y expandió sus actividades delincuenciales a Sucre y Bolívar, comandando un ejército de 200 hombres. Su captura se convirtió en el más contundente golpe a la nueva amenaza que enfrenta el gobierno: los llamados nuevos paramilitares.