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Decenas de miles de personas arribaron a la Plaza de Bolívar para respaldar el proceso de paz. | Foto: León Darío Peláez

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Crónica de un día decisivo para la paz

Semana.com hace un recuento de una jornada que puso un punto de inflexión en las negociaciones con las FARC.

9 de abril de 2013

Desde tempranas horas de la mañana miles de personas dieron inicio a la marcha por la paz este martes 9 de abril del 2013 en las calles de Bogotá. Por varias avenidas de la capital se comenzaba a formar una marea de camisetas y banderas blancas que hicieron parte de la bautizada 'Movilización por la paz, la democracia y la defensa de lo público'.

La primera escena que recibió la atención ocurrió en la calle 26 a la altura del Centro Administrativo Nacional (CAN). Allí, el presidente de la República, Juan Manuel Santos, dio un discurso a un nutrido grupo de soldados y policías. 

El mandatario pidió un minuto de silencio por los soldados que “han ofrecido sus vidas por el país”, y dijo que para él es “un honor haber portado el uniforme”. También prometió un billón de pesos para el fortalecimiento de las Fuerzas Militares y la presentación de un proyecto de ley para garantizar “tranquilidad” en “lo jurídico”.

El acto constató la importancia que revisten las Fuerzas Militares en el actual proceso de paz que se adelanta con las FARC en La Habana, Cuba, y que tendrán un papel central en un eventual posconflicto (ver artículo: Los retos del posconflicto para los militares).

A continuación, Santos partió hacia el Centro de Memoria, acompañado del equipo negociador que tiene el reto de lograr un acuerdo de paz con la guerrilla, de otros altos funcionarios de su gabinete y de un importante grupo de escoltas. Si bien algunas voces temieron por su seguridad, y otros resaltaron que es el primer presidente colombiano en participar en una marcha en muchos años.

Fue un recorrido de unas treinta cuadras por la calle 26 -o avenida El Dorado- en donde se le sumaron trabajadores de la Fiscalía General de la Nación, de la Gobernación de Cundinamarca y de otras entidades públicas y privadas. Algunos de los marchantes portaban banderas con consignas, como una que le pedía al presidente no “aculillarse” (atemorizarse) ante el reto de la paz.

Allí se empezó a vislumbrar el carácter diverso y plural que tuvo la movilización. Estudiantes y policías; el partido de la U y la Marcha Patriótica. Funcionarios de todas las ramas del poder público, figuras del deporte, sindicalistas... Al parecer, los únicos ausentes fueron el Polo Democrático y el uribismo, que por diferentes motivaciones se abstuvieron de apoyar la marcha (ver artículo: Por qué no marchan Robledo y Vélez).

En el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, inaugurado hace pocos meses como homenaje a las víctimas, el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, compartía un desayuno con diplomáticos acreditados en Bogotá, el vicepresidente de la República, Angelino Garzón, y miembros de su gabinete.

Santos arribó al Centro de Memoria hacia las diez de la mañana. Fue recibido por Petro, con quien el presidente sembró el “árbol de la paz” en el mismo lugar donde en el pasado fueron hallados los restos de varias víctimas del Bogotazo, la sublevación popular ocurrida 65 años atrás luego del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, y donde hoy se levanta un museo de la memoria.

Por las calles de Bogotá proseguía el mar de gente que pedía la paz. La Policía calculó en 200.000 la cifra de marchantes, mientras la Alcaldía calcula que fueron más de un millón. Pero más allá del número, el caso es que atiborraron varias avenidas del centro de la capital, como la calle 26, la carrera Séptima, entre otras, con el objetivo de llegar hasta la Plaza de Bolívar, donde se lanzaron consignas como “ahora sí la paz”.

Desde temprano se llenó el lugar, en donde hacia mediodía inició el evento central. Petro pronunció un discurso en el que afirmó que "Colombia está haciendo una revolución a su manera". Recordó a Gaitán y remató sus palabras con un contundente "¡No descansaremos hasta ver para nuestros hijos una Colombia en paz!"

A continuación intervinieron voceros de algunas organizaciones convocantes y de las víctimas de todas las partes del conflicto: la guerrilla, los paramilitares y el Estado. La Plaza se desbordó y hasta las dos de al tarde seguían llegando comparsas y delegaciones de todo el país, como Cauca, Chocó, Santander y Tolima.

La histórica jornada prosiguió con presentaciones musicales y la lectura de la segunda Oración por la paz, que como la primera, hecha por Gaitán en 1948, aspira a dejar una profunda huella en la historia de Colombia, pero esta vez en paz.