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CONVERSACIONES EN LA CARCEL

En su libro, próximo a publicarse, Santiago Medina cuenta lo que 'Popeye' le dijo en la cárcel sobre cómo fue asesinado Luis Carlos Galán.

3 de noviembre de 1997

Fue una mañana, cuando despues de las actividades de rigor de las primera horas del día en el pabellón de máxima seguridad, surgió el tema del asesinato de Luis Carlos Galán. Yo sabía que John Jairo Velásquez Vásquez, alias 'Popeye', estaba en prisión acusado, entre otros delitos, de participar en el magnicidio. No obstante y casi como un mecanismo de evasión, procuraba no pensar en eso y evitar el tema. Pero cuando la charla tomó ese rumbo, no tuve opción.
Confieso que al principio me costó gran trabajo concentrarme en las palabras de 'Popeye'. Me resultaba difícil asimilar lo insólito de la circunstancia. Yo, en la cárcel, frente a una de las personas que participaron en el asesinato de Galán, escuchando los sucesos que terminaron por modificar importantes aspectos de mi vida. Por momentos creí no poder escuchar.
Popeye hablaba con desenvoltura. Poco a poco su narración me atrapó, básicamente porque al fin pude conectar situaciones, personajes y decisiones que contribuyeron al asesinato de Galán y que hasta el momento no entendía.
De acuerdo con 'Popeye', de lo que no hay duda es que el de Galán fue un crimen político manejado por narcotraficantes.
La historia de su magnicidio comienza el mismo día en que nació el Nuevo Liberalismo. En la Convención de Medellín, realizada el 19 de septiembre de 1981, el Partido Liberal se dividió ante el triunfo de la candidatura presidencial de Alfonso López Michelsen, quien competía por esa investidura con Alberto Santofimio Botero y Virgilio Barco Vargas. Galán Sarmiento apoyaba la posible nominación de Carlos Lleras Restrepo. Su relación con López no era la mejor. Nunca le perdonó el trato que había dado a su padre, Mario Galán, cuando éste se desempeñaba como presidente de Ecopetrol, cargo del cual fue retirado por orden de López Michelsen una vez se posesionó como Presidente, al ganar las elecciones de 1974.
Una semana después de la convención del Partido Liberal que eligió a López como candidato a la Presidencia, Galán organizó la que se llamó Convención de Rionegro en la que fundó el Nuevo Liberalismo, decisión que había tomado el día que eligieron a López.
Galán recibió varias adhesiones, entre ellas la del político Jairo Ortega y su movimiento.
Para ese entonces, Pablo Escobar, un hombre del que el mundo entero tendría noticia por su activa participación en el narcotráfico y su acción criminal y terrorista, operaba bajo el amparo de su movimiento, 'Medellín sin tugurios'. Hacía proselitismo político a punta de dádivas al pueblo. Construyó canchas de fútbol, rehabilitó zonas verdes que se convirtieron en espacios de recreación popular, iluminó tugurios de la ciudad y construyó casas en sectores deprimidos.
Era un hombre con gran popularidad. La suficiente para que Jairo Ortega lo tuviera como su suplente en la lista con la que aspiraba a una curul en la Cámara de Representantes.
Llegaron las elecciones. Galán obtuvo muy buena votación para el Senado; Ortega y Escobar lograron lo propio en la Cámara.
Sin embargo, no pasó mucho tiempo entre ese día y el momento en que los medios de comunicación empezaron a informar sobre la vinculación de Escobar con el narcotráfico. La noticia de un camión procedente de Ecuador cargado con 10 kilos de cocaína, que fue retenido en Ibagué y que supuestamente formaba parte de una operación organizada por Pablo Escobar, alertó a las autoridades, a la opinión pública y a quienes tenían alguna relación con él.
Cuando Galán se enteró, expulsó del movimiento a Ortega y, en consecuencia, a Escobar. Con esta acción emprendió la depuración del movimiento y a su lucha contra la corrupción se sumó la batalla frontal contra el narcotráfico.
Escobar perdió su investidura y Galán se convirtió en su peor enemigo; éste, además, recibió numerosas críticas por haber contado con el apoyo político del narcotraficante.
López Michelsen no logró su objetivo. Belisario ganó las elecciones y la cuota de Galán en el gobierno fue Rodrigo Lara Bonilla a quien Betancur encargó el Ministerio de Justicia. Con esta designación Lara se convirtió también en la primera víctima de Escobar.
Para lograr su objetivo Escobar recurrió a Evaristo Porras, quien hizo público un cheque de un millón de pesos, que había donado a la campaña de Lara Bonilla, con el fin de desprestigiar al Ministro, el cual iniciaba la primera gran arremetida de gobierno alguno contra los narcotraficantes. Al mismo tiempo se defendía de Escobar y de su empeño por acabar con su nombre. La guerra entre los dos fue intensa. El país la vivió paso a paso y fue testigo del primer magnicidio de una larga lista elaborada por el narcotráfico. Lara Bonilla murió víctima de las balas que, disparadas desde una motocicleta, segaron su vida el 30 de abril de 1984.
Pablo Escobar ordenó su asesinato. John Jairo Arias Tascón, alias 'Pinina', uno de sus hombres más cercanos, dirigió el atentado para el que contrató a dos sicarios. Uno de ellos, Byron Velásquez, que manejaba la moto desde donde dispararon, pasó varios años en prisión.
La acción del gobierno, que estableció la extradición tras el asesinato del Ministro de Justicia, hizo que los grandes capos del narcotráfico emprendieran su huida hacia el exterior. Escobar se refugió primero en Panamá y luego en Nicaragua.
A los pocos meses el capo regresó decidido a presionar al gobierno para que suprimiera la extradición. Lo hizo a través de la más devastadora acción terrorista del denominado grupo 'Los Extraditables', conformado por él y otros narcotraficantes.
Durante los años siguientes el hostigamiento de Escobar a Galán fue permanente. En 1986 Luis Carlos se lanzó a la Presidencia, pero la fuerza de la maquinaria política liberal lo derrotó. Virgilio Barco ganó las elecciones y, ante la derrota de Galán, la presión de Pablo Escobar sobre él disminuyó en forma notoria.
Meses después, el líder del Nuevo Liberalismo viajó a Londres, donde permaneció ocho meses al cabo de los cuales regresó al país a reorganizar su movimiento. Reunió a sus más cercanos colaboradores y con entusiasmo, estrategia y arduo trabajo, él y el galanismo se consolidaron como una fuerza renovadora hasta convertirse en la mejor alternativa de los liberales para conservar el poder.
Corría el mes de junio de 1989 cuando Galán asistió a la Convención de Cartagena, convocó a su movimiento y resolvió retornar al Partido Liberal sobre la base de que se llevase a cabo una consulta popular. Fue cuando hizo públicas sus ideas sobre la extradición, que consideraba un arma efectiva para combatir al narcotrafico. No pasarían muchos días para que empezara a recibir de nuevo amenazas de 'Los Extraditables'.
Galán se consolidó como el fenómeno político que canalizaba el descontento de la mayoría de los colombianos, especialmente de la generación entre los 20 y los 40 años que veía en él la mejor opción para el futuro del país.
Su nombre punteaba las encuestas. Según'Popeye', en julio de 1989, en una finca de propiedad de Gonzalo Rodríguez Gacha, ubicada en Puerto Boyacá, en el Magdalena Medio, se efectuó una reunión entre éste y Pablo Escobar. Querían hablar sobre Galán y el peligro que representaba si llegaba a la Presidencia de la República.
'Popeye' recordó que Escobar nunca tuvo secretos con él. Señaló que "a menos que fueran cosas personales, Escobar me lo confiaba todo. Decía que yo tenía buena memoria para los hechos, por eso le gustaba que yo escuchara todo, por si más adelante se presentaba un mal entendido".
Escobar y Rodríguez Gacha acordaron impedir, a como diera lugar, que Galán llegara a la Presidencia. Consideraban que era la mayor amenaza para ellos y sus emporios delictivos. También decidieron que la organización de Escobar tendría a su cargo la operación.
De la finca de 'El Mexicano', Escobar y 'Popeye' salieron directamente a una caleta localizada a pocos kilómetros de la hacienda Nápoles. 'El Patrón' comisionó a 'Popeye' para que fuera a Medellín y trajera a Ricardo Prisco Lopera. A los dos días, mi interlocutor regresó a la caleta con Prisco a quien Escobar puso al frente de la operación que debía terminar con la muerte de Galán el viernes 3 de agosto en Medellín.
"En ese momento pensábamos que nada podía fallar", me dijo 'Popeye'. Y recordó que para cuando Escobar y Rodríguez Gacha decidieron atentar contra Luis Carlos, ya algunos políticos, hoy sujetos de investigación por la justicia colombiana como consecuencia de sus actividades relacionadas con el narcotráfico, habían hecho saber a los dos capos la urgente necesidad que existía entre un sector de la clase política de quitar a Galán de su camino.

El 3 de agosto Luis Carlos tenía programada una conferencia en la Universidad de Medellín. Minutos antes de arribar, las autoridades de la ciudad descubrieron una camioneta Mazda Station Wagon parqueada en alrededores del establecimiento docente y cargada con armamento pesado. Los explosivos dispuestos en el vehículo eran suficientes para hacer volar el lugar con todas las personas que había allí.
'Popeye' señaló que la camioneta había sido comprada por Ricardo Prisco Lopera, siguiendo órdenes de Escobar, quien le dio una cédula con el nombre de Helmer Herrera Buitrago y la instrucción de comprar el vehículo en Armenia a nombre de éste, con el fin de atribuirle el atentado al cartel de Cali.
Según el relato de 'Popeye', quien recordó que Escobar escogió a Ricardo Prisco Lopera para manejar el atentado ya que éste tenía en su grupo a ex soldados que sabían disparar rocket, "la operación se frustró porque una señora de un apartamento de un segundo piso llamó a la Policía al ver unos tipos sospechosos camuflados en un lote frente a su edificio. La Policía llegó hasta el lote y todos los hombres de Prisco alcanzaron a volarse, excepto uno que al ver a los policías acercarse, se bajó los pantalones e hizo el ademán de estar haciendo una necesidad fisiológica. Cuando los policías se le acercaron y le preguntaron si era uno de los hombres que pretendían atentar contra Galán, se puso a llorar afirmando que él no era más que un gamín, precisado a entrar al lote por la necesidad de orinar y que de pronto había visto a unos hombres tirar esas armas y salir corriendo". La Policía le creyó. Lo retuvieron por espacio de cinco minutos y luego le dijeron: "¡Piérdase de aquí!".
Lo irónico, anota 'Popeye', es que el mismo muchacho, acatando instrucciones de 'Los Extraditables', se lanzó al río Medellín, tomó un ducto de aguas negras y le puso una bomba al Comando Central de la Policía de Antioquia que quedaba en las antiguas instalaciones de la fábrica de Everfit.
Los acontecimientos de Medellín desmotivaron profundamente a Luis Carlos. Sentía que quienes querían asesinarlo estaban dispuestos a todo. Convencido de eso, el lunes siguiente, 6 de agosto, tomamos el avión que nos llevó a Venezuela.
Entre tanto, Pablo Escobar y Gonzalo Rodríguez Gacha, decidieron cambiar de estrategia. Como toda actividad de Galán relacionada con paisas colocaba en máxima alerta su seguridad, optaron por darle un giro a la operación. Fue entonces cuando 'El Mexicano' tomó las riendas del operativo. Se movió rápidamente, contrató sicarios y activó contactos al más alto nivel para que la próxima vez el atentado no fallara.
Jaime Rueda Rocha, primero guerrillero y luego paramilitar, fue el escogido por Rodríguez Gacha para dirigir el atentado. Se le pagarían 200 millones de pesos provenientes del fondo común de 'Los Extraditables', del que 'Popeye' era tesorero.
Hasta este momento, la narración de los pormenores del asesinato de Galán no me sorprendía de manera extrema. Quedé horrorizado con lo que vino después. Otro de mis interlocutores de esa mañana en La Modelo me preguntó: ¿Sabe por qué el elegido fue Jaime Rueda Rocha? Contesté negativamente. "Por varios motivos. Se necesitaba una persona audaz, con un grupo de sicarios a su servicio que conocieran Bogotá y, sobre todo, que tuviera conexiones dentro del DAS".
El plan empezó a rodar cuando la campaña anunció la realización de la manifestación de Soacha para el viernes 18 de agosto. 'El Mexicano' y Rueda decidieron que esa era la oportunidad ideal. Se comunicaron con Escobar y le pidieron una ametralladora Mini Atlanta, calibre 380. Para ellos el arma que se utilizara resultaba vital y seleccionaron ésta por estar diseñada para disparar en ráfaga repetida y con un tamaño ideal para camuflarla entre la multitud.
Escobar encargó a 'Popeye' de conseguir el arma, aunque finalmente la consiguió 'Pinina' en Medellín. El día que la entregaron a los hombres de 'El Mexicano', lo hicieron en Envigado, en un puesto de venta de ostras. 'Popeye' y 'Pinina' acudieron a la cita con el arma en una mochila, en la que también iban el proveedor y balas suficientes.
En este punto no sé cuánto tiempo llevaba la narración de 'Popeye'. Creo que perdí el sentido del tiempo pues al escuchar sus palabras en mi mente se unían sucesos y circunstancias de la muerte de Galán que hasta ese momento no había entendido.
La noche del magnicidio Galán llegó en un carro americano blindado que el DAS le había asignado para su protección pocos días antes. Cuando llegó a Soacha bajó del vehículo y subió a un jeep descapotado desde el cual recorrió la población. Me aseguraron que dos hombres vinculados a la banda de asesinos se infiltró en el grupo de escoltas que lo acompañaron a partir de ese momento.
Cientos de personas aplaudían a su paso. Luis Carlos sonreía. La multitud casi no lo deja bajar. Con dificultad descendió del vehículo y caminó hasta la tarima preparada para el discurso.
"Al subir a ella -continúa 'Popeye'- sólo lo acompañaban sus escoltas antiguos (la mitad de su seguridad fue cambiada 15 días antes, recuerdo yo inmediatamente). Los nuevos se ubicaron en lugares estratégicos lejos de donde podían pasar las balas. Todo estaba previsto para que cuando Galán subiera los brazos, la Mini Atlanta fuera disparada".
Sólo hasta ese momento tomó significado para mí un hecho ocurrido la mañana del asesinato. El sargento Torregrosa, jefe de escoltas y de quien habíamos pedido relevo, le dijo a Luis Carlos que le cambiaba el chaleco que siempre utilizaba por uno más resistente, aunque más corto.
Cuando Galán subió a la tarima y levantó los brazos para saludar, José Orlando Chávez, uno de los hombres contratados para el atentado y quien sostenía una pancarta en frente, a pocos metros de la tarima, la bajó, dejando libre la visual a quien disparó sobre Galán.
El parte médico dictaminó que todas la balas entraron de la cintura para abajo. Y fueron disparadas cuando levantó sus manos para saludar y su chaleco no fue suficiente para protegerlo.
El traslado de Galán hasta el carro fue especialmente demorado. Jesús Calderón, su camarógrafo personal, y Patricio Samper, galanista y amigo personal de Luis Carlos, intentaron ir en el carro, pero no les fue permitido. Sólo miembros nuevos de su escolta lo acompañaron. No autorizaron que nadie diferente fuera en el carro y, de acuerdo con otras versiones que conocí en La Modelo y que complementan la de Popeye, Galán fue rematado dentro del vehículo con un disparo de revólver en el estómago.
Ese 18 de agosto, Pablo Escobar y 'Popeye' se encontraban en la caleta Marionetas. Era tal vez el escondite más cercano a la hacienda Nápoles que tenía el capo. De pronto, la radio dio la noticia en medio de una información extraordinaria en la que se aseguraba que Galán estaba herido, víctima de una atentado en la población de Soacha.
'Popeye' recordó lo primero que dijo Escobar. "Hay que estar muy pendientes de la noticias porque si este hombre queda vivo es muy difícil volverlo a atacar". De ahí en adelante todo fue zozobra hasta que se conoció la noticia de que Galán finalmente había fallecido.
A los ocho días Pablo Escobar le entregó a 'Popeye' 200 millones de pesos, del fondo común de 'Los Extraditables', con destino al mismo trabajador de 'El Mexicano' al que le habían dado la Mini Atlanta para asesinar a Galán. "Fue en una cita programada para encontrarnos en los almacenes Exito de Colombia en Medellín. Yo llevaba el dinero en una bolsa. Fue una entrega sin complicaciones", concluyó 'Popeye'.
En el atentado tomaron parte José Orlando Chávez Fajardo, quien murió asesinado luego de que un juzgado de orden público permitiera su salida de la cárcel. Mes y medio después de la muerte de Chávez, Jaime Eduardo Rueda Rocha se fugó de la cárcel La Picota en Bogotá. En abril de 1992 resultó muerto en un estadero en la vía que de Honda conduce a Puerto Boyacá, supuestamente en un enfrentamiento con el grupo Goes. Su medio hermano, Ernesto Rueda Silva, apareció muerto en uno de los pabellones de la cárcel La Modelo de Bogotá.
Los anteriores sujetos fueron vinculados al asesinato por evidencias contundentes. No obstante salieron pronto de la cárcel y luego los mataron o fueron asesinados antes de quedar en libertad.
El carro en que Galán fue rematado desapareció. Cuando insistimos en conocer su paradero, nos respondieron que le estaban limpiando las manchas de sangre pero que lo regresarían pronto. No ocurrió así. A César Gaviria le fue asignado otro vehículo. De igual manera desapareció el sargento Torregrosa. Más tarde se supo que trabajaba en la cárcel de la Catedral en Medellín.
Que hubo participación del DAS es irrefutable. ¿Cómo fue esa participación y desde qué jerarquías se efectuó? El país sigue a la espera de esa respuesta. Que un sector de la clase política influyó en el asesinato, también es una realidad. Que el narcotráfico pagó por el magnicidio es cierto; pero no es la última verdad de esta historia. Aseguran que la persona que realmente mató a Galán sigue viva. Su nombre es un misterio pues todos aquellos que podían declarar sobre su identidad están muertos.
Esta es la verdad sobre el asesinato de Galán. La que me contaron en la cárcel. La que conocen desde el principio muy pocos, pues las autoridades de la época desviaron la investigación hacia cinco personas que fueron apresadas y a las que la Fiscalía General de Nación devolvió la libertad y reconoció su inocencia. Fueron ellos: Alberto Jubiz Hazbum, Armando Bernal, Alfredo González , Alberto Murillo y Pedro Zambrano.
Los hicieron culpables porque, según la investigación del DAS, llamadas de la ciudadanía los alertaron sobre movimientos que tendrían relación con el asesinato. Las autoridades les encontraron una ametralladora Imgran calibre nueve milímetros, con la cual habrían realizado el magnicidio. Argumento que se derrumbó mucho tiempo después cuando por fin la justicia quiso atender el dictamen de Medicina Legal, en donde es claro que las balas que hicieron impacto en el cuerpo de Galán no corresponden a esa arma.
No obstante las cinco personas antes mencionadas pasaron más de tres años de su vida en la cárcel, víctimas de la necesidad que había de desviar la investigación y mientras se asesinaba a los individuos que podían testificar sobre la verdad del asesinato del hombre que pudo partir en dos la historia de Colombia.
Hoy la investigación por el crimen de Luis Carlos Galán avanza lentamente, mientras la justicia empieza a dictar condenas a algunos de los implicados como John Jairo Velásquez Vásquez, alias 'Popeye', quien purga en la cárcel una condena de 40 años por su participación en varios delitos, entre ellos, el asesinato del líder del Nuevo Liberalismo.