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Como caído del cielo

Alarma en Antioquia por muerte de niños por hambre. Maná, un programa de la gobernación, podría ser el modelo para atacar el problema en varios países.

8 de diciembre de 2003

Resulta inconcebible que en un departamento como Antioquia los niños estén padeciendo desnutrición, al punto que varios han muerto por esta causa, tal como sucede en algunos países africanos. La tasa de mortalidad por desnutrición en menores de 5 años durante el año 2000 alcanzó un escandaloso 20,3 por cada 100.000 menores. Aún siendo alta hubo regiones que incluso superaron esta cifra, como las del Bajo Cauca, Urabá y Noreste, que han mostrado casos más alarmantes y unos índices de 80,1, 58,3 y 31,5 por cada 100.000 niños respectivamente.

Las razones para la aparición del hambre y la desnutrición son muchas, según un informe del Plan Departamental de Seguridad Alimentaria y Nutricional del Departamento de Antioquia. Y la pobreza no es la única. Mala calidad de la alimentación, porque la cocinan demasiado y pierde así las propiedades. Maltrato de la infancia, deficiencias en el agua y en el alcantarillado que generan parásitos e infecciones y falta de equilibrio en la dieta por causas culturales, como los niños que sólo comen plátano, arroz y yuca, demasiados carbohidratos y pocos requerimientos en vitaminas, minerales y otros nutrientes.

La falta de información hace que aparezcan algunas prácticas como la que se da en Urabá donde las mamás evitan amamantar a los bebés para retener el marido. "Les da miedo que el marido se aparte sexualmente cuando las ve en esta función", comenta Claudia Velásquez, que trabaja en un programa antidesnutrición infantil en Urabá.

Por otra parte, "las infecciones y la desnutrición son comunes, sobre todo en regiones apartadas y eso hace que las madres no se afanen en consultar por lo que parece un comportamiento normal entre los niños", concluye Velásquez. A esto se asocia que el POS no considera la desnutrición motivo de hospitalización. Las madres que consultan deben llevarse al niño con una pastilla para la infección, que no resuelve el problema de fondo.

La respuesta ha sido el programa de seguridad alimentaria departamental Maná, Mejoramiento Alimentario y Nutricional de Antioquia, concebido por el fallecido gobernador Guillermo Gaviria y continuado por su sucesor Eugenio Prieto Soto. En un principio pensaron en repartir comidas, pero pronto se percataron de que el problema requería una solución de fondo. Es decir, "apoyarnos en otras áreas de la administración como equidad y género, planeación, salud, educación y agricultura, para encontrar una solución más profunda y efectiva," aclara Dora Cecilia Gutiérrez Hernández, nutricionista especializada en Desarrollo Social, quien dirige el programa Maná.

El modelo ha empezado a dar frutos. Involucra seis líneas de acción. Mantiene la complementación alimentaria, pero incorpora acceso a la salud para detectar los problemas; orientación a los padres; vigilancia nutricional; proyectos productivos como huertas comunitarias y familiares; capacitación nutricional; fomento de la lactancia; hábitos de vida saludable, y preparación de alimentos.

Apenas en un año de funcionamiento han llegado a 30.000 niños con atención y están en 96 de los 125 municipios que tiene el departamento. En 17 de ellos están aplicando todo el programa y han logrado alianzas con entidades como la Federación Nacional de Cafeteros, Corantioquia, Cornare, Ecopetrol, Bienestar Familiar y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Para los expertos de la OPS el programa Maná es un modelo para replicar en otros países, como lo confirmó Vilma Freire, directora de la Unidad de Nutrición de la Organización, después de conocer las experiencias de La Estrella, Turbo, Apartadó y Barbosa. "No es fácil desarrollar este tipo de programas y por eso es tan valioso aprovecharlo y hacer el reconocimiento que merecen los que han abanderado esta labor", concluyó Freire.