CRIMEN SIN CASTIGO
Un año después del asesinato del ministro Lara Bonilla todo indica que el crimen quedará impune
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Un año después del asesinato del ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla, se sabe tanto sobre sus autores intelectuales, como en el caso del crimen de Jorge Eliécer Gaitán, sucedido hace 37 años. Y eso que en el caso Lara se logró dar captura a buena parte de los autores materiales, lo que no sucedió en el caso Gaitán, pues Juan Roa Sierra fue muerto y su cadáver destrozado por la enardecida multitud minutos después de que disparara, y su supuesto compañero, el "número dos", nunca pudo ser encontrado.
La pregunta que hoy surge es si el crimen de Lara también va a quedar en la impunidad y si el castigo a los culpables va a limitarse a las condenas que sufrirán Byron de Jesús Velásquez, quien conducía la moto desde la cual disparó Iván Darío Guizado, y otros cuatro o cinco que, según los indicios, participaron en el plan que culminó el lunes 30 de abril, hacia las siete y media de la noche.
Tulio Castro Gil, juez primero superior, encargado del caso, ha tratado de agarrarse de cuanto ha tenido a su alcance para dar con los autores intelectuales y probar la participación de los sindicados como autores materiales o coautores. Desde un principio, y tras la labor de José Antonio Lizarazo, el juez de instruccíón que inició la investigación, se obtuvieron las primeras conclusiones. La rapidez con la cual se avanzaba en la investigación hizo pensar a muchos que se llegaría hasta el final.
En efecto, los colombianos supieron pocas semanas después del crimen, que detrás de Byron Velásquez de Guizado había actuado una banda manejada por un hombre conocido como "El Ronco", cuyos integrantes se habían alojado en un hotel de la calle 19 y habían estado planeando el asesinato desde una fonda antioqueña ubicada en esa misma zona. Se obtuvieron descripciones, se habla de la compra de la moto y de un Renault 12, se contaron anécdotas sobre la forma más bien desaforada con estos sujetos gastaban dinero comprando botas de cuero en los almacenes de la 19 y todo el mundo pensó: "Cuando éstos canten, todo se va a saber".
Pero de pronto, la investigación pareció llegar a un punto muerto ya que los detenidos nunca habían sabido mayores detalles del complot y de la identidad de las personas para las cuales estaban trabajando, o simplemente se negaban a "cantar". A medida que los investigadores iban atando cabos hacia arriba, en busca de los cerebros del plan, la información se tornaba cada vez más incompleta y sólo se insinuaba algunos débiles indicios que parecían comprometer a la mafia de Medellín.
Bandazo a Neiva
Así las cosas, surgió una nueva pista que, en un principio, alentó a los investigadores, y que luego habría de desinflarse. Gustavo Suárez Sandino, uno de los 8 hijos de un hacendado huilense, y quien había sido gerente de la compañía aérea Taes dedicada a la fumigación y, según las autoridades, a otras actividades menos legales como el transporte de narcóticos, fue detenido en Neiva, debido a que en una noche de tragos le dijo a una muchacha que lo acompañaba, que había participado con varios millones de pesos en un supuesto pool de "capos" para contratar a los asesinos de Lara.
Lo más sorprendente de este episodio conocido como la "Neiva Conection" era que entre los detenidos figuraba ni más ni menos que un cuñado de Lara, Gustavo Restrepo, piloto de la aerolínea de los Suárez Sandino. Pero semanas después todo este bandazo que había dado la investigación se devolvió y el Juez se vio obligado a sobreseer definitivamente tanto a Suárez como a Restrepo.
Llamados a juicio
En ese auto de proceder proferido a fines del año por el Juez, se llamó a juicio a 16 sindicados, entre ellos Pablo Escobar Gaviria, 8 fugitivos y 7 personas más que se encuentran detenidas: Byron Velásquez, Germán Alfonso Díaz Quintana ("El Ronco"), Wilmar de Jesús Henao, Julio César Vargas Hernández, Oscar Gerardo Villa Rodríguez, Raúl de Jesús Cataño Ríos, Giovanni Amézquita y Oscar de Jesús Rico Gómez. Salvo en el caso de Escobar, los demás han sido vinculados como autores materiales, coautores o cómplices, pero ninguno como autor intelectual. En cuanto a Escobar, fuentes allega das a la investigación aseguran que los indicios que conducen a él son bastante débiles y podrían derrumbarse fácilmente en un juicio.
Juicio que sin embargo se hará sin su presencia, pues pese a las versiones que aseguran que Escobar vive actualmente en Medellín, lo cierto es que las autoridades de Policía y el DAS no han sido capaces de detenerlo. O no se han atrevido, como piensan algunos. El Juez del caso dijo a SEMANA que "si el crimen de Lara va a quedar impune, eso ya no será por culpa de la justicia, que ha cumplido hasta donde ha podido sino de las autoridades administrativas que no han complementado la labor de la justicia".
Otras diez personas han sido sobreseídas temporalmente, entre ellas varios miembros de la familia Ochoa, encabezados por el caballista Fabio Ochoa, y también una hermana de Pablo Escobar, Alba Marina Escobar de Gallego.
En cuanto a los otros llamados a juicio, SEMANA se ha podido enterar de que tampoco resultará fácil comprobar su vinculación con el asesinato del Ministro. Al parecer, la famosa banda de "El Ronco" (que sigue actuando aun cuando éste se encuentra en la cárcel) llevó a cabo, por la misma época del crimen, un millonario robo de canecas de éter en Bogotá. Sus integrantes habrían estado paseándose por esos días por la misma zona que frecuentaban quienes participaron en el asesinato de Lara.
Lo que hoy complica en buena parte el esclarecimiento de los hechos es que no se sabe muy bien quién estaba en la cuestión del éter y quién en la preparación del crimen.
En fin, lo cierto es que el asesinato del Ministro va camino de quedar impune. Y quizá por siempre se seguirán barajando todas las teorías que surgieron a las pocas horas de muerto Lara: la mafia, la DEA, disidentes guerrilleros, paramilitares, etc. Habrá que conformarse entonces con homenajear al sacrificado Ministro con ceremonias, discuros y bustos, como los que serán descubiertos esta semana en Neiva y Bogotá, pues ni siquiera la famosa "guerra contra el narcotráfico", que se desató tras el crimen, parece haber dado frutos importantes.--