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| Foto: SEMANA

Denuncia

Jóvenes colombianas fueron golpeadas en un centro comercial de Nueva Zelanda

Las dos hermanas se encontraban de compras cuando una pareja empezó a empujarlas y hacerles comentarios despectivos. El hecho terminó en golpiza e incluso denuncian que uno de ellos intentó arrollarlas con un carro.

25 de enero de 2019

“Uno sale de su país con la esperanza de prosperar, encontrar un lugar más tranquilo donde vivir, donde sentirse seguro. Eso era Nueva Zelanda para mi, un país que me podría brindar oportunidades y seguridad; pero desafortunadamente el día de ayer todo cambió”, escribe Sofía*, una joven colombiana de 29 años, en una publicación de Facebook en la que denuncia la agresión de la que fue víctima el pasado 18 de enero en la ciudad de Auckland, Nueva Zelanda.

Según cuenta, ese día se encontraba de compras  en el centro comercial DRESS-MART ubicado al Sur Este de la ciudad con su hermana menor — quien había ido de vacaciones a visitarla — cuando una pareja empezó a empujarlas sin razón alguna. “Primero fue a mi hermana. La empujaron y luego la miraron de forma burlesca y siguieron su camino. Como yo iba distraída no los vi así que le dije que los ignoráramos, pero más adelante hicieron lo mismo conmigo”, cuenta a SEMANA.

15 minutos después, las colombianas volvieron a coincidir con la pareja en otro lugar del Mall y en esta ocasión la mujer empujó a Sofía nuevamente sin ninguna razón. “Quise preguntarles en tono calmado porque nos estaban empujando si no les estábamos haciendo nada, pero la mujer respondió en tono irónico que estábamos ocupando su espacio público y que no era suficiente para que ella pasara”, dice Sofía. La respuesta la sorprendió, pues las áreas públicas del centro comercial eran bastante espaciosas y no había mucha gente.

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Al argumentar que el comportamiento no tenía coherencia, la pareja les respondió con comentarios despectivos e incluso racistas. Ante la frustración, Sofía decidió grabarlos, pero en ese momento el hombre  le rapó el celular, lo tiró al piso y la empezó a golpear. Segundos después, la mujer empezó a hacer lo mismo: “Me empezó a halar el cabello, a arañarme la cara y el cuerpo mientras que él me pegaba puños.  Traté de defenderme en medio de la angustia y el desespero. Pedí ayuda junto a mi hermana pero nadie nos ayudó”, cuenta.

Sorprendentemente, mientras esto sucedía, otra pareja de isleños detuvo a su hermana para que no pudiera ayudarla. Y cuando finalmente logró soltarse, su reacción fue seguir a los agresores para evitar que escaparan antes de que llegara la Policía. Aunque lograron registrar las placas del carro de quienes detuvieron a su hermana y también tomarle algunas fotos la pareja, la cosa se puso peor: al seguir a la mujer hasta las afueras del mall,  el hombre, que ya estaba dentro del carro, amenazó con atropellar a Sofia. “Iba cruzando la calle detrás de la mujer y vi que venía a toda velocidad hacia mí. Corrí hacia el peatonal pero luego se bajó del carro y me volvió a pegar. Como aquí al piso por los golpes aquí aprovechó para pegarle a mi hermana”, explica Sofía.  

Como esta vez la agresión ocurrió en la calle, algunas personas intentaron ayudarlas, pero la pareja escapó antes de que la Policía y la ambulancia pudiera identificarlos. “Nos llevaron al hospital de Auckland donde nos practicaron varias rayos x. A mi hermana le indicaron que tiene tres fracturas en su cara y que debe quedarse hasta finales de enero para que un especialista maxilofacial la vea y determine la verdadera gravedad de sus lesiones”. Aunque Sofía no tuvo fracturas, tiene marcas y morados por todo el cuerpo de los golpes.

Hasta el momento, según indican las colombianas, el Estado se ha hecho cargo de todos los gastos médicos, pero afirman que su  denuncia interpuesta en la Policía sigue sin mostrar avances. “Nos dicen que esperemos hasta que la oficial encargada del caso se comunique con nosotros, pero no ha pasado nada en una semana”.

Esto a pesar de que adjuntaron al caso los exámenes médicos, videos, fotos y la identidad de los agresores; pues a través de redes sociales, Sofía y Katherine identificaron que la mujer que las agredió trabaja en una escuela de la ciudad como educadora de niños y que podría ser de origen MAORÍ, uno de los pueblos indígenas más grandes de Nueva Zelanda.  A esto se suma que al reclamar los videos en el centro comercial para agregarlos como prueba al caso, la respuesta de la Policía y la Administración del lugar fue que podían mostrarlos pero no entregarlos por seguridad del resto de las personas que salían en el video.

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Aunque en un principio las colombianas no querían hacer pública la agresión, las motivó la falta de recursos para conseguir un abogado que las asesore legalmente y agilice su caso en el país. “Fuimos al Consulado. Nos dijeron que estaban de nuestro lado pero que tenían los poderes legales para ponernos un abogado que nos represente en este momento”, explican. Lo que buscan es que es que “en calidad de ciudadanas haya más acompañamiento nacional para que el mismo gobierno neozelandés sepa que no estamos solas, que tienen que tomar las medidas pertinentes en nuestros caso para que se haga justicia”, dice Sofía.

SEMANA se comunicó vía telefónica el pasado 23 de enero con el cónsul de Colombia en Auckland, Lennin Hernández Alarcón, para aclarar cuáles son los protocolos de atención en estos casos. Su respuesta, enviada este 25 de enero a través de la Cancillería, explica que desde el 20 de enero han prestado asistencia a las connacionales a través de la “asesoría gratuita de una firma de consultores jurídicos, a fin de orientar a las colombianas frente al desarrollo del caso ante las autoridades judiciales”.

Además indican que se ha orientado a la familia de las afectadas en Bogotá sobre los procesos a realizar en términos migratorios, pues una de ellas (Katherine) se encuentra en Nueva Zelanda con una visa de turista que vence el próximo 7 de febrero. El problema es que por recomendación médica, la joven no puede salir del país hasta que los especialistas la autoricen.

Aunque este es el segundo caso de violencia por xenofobia que recibe el Consulado de Colombia en Nueva Zelanda, Sofía afirma que este tipo de casos no son aislados. Gracias a la denuncia que también ha hecho en los diarios más importantes de ese país, han empezado a recibir mensajes de otras personas que han pasado por lo mismo. “Me han llegado muchos mensajes. No solo colombianos sino de varios latinos. Una pareja, por ejemplo, me escribió que estaban en una playa con su bebé hace poco y les empezaron a tirar basura. Con esta denuncia me estoy dando cuenta que no es inusual, el problema es que a la gente le da miedo denunciar”.

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Después de lo sucedido, Sofía y Katherine también han recibido ayuda de algunas organizaciones sin ánimo de lucro como Mano Amiga, quienes además están iniciando una campaña de Crowdfunding para recolectar recursos y poder financiar un abogado que lleve su caso a la Corte de Nueva Zelanda.  

“Quise traerme a mi hermana a que pasara una vacaciones conmigo y mostrarle porque estaba enamorada de este lugar pero desafortunadamente esto fue lo que nos pasó, lo que le paso y la mala imagen de racismo y brutalidad se queda con ella. La policía me dijo que habían capturado al hombre pero sin embargo como colombiana y Latina deseo pedirles ayuda y saber quién me puede asesorar en estos casos, quiero entablar una demanda contra la pareja pero también temo por mi seguridad por hacer este proceso”, escribe Sofía en el texto publicado en Facebook .

*La identidad completa no fue revelada  por petición de las víctimas.