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| Foto: David Amado

DECISIÓN

Contundente fallo en contra de los ‘paseos de la muerte’

La muerte de una pequeña guajira llevó al Consejo de Estado a imponerle el Gobierno la tarea de meter en cintura a las EPS de esa región.

17 de septiembre de 2015

La muerte es el más esperado y tristemente más visible desenlace de los problemas de salud que afrontan las poblaciones guajira y cesarense. Centenares de casos documentan la precariedad del sistema y la falta de gestión que hacen necesaria una intervención como la que acaba de hacer el Consejo de Estado para corregir el déficit.

La ineficiencia de las entidades de salud, la negligencia y la falta de personal calificado, entre otros problemas que enseñan la pobreza de los sistemas de atención médica, han obligado a esa alta corporación a imponer medidas contundentes contra el llamado paseo de la muerte en la región.

Tristemente, es la muerte de los más necesitados y, peor aún, la de inermes niños, la que pone el dedo en la llaga y obliga a las autoridades judiciales a imponer el deber de establecer soluciones, ante la falta de gestión de autoridades administrativas.

Y ha sido el deceso de una menor, por el que acaba de ser condenada la Nación, lo que motivó al Consejo de Estado a exigirle al Ministerio de Salud establecer una política pública contra el denominado ‘paseo de la muerte’ en La Guajira y Cesar.

Y es que la muerte de la hija de Hélida Cristina Socarrás, madre de otros tres menores, es sólo uno de las decenas de casos que a diario se conocen en la región por omisiones en la atención médica.

Durante diez días, la niña y sus familiares recorrieron cinco instituciones de tres departamentos de la región Caribe. En ninguna de ellas el personal se compadeció de las hemorragias, fiebres y padecimientos que el dengue le había provocado, hasta que la muerte se cansó de lanzarle sus advertencias.

El doloroso trajinar de la paciente se inició en el hospital Eduardo Arredondo de Valledupar (Cesar), de donde fue trasladada al Rosario Pumarejo de López, para que se le atendiera el sangrado vaginal y la fiebre que presentaba.

Sin haber superado la crisis, acudió a la Clínica Ana María de la misma ciudad, donde se le negó la atención por estar afiliada en otro departamento. El viacrucis siguió en el centro de atención de Albania (La Guajira), donde después de una deficiente atención fue remitida al Hospital Ramón Gómez Bonivento de Riohacha.

De allí fue enviada a Barranquilla (Atlántico) y en el camino se produjo el deceso, luego de diez días de remisiones, trabas administrativas e ires y venires en los que no hubo la mínima consideración del grave estado en el que se encontraba y menos de su estado de vulnerabilidad, por ser menor de edad.

La muerte de esta niña guajira y el llanto de su familia son para el Consejo de Estado un motivo más que suficiente para instar al Gobierno a poner fin al paseo de la muerte en la región.

Así, la cartera de salud no sólo está obligada a ofrecer excusas públicas a la familia de esa paciente, sino que deberá tomar medidas administrativas para que las entidades de salud de la región encuentren la capacidad de atender casos de urgencia como este, sin imponer trabas burocráticas y estableciendo soluciones a la grave crisis humanitaria.