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Diego Ardila y Gustavo Petro se enfrentaron a lo largo de los cuatro años del periodo. | Foto: SEMANA

BOGOTÁ

Contralor dice que no fue la piedra en el zapato del alcalde Petro

En los cuatros años del período al frente del ente de control, Diego Ardila se convirtió en el primer fiscalizador de la obra del alcalde.

16 de diciembre de 2015

El contralor distrital, Diego Ardila, terminará su período tan solo un mes y medio después de que el alcalde Gustavo Petro entregue las riendas de la administración. Ardila fue reconocido por no tragar entero durante este tiempo y cumplió a cabalidad su cometido: fiscalizar a fondo el funcionamiento de la alcaldía.

Ardila elaboró decenas de controles de advertencia sobre el inminente riesgo de utilizar mal los recursos públicos. Así, advirtió sobre irregularidades en el contrato de la máquina tapahuecos, el sonado caso del cambio de modelo de basuras en Bogotá y el casi nulo crecimiento de la red de Transmilenio: sólo 2,17 kilómetros.

También llamó la atención sobre la no ejecución de la construcción de la troncal de Transmilenio en la avenida  Boyacá, las dificultades del Sistema Integrado de Transporte Público y las promesas incumplidas en la construcción de jardines infantiles y colegios públicos.

Todo esto lo hizo merecedor de aplausos ciudadanos, pero también de rechiflas desde la alcaldía, donde consideraban que Ardila, más que un contralor, era un contradictor-opositor ligado a un partido político considerado enemigo de la alcaldía.

En algunos momentos Petro le respondió: “El Contralor lleva cuatro años tratando de mostrar que no hay ejecución en la ciudad y lo que hemos demostrado, ya con el presupuesto a punto de terminar el último año de gobierno, es que no quedan recursos del balance”.

A pesar de que la relación entre alcalde y contralor fue “tirante”, Ardila señala que sus diferencias no fueron personales y que en nada alteraron las tareas en la alcaldía. “No fuimos una piedra en el zapato de la Administración Distrital ni del alcalde Gustavo Petro”, dijo Ardila.

Para el jefe del ente de control, por el contrario, hubo un cambio radical en la forma como se manejaba la relación en otros períodos. “A nuestra llegada existía un contubernio entre los organismos de control y la administración que llevó a la cárcel a varias personas”.

Se refiere a los episodios derivados del denominado ‘carrusel de la contratación’, en el que terminaron involucrados el exalcalde Samuel Moreno y el excontralor Miguel Ángel Moralesrussi.

La relación del alcalde Petro y el contralor Ardila tendrá punto final el primero de enero del 2016 cuando el alcalde deje el cargo. Mientras eso ocurre, ya le está haciendo recomendaciones a la nueva administración de Enrique Peñalosa. Una de ellas, asumir el control de la movilidad en la ciudad y que se creen acciones para que “la red de Transmilenio siga al ritmo que venía”.

En fin, Ardila será recordado como un hombre que habló y actuó sin miedo y puso de presente los innumerables problemas de la administración Petro, muchos de los cuales hicieron que el alcalde saliente no tuviera mucha sintonía con un sector de la sociedad capitalina.