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| Foto: Tadeo Martínez / SEMANA

SALUD PÚBLICA

Estudio respalda a MinSalud en casos de El Carmen de Bolívar

Un investigador independiente extranjero concluyó que los casos se deben a una respuesta psicológica masiva.

2 de septiembre de 2014

Este martes el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, publicó en su perfil de Twitter los resultados de un análisis independiente acerca de los casos de 300 jóvenes en El Carmen de Bolívar (Bolívar) que han presentado síntomas diversos y que sus padres atribuyen la aplicación de la vacuna Gardasil contra el virus del papiloma humano (VPH), que produce cáncer de cuello uterino.

“Nos permitimos presentarle nuestro análisis del caso del Carmen de Bolívar, basado en: Primero, la información recibida. Segundo, en la evidencia científica disponible sobre situaciones similares. Tercero, nuestra experiencia en el campo del presíncope y síncope masivo relacionado con situaciones de estrés, temor colectivo, situaciones similares disparadas por vacunaciones de diferentes tipos, actividades religiosas y conciertos”, reza el reporte.

La Clínica Mayo (EE. UU.) define el síncope como la pérdida del conocimiento y el tono postural secundario a una disminución global del flujo sanguíneo en el cerebro (a diferencia de la isquemia, que se limita a un área), que tiene cuatro características: es transitorio, de inicio rápido, de corta duración y, una vez pasado el episodio, el paciente recupera sus funciones neurológicas y motoras.

El análisis presentado por Gaviria estuvo a cargo del doctor Iván Mendoza B., director asociado del Departamento de Electrofisiología del Jackson Memorial Hospital, en Miami (EE. UU.), e indica que “coincide plenamente en lo planteado por el Ministerio”.

El reporte indica que en los eventos estudiados no hallaron “relaciones con la vacuna ni intoxicaciones”, es decir, que un vínculo entre la vacuna y elementos tóxicos que causen la sintomatología de las menores.

Por otro lado, el informe indica que el factor psicológico es predominante en los casos presentados en el municipio bolivarense. “Se trata de una respuesta psicogénica masiva, presíncope (síntomas que preceden al desmayo) y síncope psicogénico masivo”.

Estas conclusiones se fundamentan en los siguientes aspectos, según Mendoza:

  1. Ausencia de hallazgos al momento del examen de causa/enfermedad orgánica.
  2. Ningún caso ha estado en peligro de muerte.
  3. Morbilidad benigna.
  4. Ausencia de mortalidad.
  5. Rápida diseminación.
  6. Remisión rápida.
  7. Ausencia de manifestaciones en otras escuelas con niñas vacunadas.
  8. Presencia de síntomas en niñas no vacunadas.
  9. Estado de ansiedad, pánico, temor colectivo acentuado en un ambiente hospitalario sumamente congestionado al comienzo, lo cual fue rápidamente resuelto.
  10. Acentuación de los síntomas al llegar al centro hospitalario.
  11. Al disparase la constelación bizarra de síntomas con período de incubación muy corto.

Para concluir, el especialista recomienda realizar un “seguimiento a través de una red psicológica y social, dirigida a niños, familiares, (la) comunidad escolar, la población y (los) medios de comunicación”.

Sin plomo

Este diagnóstico, ya presentado por el Gobierno y los especialistas (toxicólogos, pediatras y psiquiatras) del Hospital San José Infantil de Bogotá, en conjunto con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), no satisface a los padres de familia de El Carmen de Bolívar, algunos de los cuales han tenido que cargar a sus hijas a pie desde las veredas donde residen hasta los centros de salud.

En las últimas semanas, la comunidad exige la presencia del ministro Gaviria, quien irá este miércoles al municipio. Adicionalmente, este martes unas 400 personas protestan en las calles del municipio gritando arengas y llevando consignas contra el funcionario.

A pesar del aval de la comunidad científica y las campañas masivas que se han llevado a cabo en otros países, la vacuna aún genera controversia.

Ante el hallazgo de concentraciones elevadas de plomo en la sangre de dos de las menores evaluadas, el El Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) analizó en su laboratorio los lotes de la vacuna Gardasil utilizados en la campaña de vacunación y descartó la presencia de este metal.

“El Invima da un parte de tranquilidad frente a los resultados de la vacuna”, informó la entidad en un comunicado.

El Instituto utilizó la tecnología ICP masas, que cuantifica hasta una millonésima de miligramo de plomo en los 0,5 mililitros de la vacuna contra el papiloma humano, equivalente a la dosis administrada.

“De acuerdo con lo anterior, los resultados analíticos descartan la presencia de plomo en la VPH, por lo tanto, también se descarta la posibilidad de que los síntomas presentados por niñas y adolescentes sean atribuibles a la vacuna”, comunicó el Instituto.

El viceministro de Salud, Fernando Ruiz, le dijo a Semana.com que la intoxicación proviene de una chatarrería donde las menores, que son hermanas, residen.

“No presentan evidencia”

Otro cuestionamiento que realizan los detractores del Gardasil es su contenido de aluminio, elemento para el que dio positivo una de las 300 pequeñas que han consultado al servicio hospitalario del municipio. Al respecto, Ruiz asevera que “es imposible que sea por la vacuna porque los niveles son menores que lo que uno consume en la ingesta” de alimentos. Así mismo, el viceministro recuerda que este municipio carece de un acceso adecuado al agua potable y al alcantarillado, lo cual es fuente de múltiples contaminantes.

Algunos voceros de los grupos antivacunas manifiestan que el aluminio puede generar reacciones inmunes que lleven a enfermedades como el Guillain-Barré, un síndrome neurológico que culmina en parálisis. Sin embargo, Ruiz argumenta que “la causa de esta enfermedad es desconocida y se le han atribuido varias, pero ninguna está comprobada”.

También han circulado versiones de que otros países, como Japón y Francia, han prohibido la vacuna por los efectos adversos que se le adjudican, pero el funcionario asegura que esto no es cierto. “Japón la suspendió transitoriamente y Francia ahora está vacunando como los demás países”.

“(Los grupos antivacunas) hablan desde su percepción, pero no presentan la primera evidencia científica y técnica de lo que dicen. Por ejemplo, aseguran que la vacuna no cura todas las cepas (de papiloma), lo cual es totalmente cierto porque ninguna vacuna cura, sino que previene. Las cepas contra las que protege (el Gardasil) no son las más frecuentes, pero causan el 70 % de los cánceres (de cuello uterino). Además, ofrece protección cruzada contra otras cepas y contra el cáncer de pene en los hombres, el cáncer anorrectal y las verrugas genitales”, explica el viceministro.

La endocrinóloga Carme Valls Llobet dijo en entrevista con El Espectador que los supuestos efectos adversos de la vacuna se presentan entre uno y seis meses después de su aplicación. Al respecto, Ruiz asegura que "los efectos agudos se producen hasta diez días después, es decir, lo que tarda el cuerpo en eliminarla. Pero para que se presente un efecto secundario de forma crónica es necesario que una toxina se administre de manera continuada, como en los casos de alguien que consume agua contaminada con plomo, por ejemplo”.