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Miguel Ángel Beltrán fue deportado en mayo de 2009. | Foto: SEMANA.

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Continúa el caso 'Cienfuegos'

Sigue el juicio contra Miguel Ángel Beltrán, identificado por las autoridades con el alias de ‘Jaime Cienfuegos’, quien responde ante la justicia como presunto ideólogo de las Farc.

10 de noviembre de 2010

La historia de Miguel Ángel Beltrán ha dado para todo. Desde el momento en que se dio su captura en México, en mayo de 2009 , hasta hoy, cuando continúa el juicio en su contra. Y es que mientras instituciones educativas y asociaciones civiles mexicanas y colombianas lo apoyan, y han denunciado irregularidades en la deportación y el proceso que se adelanta en su contra, víctimas de las Farc se incorporan como intervinientes especiales en su juicio.

El caso de Miguel Ángel, quien es llamado por la autoridades con el alias de ‘Jaime Cienfuegos’, se convierte en uno de los primeros relacionados con presuntos miembros de las Farc en el que las víctimas se constituyen en parte civil dentro del proceso.

Y el argumento para lograrlo, según el abogado Miguel Fierro, cofundandor de la Fundación un millón de voces y quien ha seguido de cerca este caso desde las audiencias preparatorias, en noviembre de 2009, es que aunque no fueron víctimas directas del presunto ideólogo de las Farc, ‘Jaime Cienfuegos’, “la razón de ser del aparato armado es el aparato político”.

Por eso el jurista defiende que los afectados por las acciones de esta guerrilla tienen derecho a ser parte del proceso, teniendo en cuenta que instancias como la Fiscalía han señalado a Beltrán como parte del ala intelectual de las Farc, y como una de las personas que tenían la misión de conseguir recursos para la organización, así como de estar al tanto de los movimientos militares de la guerrilla.

El propósito es, según el abogado, que “la presencia de las víctimas sea una motivación para otras, para que pierdan el miedo y hagan efectivo su derecho de conocer la verdad, de que se haga justicia y de la eventual reparación, dependiendo de la responsabilidad que determine la justicia colombiana en el caso de alias ‘Cienfuegos’”.

Mientras tanto, Miguel Beltrán, tal y como lo reseñó hace unos meses a través de una comunicación que se conoció a través de páginas de internet y blogs, considera su situación como una "flagrante violación de mis garantías procesales, admitiendo pruebas ilícitas como el computador del abatido jefe de las Farc ‘Raúl Reyes’ e incorporando como intervinientes especiales víctimas de esa organización guerrillera que no han recibido daño concreto, real y especifico por parte mía”.

Cabe recordar que a pesar de que el juicio como tal empezó en los primeros meses de este año, algunas apelaciones de su defensa han dilatado el proceso. La Fiscalía ha dicho que las pruebas para ordenar la captura de este hombre es la información hallada en los computadores de ‘Raúl Reyes’, según la cual, ‘Cienfuegos’ le reportaba al líder guerrillero las labores para reclutar personas en congresos de sociología y en actos culturales, espacios a los que él, como docente universitario, tenía acceso.

Y es que Miguel Beltrán, graduado en licenciatura en Ciencias de la Educación con especialidad en Ciencias Sociales de la Universidad Distrital , y en Sociología en la Universidad Nacional de Colombia, antes de ser detenido fue profesor en universidades en Colombia, y se encontraba en México con el ánimo de adelantar estudios en la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM.

Victoria para unos, injusticia para otros

La captura del profesor universitario Miguel Ángel Beltrán Villegas, deportado de México en mayo del año pasado , se convirtió para el gobierno de ese entonces en una victoria en su lucha contra la guerrilla. Los organismos de inteligencia, que le seguían los pasos hace más de un año, aseguraron que él es 'Jaime Cienfuegos', un importante miembro de la comisión exterior de las Farc y una ficha clave en el trabajo de la insurgencia en las universidades colombianas. Para la Policía, el Ejército y la Fiscalía, Beltrán es un peligroso reclutador e ideólogo de esta guerrilla.

Pero mientras el gobierno celebraba, en el mundo académico había indignación y estupor. En la Universidad Nacional de Bogotá los estudiantes marcharon y hasta pensaron en estampar camisetas con su fotografía para usarlas hasta cuando saliera de prisión. En la Universidad de Antioquia, un grupo de docentes firmó una carta en la que califican de persecución y montaje la captura.

La Universidad Autónoma de México, por su parte, le pidió al gobierno de ese país explicaciones por la abrupta decisión de deportarlo, cuando hacía estudios de posdoctorado, y sus colegas y alumnos denunciaron que con el proceso se estaba castigando el delito de pensamiento y criminalizando a los intelectuales sólo por sus opiniones.

Para muchos, aún hoy cuando ya ha pasado más de un año desde su captura, Beltrán es una víctima inocente del Estado.

¿Quién es Beltrán?

Es un hombre de 46 años. Un académico neto, de bajo perfil, voz pausada, reflexivo, disciplinado, y querido por sus alumnos y compañeros de trabajo. Estudió primero ciencias sociales en la Universidad Distrital y después sociología, y proviene de una familia humilde de Bogotá. Su padre es un policía jubilado, y su madre, ama de casa.

Se le conocía como un simpatizante de la Unión Patriótica y del Partido Comunista, pero nunca como un activista ni vocero de estas organizaciones. Durante los años 90 estuvo en México estudiando una maestría en Flacso y un doctorado en la Universidad Autónoma de México, donde al parecer frecuentaba a Marcos Calarcá, miembro de la Comisión Internacional de las Farc.

De hecho, en el año 2000 la inteligencia colombiana tomó una foto donde aparece Beltrán con Calarcá, Olga Marín y otro miembro de las Farc, en México. Sin embargo, en ese momento estaba en curso el proceso de paz del Caguán y en México había licencia para que los miembros de esta guerrilla se reunieran con diferentes personalidades.