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Borja Lázaro Herrero.

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En el desierto de La Guajira una mujer busca a su novio

Borja Lázaro Herrero desapareció en el pasado 7 de enero cerca al Cabo de La Vela.

27 de enero de 2014

Dani Sánchez, la novia del español Borja Lázaro Herrero, desaparecido el pasado 7 de enero, inició un recorrido por tierra y aire en el desértico departamento de La Guajira, con el que buscará el apoyo de las comunidades para seguir su rastro.

Sánchez, de origen mexicano, dio este lunes una rueda de prensa en Riohacha, capital de La Guajira, en la que pidió "a las más altas instituciones que sigan apoyando hasta poder encontrar a Borja bien".

Según confirmó el comandante de la Policía de La Guajira, el coronel Alejandro Calderón, un equipo interdisciplinar acompañó a Sánchez a "un sobrevuelo por el sector del Cabo de La Vela", uno de los puntos más turísticos de la remota región donde su novio fue visto por última vez el 7 de agosto.

"Van a aterrizar y ella va a estar hablando con los dueños del sitio donde él se hospedó, van a hablar con la gente de las rancherías (resguardos de los indígenas wayúu) y va a repartir algunos volantes. Lo que se pretende es difundir", anotó el alto oficial.

Esta zona de La Guajira, ubicada en el extremo norte y en la frontera con Venezuela, es un foco turístico por su conservación natural, pero es algo inhóspita por las altas temperaturas y las dificultades que presentan el desierto y su baja densidad de población, en su mayoría de etnia wayúu.

Sin ser una región dominada por el conflicto armado, La Guajira cobija algunos grupos armados ilegales y sobre todo bandas de delincuentes comunes como las que secuestraron en julio pasado a la pareja de españoles María Concepción Marlaska y Ángel Sánchez.

De acuerdo con el relato de la novia del joven desaparecido, nacido en la ciudad de Vitoria (País Vasco) hace 34 años, Borja llegó a La Guajira "a pasear".

"Su pasión es la fotografía, aunque él tiene un trabajo normal (como ingeniero informático). Vino, como ha hecho en otros países, a estar cerca de las comunidades más vulnerables. Siempre se ha interesado por retratar la situación, sin embargo, no se ha metido en temas de investigación", comentó.

De hecho puntualizó que antes de su desaparición había convivido "por varias semanas" con familias wayúu, pues como fotógrafo aficionado había llegado a Colombia en noviembre y ya había recorrido la costa Caribe y Bogotá.

Uno de los huéspedes de la posada en la que Lázaro Herrero pasó la última noche relató que después de tomar unas cervezas con dos turistas chilenas y otros dos colombianos, se fueron a dormir en las hamacas y que a la mañana siguiente el español ya no estaba.

Según el coronel Calderón, unos 350 agentes de los grupos antisecuestro de la Policía han peinado la zona en los últimos días y se mantienen las tres hipótesis del principio.

"La primera, que apunta a un posible ahogamiento y que las corrientes no le llevaron a la playa sino a mar abierto; la segunda, que se pudo perder, lo cual no tiene tanta fuerza porque se dejó sus elementos personales, y la tercera, que haya sido raptado por un grupo al margen de la ley", aunque aún nadie ha exigido un rescate.

Pero su novia considera que "hay decisiones que no habría tomado, como meterse al mar o caminar sin saber dónde iba". "Él es muy organizado en las decisiones que toma", agregó.

"Toca esperar. Ya han pasado más de 20 días y todas las hipótesis son factibles", recordó Calderón.

Lázaro trabajaba como informático en Luxemburgo con su novia hasta que en agosto se mudaron a México por motivos laborales de ella, y el joven decidió tomarse unos meses para viajar por América Latina y preparar un reportaje fotográfico.