DEPARTAMENTOS
Informe especial: los contrastes de la competitividad en las regiones
El escalafón de Competitividad Regional 2015 que hizo la Cepal evidencia los grandes contrastes del país. Caldas es el gran ganador en los últimos años, mientras Valle y Tolima se estancan.
Si los departamentos colombianos corrieran una prueba de ciclismo para medir su competitividad, el lote de punta les llevaría cientos de kilómetros de ventaja a los coleros y en el intermedio iría un pelotón disperso que no logra acelerar el paso para acercarse a los líderes. Así lo muestra el último Índice de Competitividad Departamental (ICD), realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que desde hace 15 años viene estudiando el desempeño de las regiones en Colombia.
Aunque el escalafón 2015 trae algunas sorpresas, la verdad es que ratifica el conocido diagnóstico según el cual la brecha del desarrollo regional en Colombia se mantiene muy amplia y los departamentos van a diferentes ritmos.
Volviendo al símil de la carrera ciclística, el Nairo Quintana de esta competencia es la región Cundinamarca/Bogotá que obtiene el mayor puntaje entre los 32 departamentos del país. Sobre 100, la máxima nota en el índice general, alcanza 98,2 puntos, nada extraño dado que se trata de la capital donde se encuentran las mayores ventajas competitivas. Sin embargo, aunque parece un líder inalcanzable, otros departamentos superan a la región capital en algunos factores, específicamente en lo que hace referencia a la gestión pública, las instituciones, la transparencia y la seguridad.
Para construir este ICD, la Cepal analiza varios factores que inciden e incentivan la competitividad. Entre ellos la fortaleza de las economías, la calidad y cantidad de la infraestructura, el acceso a puertos y aeropuertos, el capital humano, los esfuerzos y realizaciones en ciencia, tecnología e innovación, las instituciones, la gestión pública, la transparencia y la seguridad.
Para el representante de la Cepal en Colombia, Juan Carlos Ramírez, una mirada general del índice permite concluir que hay una alta inercia en muchos departamentos, que hay pocos progresos y que los coleros evidentemente tienen que hacer un esfuerzo sobrehumano para no dejarse tomar más ventaja.
Caldas es la primera gran sorpresa del escalafón de la competitividad 2015. Es el único ganador en el largo y corto plazo. En 11 años, se ha movido desde el nivel medio alto hasta el grupo líder (ver recuadro), es decir, ha pedaleado con fuerza y regularidad.
Escoltando al súper líder (Cundinamarca/Bogotá) va un lote en el que sobresalen Antioquia, Santander y Risaralda, que van a un ritmo bastante estable. Desde hace rato conservan una buena distancia frente al resto de departamentos. Es muy difícil para los demás alcanzar su competitividad.
En este pequeño grupo, Antioquia obtiene el segundo mejor puntaje del escalafón general con 75 unidades. Cuando se observa su ritmo en el largo plazo (15 años), gana casi todas las dimensiones de la competitividad. Solo en el tema de infraestructura muestra algún grado de estancamiento, lo cual le da sentido al esfuerzo que se hace actualmente con las llamadas Autopistas de la Prosperidad para desatrasar al departamento en esta materia.
Otra de las conclusiones que más sorprende es la situación del Valle del Cauca que, si bien hace parte del lote que persigue al líder, muestra evidente rezago en su ritmo. En los últimos tres años se ha ido quedando en ese pequeño grupo con un puntaje de 66 en el índice. Según la Cepal, se observa estancamiento en temas como la fortaleza de su economía, la infraestructura y el capital humano. Sin embargo, alcanza mejoras en materia de innovación y en la gestión de las instituciones.
Atlántico, Quindío, Boyacá, Norte de Santander, Córdoba, Sucre, Nariño y Tolima también son estables en su desempeño, aunque este último muestra estancamiento reciente, y empieza a desmejorar y perder posiciones en su nivel.
Atlántico -considerado el gran polo de desarrollo del Caribe- si bien viene poniendo un buen paso, todavía no le alcanza el ritmo para pasar al lote líder. En el corto y largo plazo ha logrado avances importantes que lo hacen ganador en los temas de fortaleza de su economía, el capital humano y en la innovación. En el largo plazo, su debilidad sigue estando en el factor institucional.
Más atrás pedalea un lote que la Cepal llama los departamentos emergentes. Allí están Meta, Bolívar, Cesar y Magdalena que si bien no han logrado desprenderse para acercarse a la delantera, sí han construido ventajas competitivas que los han hecho escalar posiciones intermedias.
Algo similar le sucede a Huila y Cauca, que aunque no han perdido niveles de manera sostenida en los últimos años, en materia de competitividad han mostrado avances más lentos que los demás departamentos que marchan a su lado.
Chocó y La Guajira, que también se han rezagado en la competencia, no logran un ritmo que les permita descontar algunos minutos, y se ven más cerca de los coleros que del lote intermedio. Amazonas, Putumayo, Guaviare y Arauca son definitivamente los más lentos en este índice. Son tan grandes sus rezagos que los impulsos que han tenido en los últimos años han sido poco efectivos. San Andrés está igualmente estancado, y así como Caldas es el gran ganador, Caquetá es el perdedor, pues incluso desmejora el nivel que traía.
Este Índice de Competitividad Departamental revela otra característica del país: en la región andina se concentran los resultados positivos. Atlántico es el único departamento caribe de alto puntaje, un enclave geográfico de buenos resultados. Mientras tanto, el litoral pacífico, con excepción del Valle del Cauca, revela un panorama de atraso. Al suroriente, en la región amazónica y parte de la Orinoquia, se concentran los departamentos con los peores resultados (ver recuadro). Finalmente, Chocó y La Guajira pierden competitividad.
Para Ramírez, conocer estas ventajas y desventajas competitivas de los departamentos es fundamental para formular políticas públicas acertadas que permitan impulsar a los que van más atrás.
Aunque muchas de las estrategias que se requieren para apoyar a los departamentos en su nivel de competitividad son de carácter nacional, es mucho lo que se puede hacer en el ámbito local. En este sentido, los gobernadores que serán elegidos el próximo 25 de octubre tienen grandes tareas pendientes. Conocer sus fortalezas y debilidades les permitiría poner el énfasis donde hay que hacerlo. Si bien no todos pueden ser un Nairo Quintana, como Bogotá, por lo menos sí deberían mejorar el ritmo que les permita superar la enorme brecha que los separa, lo que, en últimas, se traduce en más bienestar y desarrollo para sus habitantes.
Caldas, la estrella
El departamento y su capital Manizales presentan avances importantes.
Con un puntaje de 70,7, este departamento del Eje Cafetero es el gran ganador en el largo plazo en el escalafón de competitividad 2015. En los últimos 11 años, Caldas se ha movido desde el nivel medio alto hasta el grupo líder.
Los caldenses están haciendo bien la tarea al poner especial énfasis en la educación. Es un centro urbano con una población importante, lo que le permite tener una economía de mercado interesante. A pesar de que el café ha vivido años complicados, la región ha logrado sobreponerse con otras actividades. A medida que el departamento avanza en su ruta de desarrollo y competitividad, ha establecido un ambiente ideal para innovaciones disruptivas.
La fortaleza viene también por estar en una región que jalona el desarrollo. Sus vecinos, Risaralda y Quindío, pedalean muy parejo, ubicados entre los primeros ocho departamentos más competitivos del país.
En todas las variables usadas para elaborar este índice se observan mejoras, en especial en innovación y en infraestructura. En este último factor y específicamente en lo que tiene que ver con vías y conectividad terrestre, Caldas gana posiciones y resulta ser el primer departamento. En este orden de ideas, destrabar el proyecto del Aeropuerto del Café de Palestina (Caldas) sería fundamental para potenciar el departamento e impulsar el desarrollo de la región. Su grado de competitividad mejoraría.
En forma más desagregada, presenta ventajas, unas relativamente tradicionales, como el comercio exterior, infraestructura vial y social, educación y salud. También, ventajas recientes son la producción científica (grupos de investigación de altísima calidad, producción bibliográfica y la concesión de patentes de modelos de utilidad) y la infraestructura de TIC (la penetración y la velocidad de internet residencial y corporativo tienen crecimientos importantes). Caldas y Manizales presentan progresos relevantes en pobreza y desigualdad, ingreso de los hogares, embarazo adolescente, seguridad, y cobertura en educación y salud.
¿Y del potencial de La altillanura qué?
En materia de competitividad, el departamento de Meta es el líder de su región.
Geográficamente, la mitad del país se ubica en un pelotón que va en la parte baja de la carrera. Si bien es el mayor territorio, es también la zona menos poblada de Colombia. El escalafón 2015 demuestra que los departamentos más poblados obtienen mejores resultados en los factores que sirven para medir la competitividad.
No deja de llamar la atención lo que sucede con los Llanos Orientales, especialmente con la Orinoquia, región con un gran potencial agrícola que podría disparar su desarrollo. Hasta hace poco, la altillanura era vista como el futuro cerrado colombiano, donde se ubicaría la gran despensa alimentaria del país, lo que desafortunadamente se quedó en un buen propósito.
Meta, con 49 puntos, ocupa el primer lugar de la región llanera en el escalafón. La Cepal lo incluye en el grupo de los emergentes que pedalean fuerte pero no les alcanza para ganar posiciones. En el corto plazo, gana en temas de infraestructura, capital humano e instituciones. En el largo, también muestra avances en su fortaleza económica, principalmente impulsado por los años del boom petrolero.
Casanare, por su parte, encabeza un lote situado en la parte media baja de la tabla. Aunque es un departamento muy heterogéneo, en conjunto presenta debilidad en materia económica, aunque en el corto plazo logra mejoras en infraestructura, innovación y en capital humano.
En los últimos años (2012-2015), Caquetá es el único departamento que pierde un nivel de competitividad, y entre los coleros rezagados se quedan Arauca y Vichada.
Mucho por hacer
Si algo pesa cada vez más en la competitividad es el llamado capital humano. Esto hace referencia a la educación, la salud, las habilidades y competencias, la población y el género. En este tema hay enormes diferencias entre los departamentos. Según la Cepal, las ventajas competitivas de la región capital (Cundinamarca/Bogotá) han conservado la misma distancia frente a los demás departamentos. Es muy difícil para el resto alcanzar su puntaje. Chocó y Santander muestran impulsos recientes. El primero recupera y gana un nivel, y el segundo, que era de los coleros, empieza a subir posiciones.
Grandes progresos
La fortaleza de la economía, donde se mide tamaño del mercado, estructura productiva y social, comercio exterior, servicios financieros y negocios, es otro factor que impacta la competitividad. En este aspecto hay numerosos progresos. En el corto plazo Antioquia, Bolívar, Caldas, Meta y Norte de Santander se estabilizan y aseguran sus ganancias anteriores. Los rezagos de Chocó son tan grandes que sus avances han sido impulsos poco efectivos.
Tendencias
Distancias abismales
Ciencia, tecnología e innovación crecen en importancia en la competitividad. En este punto, el mejor desempeño se concentra en los departamentos líderes del escalafón, y los coleros tienen que hacer esfuerzos sobrehumanos. Los estancados son Chocó, aunque también se recupera recientemente al ganar un nivel frente a la configuración anterior, y Cauca, que se estabiliza. Los departamentos perdedores en el largo plazo son Sucre y La Guajira.
Se acercan los competidores
La infraestructura vial y de las TIC, la accesibilidad a puertos y aeropuertos, los servicios básicos domiciliarios y la infraestructura social son factores claves en la competitividad. En este punto, hay bastante homogeneidad en el país, pero los departamentos coleros tienen que hacer más esfuerzo. Caldas emerge y gana posiciones. Como resultado, es hoy el primer departamento líder en infraestructura con 73,4 puntos. Los estancados son Norte de Santander, Antioquia, Tolima, Quindío y La Guajira.
Antioquia asume la punta
Las instituciones, gestión y finanzas públicas son las variables donde hay menor desigualdad en Colombia. Un escalafón exclusivo para este tema muestra a Antioquia adelante con 84 puntos sobre 100. Trece departamentos ganan en el largo plazo: Risaralda, Santander, Boyacá, Meta, Caldas, Tolima, Antioquia, Quindío, Huila, Valle del Cauca, Norte de Santander, Cauca y La Guajira. Mientras tanto, Chocó, Sucre, Bolívar y la región Cundinamarca/ Bogotá pierden en el largo plazo. Sucre muestra signos recientes de recuperación, mientras que Bolívar se estabiliza.