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La ventaja de Chávez es que siempre fue subestimado. Todos creyeron que era un chambón, un improvisado, un chapucero.

Al paredÓn con marÍa isabel

¿Cuál de todos los Chávez es Chávez?

Su biógrafo, el venezolano Alberto Barrera Tyszka, le responde a María Isabel Rueda.

26 de enero de 2008

M.I.R.: Le cuento que su libro, 'Hugo Chávez sin uniforme', está agotado en Bogotá. Conseguí el último en la Universidad Javeriana. Usted se le midió a escribir una de las pocas biografías que existen del Presidente venezolano, y me pareció balanceada, para no decir imparcial, adjetivo que no creo que sea aplicable al periodismo, y menos a un biógrafo…
A.B.T.: En Venezuela, por estas épocas, solo se puede ser chavista o antichavista. Al momento de escribir esta biografía con Cristina Marcano, en 2004, empezamos a preguntarnos: ¿quién es este hombre que despierta tantas pasiones? Y tratamos de acercarnos a él sin sentir un odio-terror ni una pasión absoluta. Debo reconocer que todo personaje al que uno se dedica a hacerle una autobiografía te seduce, para bien o para mal. Chávez es un seductor, pero es un enigma, al mismo tiempo.

M.I.R.: Quiero empezar esta entrevista como usted termina su libro, y Teodoro Petkoff inicia el prólogo.¿ Quién es en definitiva Hugo Chávez?
A.B.T.: Hay que preguntar más bien: ¿es posible saber quién es Hugo Chávez? Él es un mito en construcción. El mayor problema para hacer una biografía de Chávez, es que todos los días él hace la suya propia. Habla de sí mismo. Es auto referencial. Y cada día puede contar su historia de distinta manera. Siempre que está hablando se refiere a sí mismo, a su niñez, a su infancia, a su época de conspirador…oralmente escribe o reconstruye a diario su biografía.

M.I.R.: ¿Y no podremos saber cómo es hasta que no termine lo que vino a hacer en esta tierra?
A.B.T.: Escribir una biografía sobre una persona viva es muy difícil, y sobre todo porque Chávez, mediático, enorme, omnipresente, también es vulnerable y puede terminar mañana desaparecido, ablandado por la historia.

M.I.R.: ¿Derrocado?
A.B.T.: O derrotado por el pueblo, el mismo que lo eligió, que sería su mayor dolor. Está en el momento de su cresta, y lo estamos acompañando.

M.I.R.: ¿Es un revolucionario, o un populista pragmático?
A.B.T.: Le voy a contestar con una frase que en México se le atribuye a Echavarría y en Venezuela a Carlos Andrés Pérez: "ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario". Pero hay una frase de Sarney, el presidente brasileño, que a mí me parece muy dura pero muy contundente. Cuando le pidieron que lo comparara con Fidel Castro, dijo, refiriéndose a Chávez: "le falta biografía, y le sobra petróleo". Chávez está urgido de una épica que no tiene: no tumbó a un dictador. Tiene una temperatura verbal muy alta. Hoy insulta a Bush, mañana a Alan García, pasado mañana a Álvaro Uribe. Y lo peor que le puede pasar es que no le contesten. Anda desesperado buscando enemigos importantes, porque de otra manera no es peligroso, ni subversivo, ni revolucionario.

M.I.R.:¿Hasta dónde llega su sensibilidad social y desde dónde empieza su vanidad?
A.B.T.: Todo el mundo reconoce que Chávez es un hombre de una gran sensibilidad social, pero al mismo tiempo es un gran egocéntrico. Ha puesto la pobreza en el centro de la agenda, pero ha politizado a la miseria y a los pobres. Ahí tiene un protagonismo y un poder y por desgracia alrededor de eso, ha construido un régimen cada vez más personalista. Le fascina ese culto a su personalidad que le cultivan.

M.I.R.: ¿Parte de ese deseo de quedarse hasta 2021, según lo sugiere en su libro, es la mezcla entre su vanidad y su amor por el poder?
A.B.T.: Nos sorprendió mucho acceder a unos diarios en los que desde muy joven, desde que era cadete, quería ser Presidente de Venezuela. Él sabe esperar, tiene sueños a largo plazo, es persistente en sus búsquedas, y desde niño añoraba la celebridad. Dice que no soñaba con Superman sino con Bolívar. El poder es ambición de todo político, pero en Chávez parece una ambición desmedida. En Venezuela todos los poderes públicos son oficialistas. No satisfecho con que la Asamblea le pertenezca en su totalidad, hizo pasar una "ley habilitante" para que él sea el que legisle, y no ella.

M.I.R.: Ahí viene la siguiente pregunta: ¿es un demócrata que pretende construir un país sin exclusiones o un caudillo autoritario que ha secuestrado al Estado y a sus instituciones?
A.B.T.: Chávez ha secuestrado a la ciudadanía, y eso tiene que ver con su naturaleza militar. Él se define como un soldado. Organiza a la gente en batallones. Describe las elecciones como combates. Funciona dentro de la lógica militar, y en ese sentido hay un desprecio hacia el mundo civil, que ve desorganizado, corrupto e ineficaz. Ahí entra la perspectiva del orden, y por eso sus seguidores tienen la consigna, que él mismo invoca: "ordene, comandante".

M.I.R.: En alguna parte del libro usted sugiere que Chávez es quien su contertulio de turno necesite que sea…
A.B.T.: Tiene un enorme talento para identificar qué quiere oír su auditorio. En su retórica hay un talento comunicacional muy grande. Y una capacidad muy rápida de montar canales emocionales con la gente.

M.I.R.: Pues cuando a finales del año pasado estuvo en Colombia elogió incansablemente al pueblo colombiano y se mostró como el mejor amigo de Álvaro Uribe…
A.B.T.: Él tiene unas rutinas. Primero halagar al auditorio, enamorarlo, cortejarlo… Hay algo de radionovela en él.

M.I.R.: ¿Usted habló con Chávez para escribir su biografía?
A.B.T.: No. Investigaron nuestra cédula a ver cómo habíamos firmado el referéndum. Pero hicimos alrededor de 65 entrevistas con la gente que más lo ha conocido durante su vida. Hoy pienso que eso fue mejor, porque Chávez habla mucho y es un gran seductor. Habríamos tenido que meter su versión, que serían 400 páginas más del libro.

M.I.R.: En él sugiere, aunque dice que nada de esto es confirmado, que hay rumores sobre que la personalidad cambiante de Chávez se debe a que padece depresiones inmensas, ataques de pánico, bajas de litio…
A.B.T.: Como toda persona que está en el poder, alrededor de Chávez hay unas leyendas inmensas. Cuanto más importante sea, ellas aumentarán. Y su vida privada, como pasó con la de Fidel Castro, va a terminar siendo un secreto de Estado. Hasta ahora sabíamos todo. Su primer matrimonio con Nancy Colmenares con la que tuvo tres hijos, sus amoríos de casi 10 años con Herma Marksman, su posterior matrimonio con María Isabel de la cual se divorció… Desde ahí Chávez empezó a decir que estaba casado con la patria, con la revolución, cumpliendo el curso de los héroes que no tienen vida más allá de la historia…

M.I.R.: ¿Por qué Chávez ha peleado con casi todos sus amigos? Nunca quedó claro por qué fue el primero que se rindió en el intento de golpe contra CAP...
A.B.T.: Y sus mejores amigos golpistas siempre se lo reclamaron. Versiones hay todas. Desde que él supo que lo habían traicionado, hasta la de que se acobardó.

M.I.R.: ¿La enemistad del gobierno colombiano con Chávez es irreversible?
A.B.T.: No me gusta especular.

M.I.R.: ¿El presidente Uribe le violó su vanidad cuando lo sacó del proceso con las Farc?
A.B.T.: Cómo no. Le faltó al respeto públicamente. Lo dejo mal en un momento en el que Chávez está buscando internacionalización. Pero Uribe hizo bien en no contestarle, para no reproducir la misma dinámica de confrontación con la que Chávez funciona.

M.I.R.: ¿Las Farc no son el vehículo para lo que usted llama la internacionalización de la revolución chavista?
A.B.T.: En diciembre pasado Chávez se la jugó en esa puesta en escena de la liberación de las secuestradas colombianas hasta con Oliver Stone, como si fuera un heroico rescate de las fuerzas venezolanas. Eso le falló. Y para después reconocer públicamente la beligerancia de las Farc… ¿En alguien que invoca tanto la soberanía, y que se opone a la política exterior de Estados Unidos en nuestro continente que es absolutamente criticable, no es una incoherencia intentar tener una injerencia tan fuerte en Colombia?

M.I.R.: Usted dice en su libro que todo lo que Chávez hace es legal pero inadmisible…
A.B.T.: Sí, porque todo parece concentrarse en un debate moral. Coño: él es el bueno de la historia e imbuido en esa personalidad mesiánica, no hay ética. Todo es posible porque él es bueno y resuelve las nobles causas. A partir de ahí, no tiene ningún límite.

M.I.R.: La última incógnita que me queda de su libro. ¿Cuáles son realmente las relaciones de Chávez con las Farc?
A.B.T.: Es parte del misterio. Chávez ha tenido desde el principio una ventaja, y es que fue subestimado. Siempre se pensó que era un chambón, un improvisado, un chapucero. Pero alguien que pasa tanto tiempo siendo un soldado formal, ejemplar al menos frente a su familia y sus superiores y que nadie sepa que está conspirando contra el Estado, es porque tiene la capacidad de llevar una doble vida, y por ello es muy difícil conocerle su juego. Del socialismo habla desde hace muy poco. Se declara 'hijo' de Fidel hace muy poco. No son cosas espontáneas.

M.I.R.:¿ Qué planes tendrá en la cabeza?
A.B.T.: Una de las cosas que me sorprendieron más de la entrevista con sus amigos como Alcidas Rondón y Miguel Ángel Rangel, es que dijeran que todo en Chávez es calculado y pensado. Este hombre, que ante nosotros parece un espontáneo, raptado de repente por la ira, la alegría, por la emoción, resulta que no. Eso lo ha pensado en una dinámica histórica. ¿Cómo puedo responderle cuál es su dinámica con las Farc?

M.I.R.: ¿Cree en la teoría de que jefes de las Farc viven en Venezuela?
A.B.T.: Podría ser. Nosotros los venezolanos, con esta experiencia, hemos perdido la noción de verdad. Ya no sabemos en qué creer.