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Cornelis Steenken | Foto: Carlos Antonio Botero / Agencia Colombiana para la Reintegración

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"El acuerdo de paz es nada más que un papel"

Para Cornelis Steenken poner las armas en contenedores, bajo verificación internacional, y concentrar a los actores en puntos estratégicos, ayudaría a construir confianza en el proceso.

26 de abril de 2015

Las experiencias de otros no se pueden desechar. Aunque todas las negociaciones de paz son distintas, llegar a un acuerdo con las FARC será complejo. Pero, como lo muestra la historia de otros procesos en el mundo, el objetivo es posible.

El caso de El Salvador es uno de ellos. Pasó más de una década de acumulación de fuerza política y militar para que el país centroamericano diera un paso decisivo para firmar un acuerdo de paz que le pusiera fin al cruento conflicto. El mismo que hoy tiene al FMLN como una de las principales fuerzas políticas de la nación tras 23 años de su desmovilización.

El hecho tuvo dos particularidades: mientras se adelantaba la negociación, los guerrilleros se concentraron en 15 puntos estratégicos, previamente pactados, y bajo la lupa de organismos internacionales el grupo insurgente guardó sus armas y municiones en contenedores.

El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) desarmó a sus hombres y Cornelis Steenken fue uno de los veedores de Naciones Unidas que participaron en el histórico hecho. Semana.com habló con el holandés-canadiense experto en Desarme, desmovilización y reinserción (DDR) sobre el modelo que se implementó en el país centroamericano a fin de conocer qué tan conveniente sería replicar este método en Colombia.

Para este experto en DDR es importante que las partes construyan confianza sobre la negociación. Pues la confianza, en general, ha sido una palabra clave en la historia de la resolución de conflictos.

"No se puede comparar el caso de El Salvador con el de Colombia, es muy peligroso. El contexto de acá es distinto. Al igual que el caso salvadoreño, las armas se podrían poner en contenedores. Bajo su control y de otra organización internacional o nacional; o alguien sobre quien las partes tengan confianza para que verifiquen. Se daría un espacio para construir confianza en el proceso", señaló.

De acuerdo con Cornelis, este tipo de control de armas sería bueno para demostrar la voluntad de las partes en la negociación: "Se da un espacio más para construir confianza". Sin embargo, advierte que al implementar este método no hay una garantía de que no se vayan a utilizar otras armas, pues seguramente los actores tienen más escondidas. El acto, según el experto, daría confianza a los colombianos. "Podría ser en una zona neutral y se da un espacio para construir esa paz porque el acuerdo es nada más que un papel."

Al igual que El Salvador, la medida también fue implementada en Irlanda, donde las armas del IRA fueron depositadas en contenedores y después de las negociaciones destruidas.

"Las FARC podrían hacer un acto muy público. Vamos a destruir tantas armas para demostrar fe delante de la población como símbolo de que no necesitan más armas. El resto se podría poner en contenedores", señaló.

Para este experto en DDR que participó de la Quinta Gira Técnica de Cooperación Sur-Sur, que lideró la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR), el país no se debería enmarcar en la discusión de si se trata de un proceso de dejación o entrega de armas. Pues, finalmente lo que le interesa a los colombianos es ver hechos concretos que dejen constancia del desescalamiento del conflicto.

"En Nepal no querían usar la palabra desarme, ellos utilizaron poner las armas fuera de uso. Pero la palabra no es tan clave como el entendimiento. ¿Qué vamos a hacer? Un proceso de paz nunca llega al 100 % de placer para nadie", advierte.

Otro de los métodos que se podría contemplar, de acuerdo con el experto, es concentrar a las partes en puntos estratégicos. "Es una manera de manejar un proceso que se ha usado en muchos países. Cualquier grupo armado o Ejército van a sus puntos tácticos, fijos conocidos por ambos, zonas que son no tocables. A su parecer, de esta forma las FARC se sentirían cómodas en una zona y el Ejército en otra. Saben dónde están y no se enfrentarían unos con otros. Se ha usado en muchos países. En El Salvador empezamos con 37 puntos y terminamos en 14", puntualizó.

Por estos días, las conversaciones en La Habana despiertan poco entusiasmo. Pese a que desde un principio se acordó que la negociación se adelantaría en medio de un conflicto, los colombianos insisten en que quieren hechos concretos.

Este martes inicia el ciclo 36 de los diálogos, y de acuerdo con este experto en DDR concentrar fuerzas en puntos estratégicos para ambas partes, es una buena metodología para poder verificar y empezar a poner el proceso de paz bajo un nivel de control que derive en confianza en la negociación.