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¿Cuál choque de trenes?

La noticia que llenó de júbilo al país, el triunfo militar del rescate a los secuestrados, bajó a cero la tensión entre el Presidente y la Corte Suprema. ¿Hasta cuándo durará la calma?

28 de junio de 2008

Nadie duda del gran talento que ha demostrado tener el presidente Álvaro Uribe para conducir los hilos del país. Pero con lo que muchos no contaban, y que se ha destapado en los últimos meses como una verdadera arma secreta, es con la suerte única con la que cuenta el primer mandatario.

La liberación de Íngrid Betancourt, los tres contratistas gringos y 11 militares y policías se da en medio de una de las peores crisis políticas del país. El choque de titanes entre el presidente Uribe y la Corte Suprema de Justicia, que tuvo su primera detonación el jueves pasado, parecía que no iba a permitir que las instituciones salieran del todo ilesas de la confrontación. Tanto, que algunos medios titularon lo ocurrido como 'Hecatombe'.

Este nuevo golpe de la política de seguridad del gobierno de Uribe surte un efecto de desinflar la tensión que difícilmente se habría logrado de otra manera.

"La suerte de Uribe es monumental; cuando está en problemas, siempre le aparece algo que le borra lo otro. Ante la tal llamada crisis institucional, con este tipo de cosas la gente tiende a dejarla un lado y más bien cree en su Presidente y en su Ejército", explica Jorge Londoño, presidente de Invamer Gallup.

Pero no es la primera vez que el primer mandatario hace gala de que el azar está de su lado. Algo similar ocurrió en diciembre. En el momento en que parecía que se le estaba saliendo de las manos el caso de los secuestrados de las Farc; por un golpe de suerte, funcionarios del Icbf descubrieron que Enmanuel, el hijo de Clara Rojas, no estaba en poder de la guerrilla sino en un hogar de paso en Bogotá.

Es decir, lo que pintaba como el gran show mediático del presidente Hugo Chávez, la primera liberación voluntaria de secuestrados de las Farc, que catapultaría la imagen del mandatario venezolano en el mundo, terminó convertido en una noticia de menor impacto.

También los astros se pusieron del lado de Álvaro Uribe hace menos de tres meses, cuando se produjo el congelamiento de relaciones comerciales con Venezuela. El tema hace unos años -cuando casi se rompen por la captura del guerrillero Rodrigo Granda en Caracas- había causado problemas y le había quitado popularidad a Uribe. Esta vez, apenas se estaba empezando a sentir algún impacto cuando se dio el golpe a 'Raúl Reyes'. La primera muerte en 'combate' de un hombre del secretariado de las Farc era una noticia histórica y dejó prácticamente en el anonimato el lío de los negocios con el vecino país.

¿Ahora qué puede ocurrir? El toma y dame de la Corte y el Presidente, que se ha intensificado desde cuando la Corte puso el acelerador a las investigaciones de la para-política que tiene contra las cuerdas a más de 50 congresistas de la bancada uribista, llegó a su clímax la semana pasada.

El jueves la Sala Penal dijo que la compra del voto a la congresista Yidis Medina, por parte de funcionarios del alto gobierno, era una "clara desviación de poder". Y por eso envió copia del fallo a la Corte Constitucional para que esta decida si debe estudiar el acto legislativo de la reelección.

El presidente Uribe respondió con un duro comunicado en el que tildó a magistrados de "terroristas" y, en lugar de esperar la decisión de la Corte Constitucional, dijo que convocaría a un referendo para ratificar en las urnas la elección de 2006. El martes, la Corte Suprema le pidió al gobierno "acatar las decisiones" de la justicia. Y el miércoles la Casa de Nariño replicó que no renunciaría al derecho de controvertir los fallos "cuando desborden su ámbito de competencia".

La pelea quedó en punta porque dos horas después, ya el país estaba celebrando la liberación de los 15 secuestrados. Ya en la noche, la Corte Constitucional anunció que no reabrirá el estudio de la reelección. Y así se queda sin piso la idea de convocar al referendo. Pero el alivio tal vez sea temporal. La tensión entre los dos poderes difícilmente se resuelve. Queda pendiente, entre otras, la explicación del papel que pudieron jugar miembros del gobierno en las declaraciones del paramilitar 'Tasmania', que trató de enlodar a magistrados de la Corte y ahora se retracta. n