Home

Nación

Artículo

NACIÓN

Cuadrilátero magistral por el aborto en la Corte Constitucional

La Corte Constitucional evacuó el debate de la despenalización del aborto por la vía fácil: no estudiarlo de fondo. SEMANA revela las intimidades de una discusión que resultó menos profunda de lo esperado y en cambio dejó serias divisiones.

7 de marzo de 2020

Ya habían tomado la decisión. Desde antes de que los nueve magistrados de la Corte Constitucional llegaran el 2 de marzo a la Sala Plena extraordinaria, los observadores sabían que seis de ellos iban a sepultar la posibilidad de despenalizar el aborto. Y lo conseguirían sin siquiera entrar a estudiar el tema de fondo.

Después de varias semanas, el presidente de la Corte Constitucional, Alberto Rojas, dio a conocer la decisión final. En rueda de prensa le comunicó al país que la mayoría de los magistrados votaron por inhibirse de estudiar la demanda interpuesta por la abogada Natalia Bernal, al considerar que sus argumentos no tenían la suficiente fuerza como para que la Corte volviera a examinar un tema ya juzgado.

De este modo, las cosas quedaron como estaban desde hace 14 años y el aborto voluntario sigue siendo un delito en Colombia, excepto en presencia de las tres causales que planteó la Corte Constitucional: 1) cuando existe peligro para la salud física o mental de la mujer, 2) cuando el producto de la gestación no tenga posibilidad de sobrevivir al separarse de la madre y 3) cuando el embarazo haya resultado de violación o incesto.

"A través de chats, los magistrados se cruzaron calificativos como manipulaciones, sordos y faltos de ética".

La noticia salió el lunes, pero el debate puro y duro ocurrió cuatro días antes cuando, con tres magistrados ausentes, otros intentaron derrotar la ponencia de Alejandro Linares que proponía despenalizar plenamente el aborto en los primeros cuatro meses del embarazo. SEMANA conoció detalles de lo ocurrido el jueves 27 de febrero, cuando la imposibilidad de citar a toda la sala desató una tormenta que terminó con una ruptura y con cruce de calificativos entre los magistrados de “manipulación”, “falta de ética” y “sordos”.

Ese jueves, en el orden del día no aparecía debate alguno sobre el aborto. Sobre las 11:00 a. m. decidieron darle prioridad al tema por su importancia para el país. Así, los nueve magistrados evacuaron las nulidades y recusaciones en lo que quedaba de la mañana, Linares expuso su ponencia y suspendieron para almorzar. Para seis magistrados, Cristina Pardo, Gloria Ortiz, Diana Fajardo, Luis Guillermo Guerrero, Antonio José Lizarazo y Carlos Bernal, era claro que seguirían debatiendo en la tarde. Pero para los otros tres –Alberto Rojas, José Alberto Reyes y Alejandro Linares– la sesión había quedado en suspenso, pues tenían compromisos.

Por chats privados subió el tono de los reclamos porque algunos creían que el aplazamiento tenía el objeto de ganar tiempo para ejercer presión por los medios y así frenar una inminente derrota de la ponencia.

Como el presidente de la Corte estaba entre los ausentes, Bernal hizo un llamado para que el vicepresidente Antonio José Lizarazo convocara a la sesión a la que solo asistirían los seis. “Queridos Gloria, Cristina, Diana, Luis Guillermo y Antonio, es inaceptable lo que está ocurriendo hoy –dijo–. Propongo que asuma el vicepresidente la presidencia de la sesión y comencemos a las 3:00 p. m. Este trabajo es de tiempo completo. ¿O estoy equivocado? Me resisto a la manipulación y a la continua falta de ética”.

El mensaje de Bernal calentó los ánimos. El magistrado José Fernando Reyes le sacó a relucir a Bernal sus faltas por motivos académicos mientras que otros intentaron buscar soluciones para citar el viernes. En un momento dado el vicepresidente Lizarazo se montó en la idea de convocar esa misma tarde a la sesión en la que, de manera inédita, seis magistrados consideraron derrotar la ponencia sin la presencia de sus colegas y del propio ponente.

Finalmente esa tarde imperó la idea de votar el siguiente lunes con sala llena. Pero como resultado, la discusión exhaustiva que el país esperaba no llegó. En cambio surgieron varias brechas difíciles de reparar. Quedaron expuestas las filtraciones de información de los magistrados a los medios y ante la falta de garantías para debatir a puerta cerrada, algunos cuestionaron la continuidad del presidente de la Corte, Alberto Rojas. Esa tarde también se rompió el grupo de magistrados autodenominado ‘el club de caballeros’, caracterizado por su afinidad ideológica y por votar del mismo lado en casos cruciales para el país.

"La discusión sobre el aborto rompió una alianza entre un grupo de juristas que se autodenomina el club de caballeros".

Rojas, Lizarazo, Linares y Reyes estuvieron juntos en la crisis de las objeciones y la Ley Estatutaria de la JEP. También en Ley de Financiamiento y aspersiones con glifosato. Pertenecer al ‘club’ representaba un respaldo, aunque no necesariamente garantizaba cuatro votos automáticos, ya que eventualmente se iban por caminos diferentes según las consideraciones jurídicas. Ahora bien, algunos consideraron una traición que Antonio José Lizarazo, como vicepresidente de la Corte, hubiera convocado a la sala sin la presencia de los otros tres magistrados.

Eso lo mantendrá alejado del respaldo de sus colegas en tiempos en que deben afinar los límites de la competencia de la JEP y Fiscalía, decidirán si reviven las 16 curules de paz para la próxima legislatura y fallarán en definitiva sobre la revisión de la condena del exministro Andrés Felipe Arias.

En medio del choque interno, optaron por una salida salomónica ante el aborto que dejó en el aire varias dudas. Por ejemplo, el fallo afirmó que la demanda no aportaba los elementos necesarios para debilitar el concepto de la cosa juzgada, así la Corte haya constatado razones tal y como reconoce Lizarazo en su aclaración de voto. En esas condiciones, ¿cuál es el estándar exigible al ciudadano? ¿El juez está maniatado para proceder cuando la demanda viene mal formulada?

El magistrado Lizarazo admite que la Constitución ha cambiado frente al tema, por ejemplo, al incluir el aborto como derecho fundamental. También que existen nuevos elementos para evaluar el cumplimiento del Estado frente al acceso de las mujeres al derecho a abortar. Y además la Comisión Asesora de Política de Política Criminal del Gobierno recomendó la despenalización amplia. ¿Quiere decir que es posible reabrir el camino de la despenalización con una demanda bien hecha? La respuesta a los enigmas quedaron para una próxima oportunidad. De momento, la fallida aproximación al espinoso tema solo dejó fisuras y rencores entre los magistrados, y una gran frustración en el país.