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DENUNCIA

Como siervos sin tierra

Por corrupción, por lo menos el 30 por ciento de las fincas que el gobierno compró el año pasado para desplazados son tierras inservibles.

13 de enero de 2007

Un puñado de funcionarios corruptos del Incoder hizo realidad el famoso cuento "Nos han dado la tierra" del escritor mexicano Juan Rulfo. En el relato, los cuatro personajes de la historia cuentan su odisea y desesperanza al sobrevivir el cruce de una malsana llanura, árida y calurosa, que entregó el gobierno a una veintena de familias necesitadas.

"-Pero no nos dejaron decir nuestras cosas -dice el personaje de Rulfo-. El delegado no venía a conversar con nosotros. Nos puso los papeles en la mano y nos dijo: No se vayan a asustar por tener tanto terreno para ustedes solos.

-Es que el llano, señor delegado...

-Son miles y miles de yuntas.

-Pero no hay agua. Ni siquiera para hacer un buche hay agua", dice un aparte del cuento.

La realidad del país supera hoy la ficción de Rulfo. De las 12.405 hectáreas que el gobierno compró para entregar a los desplazados, 3.720 -que equivalen al 29,98 por ciento de las adquiridas- son tierras con serios problemas. En algunos casos no tienen agua o son aguas contaminadas que ni siquiera sirven para consumo animal, como la finca La Colorada, en Cundinamarca. O están ubicadas en páramos y frondosos bosques -lugares más de reserva ambiental que para la vida de un campesino-, como es el caso de la finca Villa Brasilia en Caldas. O lotes que fueron invadidos hace más de 18 años como en Manzanares, Sucre. O son suelos a los que técnicamente se les conoce como tipo VIII, como en la finca El Triunfo, Cundinamarca, una tierra en que -como diría el personaje de Rulfo- "habría que hacer agujeros con el azadón para sembrar la semilla, y ni aun así es positivo que nazca nada; ni maíz ni nada nacerá."

Esta dramática situación se conoció tras una investigación interna hecha por el Ministerio de Agricultura. "A raíz de las denuncias que hubo el año pasado sobre el Incoder, varios funcionarios de esta entidad se acercaron y nos dieron pistas para que investigáramos", dice Andrés Felipe Arias, ministro de Agricultura.

En las pesquisas encontraron que hubo una red, como la llama el Ministro, de funcionarios de medio nivel que, haciendo caso omiso de los estudios, compraron a valores por fuera del mercado tierras inservibles. Es decir que tras de malo, caro. En algunos casos han identificado que en asocio con abogados externos llegaron a pedir comisiones de hasta el 50 por ciento del valor de las negociaciones, cuando en este tipo de transacciones con el gobierno no se necesita intermediación alguna.

Como si fuera poco, la investigación aún no termina, por lo que es muy posible que se encuentren casos más aberrantes. "Son un cartel", dice Arias, quien asegura que ya se iniciaron procesos disciplinarios y denuncias penales contra los funcionarios supuestamente responsables de estas compras? Rodolfo Campo Soto, gerente del Incoder, dice que ya se han impuesto controles para evitar que se repitan estas situaciones. Pero sin duda este balance lo va a colocar contra los palos ante la Corte Constitucional, que en este momento evalúa si las entidades del gobierno han cumplido oportuna y adecuadamente en la atención de los más de 3.000.000 de desplazados que hay en el país. Paradójicamente, eso era lo que se buscaba solucionar con las cuestionadas compras.

Mientras tanto, los cientos de desplazados que tenían sus esperanzas en estas fincas lucen ahora como los protagonistas de Rulfo: con los papeles de cientos de hectáreas de tierras en sus manos, pero sin tener siquiera un poco de agua para poder hacer un buche.