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Si movilizarse en carro es un caos en este momento en Bogotá y en otras ciudades, dentro de pocos años, de no hacerse nada, la situación empeorará dramáticamente. Las ciudades estarán atrapadas por el tránsito, con los enormes costos económicos que esto implica

TRANSPORTE.

Colombia al borde del colapso

Un reciente estudio hecho por reconocidos expertos muestra que con la actual infraestructura vial, el país infartará en menos de 10 años. El mototaxismo acabará con el transporte público en varias ciudades, en Bogotá será igual andar en carro que a pie, y la falta de buenas carreteras hacia los puertos será el mayor cuello de botella para el desarrollo del país.

8 de noviembre de 2008

Si hoy los colombianos se sienten atrapados en el tránsito de Bogotá o de Medellín o de Barranquilla, ni se imaginan el caos que les espera en los próximos 10 años. Y ni qué decir del desastre que se vislumbra para los empresarios que tengan que movilizar carga hacia los puertos. Con el aumento en el número de carros, motos y vehículos pesados, y la falta de vías, el país va, indefectiblemente, hacia la inmovilidad total.

Lo más paradójico de todo es que el crecimiento económico, que es el que ha generado el acelerado aumento del parque automotor, se frenará justamente cuando se infarten las ciudades por la mala movilidad. "Las ciudades se estancarán y caerán en una trampa de pobreza muy difícil de superar". Este panorama apocalíptico no es el guión de una mala película futurista, sino el resultado de un estudio sobre el 'Transporte como soporte al desarrollo del país', presentado por la Universidad de los Andes y cuyo grupo de investigadores lideró el ex director de Planeación Juan Carlos Echeverry.

Según el estudio, hoy la tasa de motorización vehicular (carros y motos por habitante) está creciendo fuertemente y seguirá haciéndolo en las próximas décadas. Actualmente, Colombia tiene menos de siete carros y cinco motos por cada 100 habitantes, una tasa baja en comparación con países de desarrollo similar. Mala noticia porque significa que pueden llegar más vehículos.

Un modelo utilizado por los autores del estudio muestra que en Colombia quien gana un millón de pesos está en capacidad de comprar moto y a partir de dos millones adquiere carro. Un umbral tan bajo para costear un vehículo particular explica por qué el número de carros se triplicará en los próximos 30 años, al pasar de tres millones a 10,4 millones. Entre tanto, el número de motos se multiplicará por 5,5 veces, de 2,3 millones actuales pasará a casi 13 millones.

"El mayor número de carros tendrá un impacto muy grande en el patrón de desarrollo de las ciudades, en su expansión, en el número y la longitud de los viajes, en el uso del transporte público, en la cantidad de vías que se requieren, en la congestión de las mismas, en la contaminación ambiental, en los niveles de accidentalidad y, en fin, en la calidad y la sostenibilidad de la vida urbana".

La capital de la República es el ejemplo más claro del caos que ya se vive y que empeorará. El Gran Bogotá (Bogotá D. C., Cajicá, Chía, Cota, Funza, La Calera, Madrid, Mosquera, Sibaté y Soacha) contará para el año 2020 con cerca de dos veces más de autos que hoy; en 2030, con tres veces más, y en 2040 tendrá 12 millones de carros.

Para acabar de complicar las cosas, por efecto del crecimiento económico la gente aumentará el número de viajes o desplazamientos durante un mismo día. Esto significa que las vías tendrán que atender una mayor demanda de vehículos. Y mientras más carros recorran las vías, menor será la velocidad a la que se ande y, en consecuencia, mayor el tiempo de viaje.

Para Bogotá, el estudio calcula que la velocidad promedio de circulación en algunos ejes de la ciudad se ubica actualmente entre 20 y 30 kilómetros por hora, en la hora pico de la mañana. Pero, eso es la Fórmula 1 cuando se mire lo que sucederá en menos de cinco años. En 2012 el impacto en la carrera séptima será para llorar. La velocidad promedio en horas pico será de siete kilómetros por hora, similar para el resto de las vías. Es casi como andar a pie.

En las otras ciudades del país el panorama no es mejor. En Medellín y en Barranquilla, por ejemplo, se prevé, en 30 años, un crecimiento de cuatro veces el actual parque automotor. Cali, Bucaramanga y Pereira tendrán un crecimiento menor.

Pero el mayor dolor de cabeza, que vendrá por cuenta del número de motos, se alcanzará en corto tiempo. El número de motos está creciendo más rápidamente que el de carros. Colombia es el segundo país de la región, después de Brasil, en ensamblaje de motos. Se producen cerca de 450.000 unidades y se exporta el 7 por ciento. Hay ciudades que tendrán una situación crítica. Barranquilla tendrá 300.000 motos en 30 años. El protagonismo de la moto en las ciudades intermedias está acabando con el transporte público. Por ejemplo, en Sucre, en 2003 había 260 vehículos de transporte público, en 2004 bajó a 241 y en 2007 a 180. En contraste, las motos crecen a pasos gigantescos. En 2003 había 1.724 y en 2007 subió a 9.705. No es un secreto que la moto es más contaminante por personas transportadas que un vehículo. El mototaxismo es un peligro en materia de seguridad y, además, es excluyente con los niños, ancianos y discapacitados. "La moto es una opción viable si se usa para una persona, no como un transporte público".

Ahora bien, el problema no es sólo que más colombianos quieran tener vehículo particular. El lío también está en la falta de vías y su nefasto mantenimiento. Definitivamente no hay calles -y las que hay en pésimo estado- para tantos autos en Colombia.

Por ejemplo, Bogotá tiene 15.600 kilómetros de malla vial, lo que equivale a tener 0,0156 kilómetros-carril por auto. Aunque esta es una relación similar a Londres, que tiene 40.000 kilómetros de vías para un indicador de 0,0153 kilómetros por vehículo, la diferencia con la capital de la República es de aquí a la luna. El estado de la malla vial bogotana es pésimo y la calidad de la señalización y semaforización es deficiente.

El 46 por ciento de la malla vial de Bogotá está en mal estado; el 18 por ciento, en regular estado, y sólo el 36 por ciento, en buen estado. Es decir que más de la mitad de las vías son un desastre. Para poner en condiciones óptimas las vías de la capital de la República se requiere invertir en la próxima década, 2,5 billones de pesos por año y luego, para asegurar su mantenimiento, hay que hacer inversiones de 1,9 billones anuales en forma permanente. "Ante la magnitud de los recursos faltantes únicamente para mantener la malla vial en un estado adecuado, el sistema vial estará cada año más deteriorado. La situación de Bogotá no es muy diferente de las otras ciudades colombianas".

Pero si en las ciudades llueve en materia de movilidad, por el resto de carreteras del país no escampa. Colombia tiene un grave atraso en infraestructura terrestre. La mayor parte de las carreteras nacionales están constituidas por calzadas sencillas direccionales, donde el impacto sobre el tránsito es significativo.

La importancia del transporte de carga por carretera es innegable. Cerca del 85 por ciento del movimiento de la carga se hace por carreteras. El problema se agrava si se tiene en cuenta que la mayor parte del movimiento de carga se hace en camiones de cinco y más ejes, que por su tamaño son lentos y pesados. Y eso tiene dos efectos directos. Dificulta el tránsito y acaba más rápidamente las vías. Los vehículos pesados (buses y camiones) representan el 40 por ciento del tránsito de las carreteras nacionales, y los livianos, el 60 por ciento. Carros pesados en vías sencillas, como es el caso de Colombia, es el coctel perfecto del caos.

Definitivamente, el país no sólo se enfrenta a una geografía accidentada, sino que tiene que romper el cuello de botella que impide que se avance en productividad y competitividad internacional. El ex director de Planeación Juan Carlos Echeverry dice que es posible romperlo, y que no hay otro camino que intentarlo, porque, de lo contrario, será todo el país el que tendrá tan mala calidad de vida, que no habrá para dónde coger.