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Corriendo con el enemigo

En algunas oportunidades el mayor obstáculo de los pilotos han sido sus propios compañeros de equipo. ¿Le pasará lo mismo a Montoya con Ralf Schumacher?

26 de febrero de 2002

Cuando las escuderias lleguen a Melbourne, Australia, para disputar la primera carrera de la nueva temporada, el próximo 3 de marzo, sólo tres de ellas —Ferrari, Williams y BAR— no habrán cambiado su alineación de pilotos con respecto al año anterior. Para los conductores de los demás esta será su primera oportunidad de luchar cara a cara contra el corredor al que más necesitan dominar: su propio compañero.

Las batallas entre los compañeros de equipo siempre son las más duras y la historia del automovilismo está llena de relatos de egos dañados y orgullos heridos. La cruda realidad es que entre los teams que no han cambiado sus pilotos probablemente se repita la misma historia del año pasado. Rubens Barrichello seguirá sufriendo para llamar la atención de Ferrari y seguramente no podrá luchar con Michael Schumacher durante toda la temporada. La pareja de BAR, Jacques Villeneuve y Oliver Panis, es bastante compatible y ninguno de los dos es la clase de piloto que cause muchos problemas a su compañero o al equipo ya que es claro que la escudería gira en torno a Villeneuve y Panis ha asumido este hecho con mucha tranquilidad.

Sin embargo en Williams no pocos creen que las cosas sean muy distintas. Tanto Ralf Schumacher como Juan Pablo Montoya tienen mucho en juego a lo largo de esta temporada. De los dos, la mayor presión está en Ralf. El año pasado el menor de los Schumacher se vio confrontado por su compañero quien, a pesar de su falta de experiencia, rodó a su ritmo y en muchas ocasiones lo superó, algo que no le gustó al alemán. El patrón del equipo, Frank Williams, guardó prudente silencio pero no pudo evitar sentirse decepcionado con la respuesta de Schumacher al nuevo desafío que representó la llegada de Montoya.

En el año de su debut el colombiano demostró mucha más habilidad que su coequipero, quien tenía cinco años de experiencia. En 2002, al entrar a su sexta temporada en la Fórmula 1, Ralf está obligado a demostrar con triunfos que se ganó un lugar en el Gran Circo por sus cualidades como piloto y no por ser el hermano del tetracampeón Michael. Montoya, por su parte, es el favorito de muchos de los especialistas para pelear el título con Michael Schumacher. La experiencia que acumuló durante la temporada pasada sin duda alguna se verá reflejada en un mayor rendimiento y menos errores en la pistas por parte del colombiano, lo cual lo hará mucho más peligroso para las pretensiones de Ralf. Este, que es el año en que Montoya debe renegociar su contrato con Williams, es también la temporada en la que buscará consolidarse de manera definitiva en la máxima categoría del automovilismo deportivo.

Para nadie es un secreto que las relaciones entre los dos pilotos de Williams no son las más cordiales y aunque pocos creen que Ralf pueda llegar al extremo de cometer maniobras extradeportivas contra Montoya, como ha ocurrido en otras oportunidades entre coequiperos (ver recuadros), es evidente que el alemán llega dispuesto a convertirse en un obstáculo más para el piloto bogotano, aun en contra del bienestar del equipo. Michael Schumacher tendrá a Barrichello como su más fiel escudero en Ferrari, y lo mismo ocurrirá con Kimi Raikkonen, que llega a McLaren para ayudar a David Coulthard, quien quedó como el piloto principal tras el retiro de Mika Hakkinen. Ralf no le hará fáciles las cosas a Juan Pablo. Pero si algo ha sido evidente durante toda la carrera deportiva de Montoya es su capacidad para correr y vencer a sus enemigos sin importar quiénes sean.