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Hilda Niño protagonizó un acto de perdón público en la Corte Suprema. La capturaron hace tres años cuando era fiscal de la UnidadHilda Niño protagonizó un acto de perdón público en la Corte Suprema. La capturaron hace tres años cuando era fiscal de la Unidad de Justicia Transicional, junto con su esposo Gustavo Calero. de Justicia Transicional, junto con su esposo Gustavo Calero. | Foto: foto: guillermo torres - semana

JUSTICIA

Con carta a Marco Rubio, Hilda Niño torpedea su negociación con la justicia

La exfiscal Hilda Niño y su esposo Gustavo Calero adelantaron una negociación con la justicia a fin de librarse de graves cargos por alianzas con el narcoparamilitar el Mellizo. Pero en una carta dirigida al congresista estadounidense Marco Rubio, la pareja se desinfla y pone a tambalear todo el plan de beneficios.

14 de marzo de 2020

La exfiscal Hilda Niño y su esposo Gustavo Calero se montaron en una película de crimen y mafia con la que pretendían conseguir la inmunidad por sus delitos en Colombia y tener un salvoconducto de las autoridades de Estados Unidos. Lo primero iba por buen camino, pero, por conseguir lo segundo, esta pareja podría quedarse sin el pan y sin el queso.

Las autoridades los capturaron hace tres años como aliados de la organización narcoparamilitar de Miguel Ángel Mejía, alias Mellizo, actualmente extraditado a Estados Unidos.

Niño, en ese momento, era fiscal de la Unidad de Justicia Transicional y decía conocer los peores secretos del ente investigador. Por eso, desde el comienzo se mostró como una testigo clave para desmantelar un supuesto complot contra los hermanos Uribe Vélez, fraguado desde el búnker durante la administración del fiscal general Eduardo Montealegre.

Pero su estrategia sufrió un primer tropiezo cuando la Corte Suprema de Justicia compulsó copias para investigar las conversaciones de Niño con el abogado Diego Cadena, pues en estas ella se compromete a desprestigiar el proceso penal de Santiago Uribe Vélez, al tiempo que busca que le cambien su sitio de reclusión.

En paralelo con estas conversaciones privadas, Niño negociaba un principio de oportunidad con la Fiscalía para encender el ventilador contra 47 personas implicadas en corrupción judicial. Pero los temas que para ella eran graves delaciones, para la Fiscalía apenas constituían afirmaciones sin sustento o conclusiones supuestas. Por ello, la negociación se limitó a diez temas en los que sí tenía datos puntuales y pistas para destapar ollas podridas en dos dependencias del búnker: la Unidad de Extinción de Dominio y la Unidad de Justicia y Paz. El resto quedó por fuera.

Contra viento y marea, el 24 de febrero Hilda Niño consiguió que la Corte Suprema de Justicia la sentenciara a cinco años y cuatro meses de prisión previa a aceptación del delito de cohecho. “He sido transparente en las responsabilidades que me fueron atribuidas (...). Uno tiene que ser serio en esto; se firma un principio de oportunidad y las conductas delictivas deben parar aquí. Uno tiene que aportar la verdad y que la Fiscalía sepa todo”, dijo al pedir perdón. Entonces quedó claro que con esto saldaba sus deudas con la justicia, pues los otros delitos de peculado, fraude procesal y tráfico de influencias entraban dentro de la firma de un principio de oportunidad.

Por eso, las autoridades judiciales quedaron frías cuando leyeron una carta que Gustavo Calero envió el 21 de enero al senador de Florida Marco Rubio y al embajador de Estados Unidos en Colombia, Philip S. Goldberg. Allí cuenta una historia que nadie conocía, ni siquiera el abogado que representó a Niño durante la negociación.

Calero asegura que el caso contra él y su esposa es un montaje judicial en el que declararon en su contra varios testigos falsos. Indica que los capturaron en el marco de un operativo “desbordado” y que la total falta de garantías en el proceso llevó a que ambos terminaran por someterse a un principio de oportunidad por hechos en los que son “inocentes”. Llega al punto de alegar que durante sus vacaciones en abril de 2017 un agente del CTI los siguió ilegalmente hasta Miami. Y todo –dice– por retaliaciones porque ella es un testigo favorable al expresidente Uribe.

El esposo de la exfiscal Niño tiene nacionalidad estadounidense, de allí su insistencia con las autoridades de ese país. El trabajo en llave con una de las exfiscales más importantes del búnker los llevó a tener información supuestamente relevante sobre temas como el cartel de la toga, exfiscales generales y funcionarios de la Unidad de Extinción de Dominio, extraditables y algunos paramilitares de los que Estados Unidos no tenía rastro.

Incluso Calero confirma que el 25 de junio de 2018 Hilda Niño se reunió con agentes de la DEA, en busca al parecer de servir de informante en casos que comprometerían al exvicefiscal Jorge Perdomo y a la exdirectora de Extinción de Dominio, Andrea Malagón. Dos agentes habrían tomado la versión y se llevaron después copia del acta de colaboración. La denuncia de Calero apunta a que la embajada frenó estas investigaciones: “Dijeron que sus superiores manifestaron que mi esposa era una papa caliente y no habían recibido orden de seguir el caso adelante”.

SEMANA conoció que de este acercamiento salió información poco relevante para las autoridades gringas, puesto que no podía inferirse la comisión de delitos en territorio estadounidense. Las autoridades norteamericanas confirmaron que no autorizaron operación de vigilancia alguna en su territorio contra esta fiscal, y que en todo caso sería inédito que la llevara a cabo un agente colombiano.

Calero le dice en su carta a los funcionarios estadounidenses que ha hecho todo su trabajo en el marco de la legalidad y que consiguió la entrega voluntaria de Epaminondas Ávila González, un narco que supuestamente estaba en el radar de los gringos. La Fiscalía en cambio cree que en esto hubo gato encerrado, pues declaraciones de testigos y algunas pesquisas apuntan a que la pareja en realidad ‘adelgazó’ al capo para que sus propiedades, por 15.000 millones de pesos, quedaran en manos de terceros antes de presentarse ante las autoridades en Estados Unidos. Además, Calero ha sido dos veces sentenciado por Estados Unidos por cargos de narcotráfico.

Consultado por SEMANA, el abogado Édgar Torres, quien defendió a Niño hasta el año pasado, aseguró que creyó que podía vencer a la Fiscalía en juicio, pero la propia exfiscal decidió negociar con la justicia. “¿La obligaron? No. ¿La coaccionaron o arrinconaron para que dijera lo que dijo? Soy testigo de que no”, dijo Torres. Aunque el abogado no desconoce que hubo diferencias de criterios con Niño frente a su defensa, asegura que se retiró de su defensa por motivos económicos relacionados con sus honorarios.

“Ella decía tener información de mucho interés. Me contó que la escucharon autoridades de Estados Unidos mediante una figura que se llama ‘reina por un día’, que implica que le generan una inmunidad respecto de lo que está diciendo. Esa figura nunca la había escuchado ni estuve presente en la reunión”, contó Torres.

La exfiscal Hilda Niño y su esposo se aliaron con la organización del narcoparamilitar Miguel Ángel Mejía Múnera. De esta alianza dieron fe ante la justicia los abogados Juan Carlos Restrepo y Marco Tulio Quintero; Milena Paz García, la esposa de Orlando Villa Zapata; y el exfuncionario de la Fiscalía Iván Darío González Cañón, quien fue asistente de Niño. Como soporte, la Fiscalía cuenta con chats, documentación de traslado de propiedades e ingresos a las cárceles.

Niño planteó una negociación de la que ahora su esposo desdice con argumentos poco creíbles. Y lo más grave es que plantea unas presiones de la justicia, lo cual podría conducir a que cualquier juez la tumbe definitivamente.