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Andrés González. | Foto: Flickr OEA

DIPLOMACIA

Colombia pide cumbre de cancilleres en la OEA a la mayor brevedad

Vehemente defensa de los derechos de los colombianos hizo el embajador: “América no puede quedarse callada”, dijo al pedir a los países romper su silencio.

31 de agosto de 2015

Colombia denunció en la Organización de Estados Americanos (OEA) la grave violación a los derechos humanos contra cerca de 7.000 colombianos deportados de Venezuela. El embajador Andrés González describió ante los demás embajadores del organismo internacional lo que calificó como una grave crisis humanitaria que actualmente se está viviendo en la frontera.

González, en un emotivo pronunciamiento, exigió a la OEA un urgente pronunciamiento. Pidió convocar a una cumbre de cancilleres, a la mayor brevedad, para que todos los países del organismo, con su voz, coadyuven a encontrar una salida a la tragedia que viven miles de colombianos y venezolanos por el cierre de la frontera, y por la expulsión arbitraria de los colombianos, la mayoría indocumentados.

“¿Podremos ser indiferentes, mantenernos en silencio ante una situación de esta índole? ¿Podrá la OEA, y todos los países, mantenerse al margen? No lo creemos los colombianos”, cuestionó González. El embajador de Colombia pidió ese pronunciamiento tras detallar lo que ha sucedido en la última semana en la frontera: “deportaciones colectivas de migrantes colombianos, no menos 1.088 atendidas en albergues; entre ellos 244 niños y niñas, adultos mayores, mujeres con niños en brazos… ¿Podremos mantenernos silenciosos? ¡No!”

“Las cifras son aún mayores -dijo González-. Las más limitadas nos señalan 7.000 seres humanos que han llegado afanosamente a la frontera, recorriendo trochas y caminos para encontrar una mínima custodia y seguridad. Lo que pedimos es elemental. No se ajusta al derecho internacional las deportaciones colectivas”.

También exigió respeto a la dignidad de los colombianos; pidió que se les respete el debido proceso y se adelanten las deportaciones de ilegales conforme a la ley y a los estándares internacionales. “Pero no puede ser el golpe en una puerta el que notifique a una familia humilde a abandonar, agarrar un colchón al hombro, o un refrigerador. Eso no es debido proceso. Clamamos a la Comunidad Internacional para que se garantice el debido proceso de esos seres humanos absolutamente respetables”.

“Somos dos países unidos desde siempre. Casi no existe ninguna familia colombiana que no tenga parientes venezolanos y viceversa. Han crecido personas de uno y otro lado ¿Podemos cortar esas familias, los niños de un lado, la abuela del otro, el esposo de una nacionalidad, la esposa de la otra. Se debe garantizar la unidad familiar, y el respeto a los sagrados derechos de los niños. Hay mamás que hoy no pueden cerrar los ojos, están de alguna manera del momento para buscar camino, con esa zozobra de un golpe en la puerta. Esa no es América”, dijo González.

El embajador colombiano puso de presente que la mayoría de colombianos deportados llegaron a Venezuela por la “invitación del presidente Hugo Chávez a un sinnúmero de colombianos a instalarse, porque les ofrecía cosas amables, generosas, siempre de buena voluntad. “El derecho a la propiedad, quizá no es el más importante, pero a esas familias sí que lo es todo sus ranchitos, sus tierras, sus marranos. Pero sus casas marcadas con la D de destrucción. (…) La letra D está tatuada con dolor en nuestras almas, es desolación”.

González señaló que la vulneración de la crisis humanitaria de la frontera no es un asunto exclusivo de los dos países sino que es un asunto que compete a todo el mundo, y en particular al continente. “Los derechos humanos no comienzan en Colombia o en Panamá y terminan en la Patagonia. Existen en todo el continente, por eso es indispensable conocer la voz de nuestroCcaribe, es fundamental escuchar la voz de nuestros hermanos de América del sur, del norte. Es un tema global, trascendente,…”. El embajador se preguntó en la reunión de la OEA: ¿Cuánto nos vamos a demorar? ¿Cómo es que marca ese taxímetro de derechos humanos, cuanto tenemos que esperar mil seres humanos, 7.000?”.

Por eso planteó “una reunión, lo más breve posible para tomar medidas con el concurso de todos ustedes. Podemos acordar las fechas más favorables. Lo importante es una reunión de nuestros ministros y ministras, una reunión de construcción positiva para resolver esta situación”.

El embajador de Colombia admitió que hay problemas “obvios” en la frontera. Dijo que el contrabando se suscita por las diferencias de los precios a lado y lado de la frontera. “Pero eso se resuelve con medidas y políticas comunes, pero la fórmula no es atropellando”.

Se refirió a las reuniones en las que las autoridades venezolanas les incumplieron a las colombianas para estudiar medidas comunes, las cuales calificó de indispensables.

Igualmente mencionó que otro de los problemas, el narcotráfico, es un mal que agobia a todo el continente y al mundo entero. Hay cabezas de carteles en Colombia y cabezas en Venezuela, lo que se trata es, unidos como países, de enfrentarlas”.

Tras la denuncia de Colombia, el embajador de Venezuela, Roy Chaderton, se defendió con el argumento de que la migración de colombianos a Venezuela ha sido consecuencia del paramilitarismo y el conflicto armado. Insistió en una reunión entre los presidentes Nicolás Maduro y Juan Manuel Santos, o una cumbre en Unasur.

El Consejo Permante de la OEA, que se desarrolla en la tarde de este lunes en Washington, deberá definir la solicitud de Colombia, de que sea la máxima instancia, la cumbre de cancilleres, la que afronte la crisis en la frontera con Venezuela.