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Ruth Prestan | Foto: Ingrid Lloreda / http://elafrobogotano.com.co/

SECUESTRO

“Le pido al presidente que se ponga la mano en el corazón”

Desde Acandí (Chocó), Ruth Prestan pide ayuda urgente para que alguien se interese en la suerte de su hijo Édgar Torres, secuestrado por el ELN hace tres años en Chocó.

12 de julio de 2016

Acandí es un municipio al norte de Chocó con seis o siete calles principales pavimentadas y el resto destapadas, como la que lleva a los viajeros al aeropuerto local.

Los lugareños se transportan en coches halados por caballos y las denominadas rapimotos. Hay un hospital de segundo nivel, una notaría, una oficina del Banco Agrario y un inmenso mar como presentación. En la zona queda el mayor sitio de desove de tortugas Caná, así como también se ha convertido en el paso de migrantes ilegales hacia Panamá, que van rumbo a EE. UU.

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Desde ese sitio, que los chocoanos consideran un orgullo por su belleza, lanza un grito desesperado Ruth Prestan Carrascal, la madre del médico Édgar Torres, quien desde el 3 de septiembre del 2013 se encuentra secuestrado por el ELN.

Su caso, que había permanecido en el completo anonimato, vio la luz el fin de semana pasado, después de que la periodista Salud Hernández lo retrató en su columna del diario El Tiempo y pidió que el Gobierno se interesara por los secuestros cometidos por esa guerrilla.

Ella contestó la entrevista de Semana.com desde su humilde vivienda en esa zona apartada del país. Ruth dice que a ella le contaron que a su hijo lo secuestraron en el corregimiento de Palestina, municipio del Bajo San Juan (Chocó), donde trabajaba como médico rural. Que tres hombres hablaron con él en ese sitio y le pidieron que se fuera con ellos. Desde entonces no se sabe nada sobre su paradero.

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“Nadie me ha dicho nada. He ido, como he podido a la Defensoría, la Fiscalía, la Personería y el Gaula, nadie me explica nada. El ELN no dice nada y nunca me han explicado por qué lo secuestraron”, dice en medio del llanto.

Ruth Prestan Carrascal, madre de Edgar Torres. Foto: Ingrid Lloreda / http://elafrobogotano.com.co/

Esta madre explica que Édgar, el menor de los cinco hijos, es su mayor orgullo. Lo educó a punta de vender tamales, chorizo y otros productos. Con mucho esfuerzo logró mandarlo a Cartagena para que estudiara Medicina en la Universidad Rafael Núñez. Escogieron esa ciudad porque allá vivía su hermana, que podía darle hospedaje a Édgar. Dice que era tanta la falta de recursos, que el joven duró cerca de 10 años en terminar la carrera porque había para unos semestres y para otros no.

Cuando faltaban cuatro semestres logró acceder a un crédito del Icetex. Y ya, cumplida la misión, regresó a Chocó para trabajar en un hospital, que era lo que soñaba. Lo empleó la Fundación Balboa y gracias a ella llegó hasta el Medio San Juan, donde poco tiempo después fue retenido. Allá, no quisieron reconocerle el sueldo de todo este tiempo en cautiverio. Le dijeron a Ruth que Édgar había abandonado el cargo y quizá no sabían, como muchos en este país, que el médico estaba secuestrado.

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Ruth tiene 59 años pero dice sentirse de 70 y se queja de que nadie del Gobierno se haya interesado por su caso. “Sólo me han llamado los periodistas y el Gaula cuando el tema aparece en algún medio”, dice entre sollozos. “Ningún ministro de Defensa me ha llamado en estos tres años, ni el presidente, ni el gobernador, nadie. Sola, aquí llorando he vivido esta pena”. Sus lamentos se oyen en ese lugar rodeado de mar y playas. Pero en la capital del país, donde está el poder central, pocos se interesan.

“Lo único que quiero es ver a mi hijo. Le digo al presidente que se ponga la mano en el corazón. Que él tiene hijos y le pregunto cómo se sentiría si a un hijo suyo lo secuestraran. El Gobierno sólo tiene prioridad para soldados y otras personas importantes. Pero los humildes poco importamos”, añade la mujer.

Ruth le implora el ELN que le devuelva a su hijo a quien educó con todo el sacrificio. Dice que Édgar es su razón de ser, su vida. “Lloro pensando en mi negro bello. Ese hijo es mi vida. Es mi razón de vivir”, concluye.

Édgar Torres, es uno de los tantos secuestrados que tiene en su poder el ELN. En Chocó también mantiene retenido al excongresista Odín Sánchez Montes de Oca, quien hace pocos meses decidió canjearse por su hermano Patrocinio, quien estuvo dos años y nueve meses de secuestro y fue liberado en penosas condiciones de salud.

Hoy, algo recuperado, Patrocinio, en entrevista con Caracol Radio, confesó que no puede ser hipócrita con los colombianos y después de pensarlo y analizarlo no ve problema en confirmar que la guerrilla del ELN le exige a su familia 3.000 millones de pesos para la liberación de Odín Sánchez.

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Mientras el Gobierno toma medidas y el ELN, que anunció diálogos con el Gobierno, no da el brazo a torcer en el caso de los secuestrados, doña Ruth –como la llaman en Acandí– continúa pidiendo a gritos la liberación de su hijo. Lo hace desde su casa de dos habitaciones y piso de baldosín que hacen parte de las viviendas que componen la zona rosa del municipio costero. Y como lo constató un reportero del Afrobogotano, pide desde una hamaca “mirando al cielo como si leyera entre las nubes, noticias que pongan fin al martirio desde que secuestraron a su hijo”.