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Corazón partío

El sindicato de trabajadores hospitalarios tiene en sus manos el futuro de la Clínica Shaio.

29 de octubre de 2001

Esta semana se le agota el oxígeno a la Shaio. Aunque el pronóstico todavía es reservado las recientes propuestas del sindicato permiten ver que aún hay una esperanza para salvarla. Son varios los factores que contribuyen al optimismo.

La administración propone mantener el auxilio de alimentación y pagar la deuda a sus empleados en cuatro años. Los médicos están dispuestos a aumentar el porcentaje que le deben entregar a la clínica de sus honorarios de 7 a 20 por ciento y el sindicato de base de la Shaio —ATA— ya renunció a sus privilegios laborales extralegales. Y la Asociación Nacional de Trabajadores Hospitalarios —Anthoc—, que era la única parte que no había cedido un centímetro, se comprometió a renunciar a ciertos privilegios laborales extralegales que, según los sindicalistas, representan 16.000 millones de pesos. Sólo basta que la junta directiva compruebe que esta propuesta sí representa una ayuda sustancial para salvar a esta clínica privada que durante décadas fue líder en el tratamiento de enfermedades del corazón. De lo contrario la institución tendría sus días contados. “Esto sería deplorable, afirma Alonso Vera, presidente de la Sociedad Colombiana de Cardiología. Colombia perdería un hospital de cuarto nivel y un ejemplo categórico de cómo se hace la mejor medicina en el Tercer Mundo”.

Los síntomas de la crisis comenzaron en 1999, cuando venció la convención colectiva. Los directivos no lograron ponerse de acuerdo con el sindicato y recurrieron a un tribunal de arbitramento, que en diciembre de 2000 falló en favor de los empleados. La Corte Suprema de Justicia ratificó esta decisión.

Dos semanas después de este fallo, que agudizó la crisis financiera por la que ya atravesaba, la Shaio se declaró en concordato. Durante la negociación del acuerdo de reestructuración los expertos concluyeron que la clínica sólo era viable económicamente si pagaba las deudas en un período de nueve años y si reducía los costos laborales en un 8 por ciento de las ventas totales. Las partes tenían hasta el 13 de diciembre del año pasado para cumplir con el acuerdo y evitar así que la clínica fuera liquidada o intervenida por el gobierno. Antes de que venciera esta fecha médicos y pacientes de la Shaio presentaron una acción de tutela contra la decisión del tribunal de arbitramento. Alegaban que se había violado el debido proceso puesto que ni el tribunal ni la Corte Suprema habían tenido en cuenta los argumentos de los directivos y el derecho a la vida y a la salud de los pacientes. Ganaron la tutela pero fue revocada en segunda instancia. Sin embargo la Corte Constitucional la escogió para revisión el 18 de diciembre y les dio hasta el 31 de enero para llegar a un acuerdo antes de entrar a decidir si procede o no la tutela contra el laudo arbitral.

En este momento hay tres escenarios posibles para la clínica. El primero es el de demostrar que el ahorro que supone la propuesta de Anthoc le permite salir adelante financieramente. Otro es que la clínica y Anthoc no se pongan de acuerdo y esperen el fallo de la Corte Constitucional. Si la Corte falla a favor de los pacientes la junta directiva no tendría que obedecer el laudo arbitral pero de todas maneras estaría obligada a acordar con el sindicato una nueva convención colectiva. Si la Corte niega la tutela se mantendría el fallo del tribunal de arbitramento, salvo que la junta y Anthoc lleguen a un nuevo acuerdo.

¿Por qué se llegó a semejante crisis? Son varias las razones: problemas de gestión, malos acuerdos, convenciones colectivas onerosas, millonarios pasivos pensionales que no se anticiparon, etc… Con la Shaio pasó lo mismo que en otros sectores del país: administraciones pasadas firmaron convenciones colectivas millonarias para evitar la huelga y terminaron ahorcados con los costosos acuerdos pactados.

Finalmente, la crisis hospitalaria acabó por darle la puñalada mortal. A junio de 2001 la cartera sumaba más de 24.000 millones de pesos debido a que las EPS no pagan a tiempo y algunas de ellas, como el Seguro Social, no lo hacen desde hace tres años y no reconocen intereses de mora. Esta suma de problemas mandó a la Shaio a cuidados intensivos, de los que espera salir en los próximos días.