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El senador del Polo Jorge Robledo (izq.) y presidenta del partido, Clara López (der.), están distanciados tras la polémica. | Foto: Archivo SEMANA

POLÍTICA

El dolor que invade a Clara López

La presidenta del Polo se declara víctima de un juego sucio de manos de Jorge Robledo, que el senador niega.

17 de junio de 2014

Aunque Clara López asegura que en política “heridas graves nunca existen”, confiesa que siente un “dolor muy grande” por los episodios que se generaron al interior del Polo Democrático, partido que preside, a raíz de las elecciones presidenciales y especialmente por la decisión que ella adoptó de cara a la segunda vuelta.

Clara, después de haber sacado casi dos millones de votos, decidió, a título personal, apoyar al presidente-candidato, Juan Manuel Santos. Y no sólo anunció en público su voto por el presidente, sino que se sumó como un integrante más de la campaña reeleccionista.

Pero esa decisión le costó, como ella dice, varios ataques que fueron lanzados desde su propio partido. Y no tiene dudas en señalar a Jorge Robledo, el senador más votado del país, como el responsable de una especie de matoneo político que ha sufrido a través de las redes sociales y en las propias calles de Bogotá, su principal feudo electoral.

La presidenta del Polo advierte que así como ella hizo campaña por la paz y por el presidente Santos “sin atacar a nadie”, no pasó lo mismo con quienes asumieron otra postura en el marco de la decisión de libertad de conciencia asumida por el comité ejecutivo de la colectividad amarilla.

“Me asombra mucho –confesó Clara en Blu Radio- que el senador Robledo me ha retado a una pelea y se dedicó a repartir una hojita amarilla no a favor del voto en blanco, como fue su decisión, sino en contra de mi decisión”. López se refiere a los numerosos panfletos que se entregaron en varios sectores de la ciudad con el eslogan “Clara miente”, y a los mensajes que abundan en redes sociales en los que la tildan como vendida al presidente Santos. “Eso no es juego limpio”, dice Clara en alusión a “Robledo y sus seguidores”.

Pero el senador Jorge Robledo rechaza las insinuaciones de Clara López y asegura que lo único que hizo fue repartir la misma carta que le dirigió y que hizo pública luego de que anunció su voto a favor de Santos, pero sobre todo la aparición de comerciales y la presencia en la plaza pública de la dirigente, que, a juicio de Robledo, enviaron un mensaje de confusión al país en el sentido de que el respaldo de Clara no era personal sino institucional y comprometía al Polo Democrático.

“Lo que sucedió fue que en el Polo se estableció la posibilidad del voto a conciencia, en buena medida para que ella pudiera respaldar a Juan Manuel Santos”, recordó el senador.

“Pero la manera como Clara López hizo eso creó una confusión descomunal en el país, era un respaldo a título personal, pero ella organizó las cosas para que no pareciera personal sino institucional. La presidenta del Polo, el único partido de oposición, de camisa amarilla al lado de Santos, también de camisa amarilla, utilizando los símbolos del Polo y levantando las manos, creó una confusión que le hizo mucho daño al partido. Eso cayó muy mal dentro de las mayorías del partido”, agregó.

Hoy las fisuras en el Polo, ese partido que nació en el 2005 con la idea de agrupar todas las tendencias de izquierda, parecen anticipar una nueva fractura. Y es que no es cualquier diferencia, pues la protagonizan la presidenta de la colectividad y el senador más influyente del partido.

Clara y Robledo habían aguantado juntos la más reciente división, precisamente la que se generó después de la escandalosa administración de Samuel Moreno en Bogotá que precipitó que Gustavo Petro renunciara al partido.

Ambos mantuvieron vivo el Polo en su labor de oposición y hace dos años protagonizaron un gesto de unidad al interior de la colectividad, cuando, con ocasión al Tercer Congreso del Polo, Robledo renunció a ser candidato presidencial y postuló a Clara López para enfrentar la reelección de Santos, la cual, en buena parte, tuvo éxito gracias a las adhesiones que pudo sumar el presidente, una de ellas la de Clara López.