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| Foto: Fotomontaje SEMANA

POLÍTICA

Claudia López: de crítica a impulsora de la reactivación económica

De manera sorpresiva, la alcaldesa de Bogotá anunció que busca que el Gobierno autorice el fin de las cuarentenas en la ciudad desde este jueves. ¿Qué hay en el fondo de este cambio de parecer?  

24 de agosto de 2020

Desde que inició la pandemia, la alcaldesa Claudia López planteó un choque conceptual con el presidente Iván Duque a la hora de abordar el complejo escenario del coronavirus en Bogotá.

Mientras la mandataria insistía una y otra vez en cuarentenas restrictivas y en posponer la reapertura económica hasta que el virus estuviera relativamente bajo control, el presidente proponía un equilibrio entre proteger la vida y, al mismo tiempo, las empresas.

En medio de esa tensión, la alcaldesa criticó permanentemente los decretos con los cuales el Gobierno daba vía libre a la reactivación paulatina de la economía, pues señalaba que eso implicaba tener más personas en las calles y, por ende, aumentar el riesgo de los contagios.

“La prioridad de Duque es reactivar la economía, perdí esa discusión”, dijo la alcaldesa en mayo. Luego, debido a las constantes críticas de la mandataria, el presidente Iván Duque respondió: “Aquí nosotros no entramos a ese debate politiquero, demagogo, de tratar de contraponer la protección de la vida y la salud con el desarrollo económico y social porque eso es palabrería barata; hay que proteger la vida y la salud porque sin estas no tenemos desarrollo empresarial y social”.

Este lunes, sorpresivamente, la alcaldesa dio un giro en su discurso que la pone ahora más cerca de la tesis del presidente Duque. La mandataria anunció que le va a solicitar una autorización al Ministerio de Salud para que todas las cuarentenas sectorizadas vigentes en Bogotá terminen este jueves.

Su explicación tiene que ver con que la ocupación de las UCI bajó al 77 por ciento y la de los hospitales al 74 por ciento. Como no se había visto hasta ahora, la alcaldesa dijo que es partidaria de que “empiece la nueva realidad”.

“Donde podemos trabajar, socializar y estudiar si cumplimos autocuidado y horarios”, aseguró en su cuenta en Twitter.

Además de ese diagnóstico que soporta su cambio de parecer, la economía bogotana agoniza y no aguanta más restricciones. La alcaldesa ha venido recibiendo información en ese sentido y, por tal motivo, ha revisado su estrategia de ordenar más cuarentenas, tal como había sido su tendencia hasta ahora.

De hecho, Chapinero, una de las localidades que concentra la mayor actividad comercial de Bogotá, tiene vigente actualmente una cuarentena estricta, en la que solo se pueden abrir comercios para la venta de artículos de primera necesidad.

Las otras zonas con idénticas restricciones son Usaquén, Santa Fe, La Candelaria y Teusaquillo. Aunque Puente Aranda y Antonio Nariño también estaban en cuarentena, la Alcaldía levantó la medida desde este martes. Si el Ministerio de Salud da vía libre, el jueves habría un regreso a la "nueva normalidad en Bogotá".

Pero los ciudadanos se encontrarán con una debacle de la economía que es alarmante. El Dane reveló que la tasa de desempleo en la capital del país pasó del 14,5 al 23,6 por ciento en junio, con la pérdida de un millón de empleos. Se trata del peor indicador de desempleo que haya registrado Bogotá en su historia reciente. En ese sentido, no hay auxilio ni crédito que alcance para intentar contener los devastadores efectos del encierro.

Adicional a ello, la estrategia del acordeón (cerrar y abrir la economía, dependiendo del avance del virus) ha tenido un profundo impacto negativo para el comercio y a diario se conocen cierres de todo tipo de empresas y negocios en Bogotá. Por ejemplo, todos los días restaurantes y bares deben cerrar sus puertas debido a que no hay flujo de caja para sostener su operación. 

En algunos sectores populares, durante sus recorridos, la alcaldes también han notado que los trapos rojos (usados en los hogares para clamar por ayudas humanitarias) son muy frecuentes, lo que refleja el drama que viven millones de hogares. 

El presidente de Fenalco Bogotá, Juan Esteban Orrego, había señalado recientemente “que las medidas restrictivas al comercio solo terminan fortaleciendo a la informalidad, que sin acatar protocolos de bioseguridad siguen siendo foco de contagio, mientras que más empleos formales se pierden”.

El impacto económico del coronavirus en la ciudad se siente en el Producto Interno Bruto (PIB) del país, pues Bogotá jalona casi el 27 por ciento de la economía nacional.

La alcaldesa también moderó su intención de seguir con el cierre del aeropuerto El Dorado. Hace una semana se mostró a favor de autorizar 14 rutas nacionales, cuando en el pasado señalaba enfáticamente que el aeropuerto no podía ser reabierto.

Eso quiere decir que la cruda realidad de la economía se impuso al criterio eminentemente sanitario que venía manejando Claudia López, quien ahora deberá mantener un equilibrio entre ambas variables.

Sin embargo, en la reapertura no hay que bajar la guardia. Lo que está mostrando la realidad en España, por ejemplo, es que la reactivación debe ser prudente, gradual, con capacidad de testeo rápido, masivo y aislamiento de los casos positivos y sospechosos de covid-19.