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JUSTICIA

Daniel Ángel, ¿vuelve al infierno?

Las posibilidades de que el relacionista público de DMG regrese a prisión son altas.

7 de mayo de 2013

La canción dice: “La vida te da sorpresas”. Y en el caso de Daniel Ángel Rueda esta sentencia no podía ser más cierta. Varios años atrás, era un jovial muchacho que creció codeándose con la crema y nata bogotana en el Country Club y en el Gimnasio Moderno. Cuando se casó, su matrimonio causó envidia entre los lectores de las páginas sociales.

No era para menos. Allí, entre otros, estaban el cantante Carlos Vives, tal vez su mejor amigo; Tomás y Jerónimo Uribe, los hijos del entonces presidente Álvaro Uribe; políticos como David Luna, y el exvicefiscal Armando Otálora. Todos rodeados de bellas modelos, personajes de la farándula que disfrutaban de los encantadores jardines de la tradicional hacienda El Vergel, en las afueras de Ibagué. Su esposa, una joven profesional de las más respetadas familias de esa ciudad, estaba radiante.

Todos ellos quedaron de una sola pieza cuando trascendió que este muchacho iba para la cárcel acusado de ser miembro de la cúpula de DMG, una pirámide que se había quedado con el dinero de millones de colombianos. Volvieron a tomar un soplo de vida cuando se enteraron de que salía de la cárcel y quería reiniciar su vida. En apariencia así fue. Sin embargo, la vida te da sorpresas. Ahora, hay posibilidades de que regrese a prisión.

En efecto, cuando parecía que la calma volvía a su vida, la Fiscalía lo puso nuevamente en apuros con una imputación por el delito de concierto para delinquir agravado. Ángel, todavía muy joven –tiene 38 años- enfrenta la posibilidad de volver a oír que se le dicta una medida de aseguramiento.

La Fiscalía, tanto en el primer proceso (en el que fue condenado en el 2009 a cuatro años y cuatro meses de cárcel por lavado de activos con participación criminal) como en el que se le adelanta ahora, ha insistido en que su tarea con DMG se reducía a abrir las puertas a la captadora en diferentes espacios de la sociedad.

En su momento, la sentencia condenatoria en su contra vino tras un preacuerdo con la Fiscalía en el que se declaró culpable del delito de lavado de activos en calidad de autor.

Sin embargo, se salvó de ser extraditado porque la Corte Suprema de Justicia no avaló el trámite al considerar que era innecesaria una nueva condena en Estados Unidos. Eso fue para él un alivio. La tranquilidad fue mayor cuando desde enero del 2011, apenas había pagado menos de la mitad de la pena, salía de un lugar que nadie de los que lo vieron crecer se imaginaron jamás.

En su cabeza, empero, la pesadilla seguía. Por ejemplo, el hallazgo de la Policía durante un allanamiento en su apartamento, de 500 millones de pesos en efectivo guardados en cajas de cartón. Para las autoridades no cabía duda de que este joven se había metido en un mundo oscuro en el que se pagaban salarios astronómicos en fajos de billetes. ¿Por qué lo hicieron así? Para evitar ser detectados por el sistema financiero.

A pesar de todas estas circunstancias, muchos de quienes lo conocen optan por recordarlo como “un tipo adorado” y de una “familia sensacional”. Algunos anotan que no parecía tener una ambición particular. “No era codicioso. Andaba en bicicleta por Bogotá y después en ‘motico’ de esas chiquitas. Nunca se avergonzó de nada, ni se vanagloriaba de nada”, dijo en su momento uno de sus amigos a la revista SEMANA.

Según uno de sus conocidos, jamás mostró interés por ir a la universidad. “Cuando terminó el colegio se fue a Vancouver (Canadá) y luego viajó a Sydney (Australia)”. Siempre mostró un especial apego al mundo de la televisión y llegó a ser extra.

Como lo publicó SEMANA, DMG se creó en el 2005 y, un año después, Daniel Ángel se convirtió en el hombre detrás de Body Channel, el canal de televisión del conglomerado que fue lanzado con bombos y platillos en octubre del 2006.

A tal punto llegó el evento, que contó con la presencia de la exmiss universo venezolana Alicia Machado. Y, como si fuera poco, su incursión en el mundo del glamour, apenas dos meses después, en diciembre, Ángel apareció en la revista Poder como el ‘vendedor de yates’.

A pesar de su carisma y su talento para hacer amigos, Ángel se extravió en el camino. Trabó una relación con David Murcia Guzmán, de quien se hizo socio en una historia que trajo unas consecuencias ya conocidas. Se beneficiaron mutuamente. Ángel le sirvió de llave maestra para abrir las intrincadas puertas del poder social en la capital y el acceso al poder cautivador de la farándula nacional, y Murcia lo puso en el organigrama de una organización en el que llovía dinero.

Lejos del joven que un día fue, el Daniel Ángel de hoy es totalmente distinto, al menos en lo que deja ver en su paso por el complejo judicial de Paloquemao en Bogotá. Se le ve muy serio y con apariencia de hombre maduro. Llega cumplido a la audiencias. En su presentación, con voz firme, siempre hace referencia a su dirección de residencia vía a La Calera y entrega su número de celular.

Su forma de vestir, para quienes no sepan de quién se trata, es la de cualquier ejecutivo un domingo de descanso. Su apariencia física siempre está marcada por una poblada barba. Aunque no es asediado por los medios, como sucede con la exasesora jurídica de DMG, Margarita Pabón (procesada por los mismos hechos), tampoco se le ve su interés de no ser captado por las cámaras.

Ángel, a diferencia del primer proceso, no aceptó cargos por concierto para delinquir agravado. Espera que este miércoles una juez decida si lo envía nuevamente tras las rejas como ocurrió hace cuatro años. Tiene confianza en que no sea así. Pero a veces, dice la canción, la vida te da sorpresas.