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| Foto: Fotomontaje SEMANA

ELECCIONES 2018

Un presidente de la Cámara pone en aprietos a un presidente de la república, parte II

Si Germán Varón fue el dolor de cabeza para Álvaro Uribe en 2009, Rodrigo Lara es la piedra en el zapato de Juan Manuel Santos. Una historia de coincidencias: dos presidentes de la Cámara, dos congresistas de Cambio Radical, dos alfiles de Vargas Lleras, dos plenarias a la media noche.

28 de octubre de 2017

Hay veces en que la historia se repite. El 20 de julio de 2008, el bogotano Germán Varón se posesionó como presidente de la Cámara de Representantes. Había sido elegido por un  acuerdo previo entre los partidos de la coalición que apoyaba al Gobierno de Álvaro Uribe, de la que Cambio Radical hacía parte desde que el antioqueño se puso por primera vez la banda presidencial.

Por esos días el Congreso era permanente noticia porque andaba ocupado en el trámite de un proyecto que empezó a dividir al país. Con el respaldo de cinco millones de firmas, se había presentado un proyecto para convocar un referendo para la segunda reelección de Álvaro Uribe. Varón fue el encargado de recibir el proyecto.

Germán Vargas Lleras, el jefe de la bancada de Cambio Radical, había renunciado a su curul en el Senado a principios de ese año. Se fue a estudiar a España, a preparar su candidatura presidencial, pues se disputaba el guiño de Uribe para sucederlo en la Casa de Nariño. Su lugar fue ocupado por el joven Rodrigo Lara Restrepo, hijo del asesinado ministro Rodrigo Lara Bonilla, y quien será protagonista de esta historia.

El referendo reeleccionista fue acompañado por fervor por el uribismo, que en esa época lo conformaban la U, los conservadores, y los vargaslleristas, pero estos últimos sabían que de aprobarse, las aspiraciones de su jefe político se tendrían que aplazar.

Mientras tanto, Juan Manuel Santos, fundador de la U, había renunciado al ministerio de Defensa, pues también aspiraba al guiño de Uribe. Por los lados de los conservadores, Andrés Felipe Arias era otro que hacía fila. Tanto Santos como Arias aguardaban la suerte del referendo. Si el Congreso lo aprobaba, apoyarían la segunda reelección de Uribe; de no hacerlo, serían candidatos presidenciales.

Uribe, no se pronunciaba en público. “Reelección solo si hay hecatombe” fue la única referencia. Sin embargo su ministro del Interior, Fabio Valencia Cossio, tenía la instrucción de cambiar de nuevo la Constitución para permitirle un tercer mandato.

No contaba el Gobierno con que el que parecía ser su aliado, Germán Varón, se convertiría en la piedra en el camino. El entonces presidente de la Cámara, atendiendo más las instrucciones de Vargas Lleras que de Uribe, se entretuvo en ponerle obstáculos al referendo. No incluía el proyecto en la agenda, prolongaba los debates, levantaba las sesiones. En público, Cambio Radical  no se oponía al referendo, en privado hacía todo para que no se aprobara.

Tanto que el proyecto fue aprobado en la Cámara en sesiones extraordinarias, en una plenaria que se inició a las 00:05 del 17 de diciembre del 2008.

Al año siguiente, Varón, a quien Uribe había tildado de “manzanillo con cuello perfumado”,  fue acusado de perder toda objetividad frente al referendo y se declaró en oposición al proyecto, como la mayoría de la bancada de Cambio Radical. Tras siete años al lado de Uribe, el partido Vargas Lleras se alejaba del Gobierno. Como consecuencia, les quitaron los cargos que tenían en el gabinete.

Pese a que el Congreso finalmente aprobó la reelección, Varón fue clave para que la Corte Constitucional tumbara el referendo, entre otras tras descubrir vicios en su trámite, especialmente en la Cámara de Representantes, la que presidía Varón.

En consecuencia, Vargas Lleras fue candidato presidencial, Juan Manuel Santos se ganó el guiño de Uribe, luego de que Andrés Felipe Arias perdiera la consulta conservadora.

La historia se repite. El 20 de julio de 2017 Rodrigo Lara Restrepo se posesionó como presidente de la Cámara. También, producto de los acuerdos de los partidos de la Unidad Nacional que respaldó la reelección de Santos.

Guillermo Rivera, ministro del Interior, se mostró convencido de que quien había debutado en la política en reemplazo de Vargas Lleras, sería un aliado para la implementación de los acuerdos de paz con las Farc, el principal reto que tenía el Congreso.

Poco tiempo pasó para darse cuenta de lo contrario. Cambio Radical anunció que no votaría la jurisdicción especial de paz. El presidente Santos respondió quitándoles el ministerio de Vivienda, el que había liderado Vargas Lleras desde el 2011. Tras siete años de aliado, Cambio Radical pasaba a la orilla de la oposición.

Vargas Lleras había renunciado a la vicepresidencia de la república, y ya recogía firmas para inscribirse como candidato presidencial.

Entre tanto, a la Cámara de Representantes llegaba la reforma política, y Rodrigo Lara empezaba a ser señalado de torpedear  la reforma política. Pasaban días, semanas, sesiones plenarias y el proyecto o no se agendaba o no se discutía. Lara sugería señalar como culpables a los congresistas del Gobierno, que no completaban el quorum."Los acuerdos son para cumplirlos señor Rodrigo Lara", le dijo en Santos en un llamado de atención en público.  

Como la reforma política plantea cambios en las reglas de juego para las elecciones del 2018, una treintena de congresistas ha dicho que Lara atiende las instrucciones de Vargas Lleras para que el proyecto no vaya a perjudicar sus aspiraciones políticas. La controversia de Cambio Radical con el Gobierno se concentra en la posibilidad de que los partidos políticos hagan coaliciones.

En un análisis de la Lasillavacía.com, Lara tendría una “teoría de la conspiración”, y es que si se aprueba el proyecto la U y los liberales, de un lado, y lo que el representante denomina la coalición de Sergio Fajardo, Juan Fernando Cristo, Claudia López, Gustavo Petro y las Farc, por el otro. Un escenario de esa naturaleza podría afectar a Cambio Radical que no tiene con quien hacer alianzas, y podría perjudicar al partido de Vargas Lleras.

La reforma estuvo a punto de naufragar esta semana, cuando Lara convocó la plenaria a las 00:05 del miércoles, también en una madrigada, como lo había hecho Varón hace nueve años. Fue cuando varios representantes se rebelaron al presidente de la Cámara que tuvo que levantar la sesión. La reforma política sigue en su jurisdicción, y así como sucedió con el referendo reeleccionista, otro presidente de la Cámara, otro congresista de Cambio Radical, se convierte en piedra en el camino de un presidente de la República. Si Germán Varón fue el dolor de cabeza de Álvaro Uribe, Rodrigo Lara Parece serlo para Juan Manuel Santos. En ambos casos, Vargas Lleras viendo los toros desde la barrera, y siguiendo con atención la faena de sus dos alfiles.