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La graduación de estos 150 patrulleros busca que no se desarraiguen de su tierra y solucionar la reticencia de los patrulleros de otras regiones para trabajar con las difíciles condiciones de Chocó. La familia de Arlin Cristian Valencia asistió completa

fuerza pública

De Chocó para Chocó

SEMANA asistió a la graduación de 150 patrulleros en la primera escuela chocoana de Policía. El establecimiento abre perspectivas de progreso para los habitantes.

3 de junio de 2006

A la graduación de Arlin Cristian Valencia fueron su papá Alejandro, la mamá Petrona, su hermanito Alexánder, la abuela Cristina, el tío Humberto, la tía Virgelina, la prima Carmen y su hermana Patricia, con sus seis meses de embarazo. Él, junto a Heliodoro, Daysi Juveny, Maryory Farlay y otros jóvenes bachilleres de apellidos como Rentería, Agualimpia, Mena, Moreno y Perea, obtuvo el título de patrullero de la Policía Nacional. Ellos pertenecen a la primera promoción del Centro de Instrucción Policial de Yuto, el único en Chocó, construido sólo para estudiantes del litoral Pacífico y que el pasado 20 de mayo graduó 150 patrulleros.

El acto se convirtió en un gran acontecimiento, en la cancha de fútbol del municipio,a orillas de la quebrada doña Josefa. Allí llegaron familias de varios municipios que conforman la región que el Pnud señala como la más pobre de Colombia y que tiene 9.438 personas desplazadas. Para asistir al evento no importó la distancia, sorteada en río o por una precaria infraestructura vial, ni el sol, ni la lluvia de los días anteriores, para que los esbeltos cuerpos de las mujeres chocoanas se arreglaran para la fiesta con colores vivos y hasta sandalias de tacón que corrían el peligro de atorarse en el barro.

Esta vez el 'picó', parlantes grandes que se utilizan en las fiestas, cambió la champeta y el reguetón para amplificar el Himno Nacional y las palabras de distinguidos personajes, que en Yuto, a sólo media hora de Quibdó, sólo se habían visto por televisión. —Viste que ese es el gobernador -le decía Carmen a la prima Patricia. —Yo lo reconozco en televisión, pero así de frente, no ¿Pero ese porque está tan blanco? está más mulato. —La plata, mija, la plata. Eso es con químico. Uno porque no tiene con qué - respondía Patricia.

A esta celebración no sólo asistieron las familias. A los habitantes de Yuto no les importó colarse, así fuera en jeans y pantaloneta. Como Ignacio Córdova, quien dice que no le ve nada de malo a la escuela, ni siquiera cuando empezó en unas casas del pueblo, hace un año, y hacían ruido con sus actividades desde las 3 y media de la mañana. Él piensa que este Centro es clave para el municipio, porque les está dando trabajo a cooperativas de mujeres que lavan la ropa y les cocinan a los aprendices de policías. Además se mueven más las pequeñas ventas y el transporte local cuando vienen a visitarlos. La importancia se ve mejor cuando se tiene en cuenta que la tasa de desempleo de Chocó es del 9,6 por ciento.

Sobre los retos que deberán afrontar los nuevos patrulleros, el director de la Policía, general Jorge Daniel Castro, enumeró a SEMANA "el cubrimiento en las poblaciones donde no hay Policía, el trabajo contra la coca y el reclutamiento de niños en los grupos armados al margen de la ley. Y ser los policías de Chocó para Chocó."

Don Ignacio, entre risas, dice que espera que los nuevos policías arreglen los problemas que hay con "tanta vieja chismosa" y, más serio, destaca que los graduados sean de la región y vayan a trabajar en ella "porque así no van a tratarnos mal y no van a ser racistas, como ha pasado muchas veces".

Ese es uno de los objetivos de este proyecto, además de dar a los muchachos una opción profesional para recibir un salario de algo más de un millón de pesos,. "El hecho de que sean de la región les da facilidad porque conocen las costumbres, el clima y eso les da más capacidad para resolver problemas", afirma Rubén Carrillo, comandante de la VI región, a la que pertenece la escuela. Los graduados recibieron formación con énfasis comunitario, para que no sólo impongan autoridad, sino también sean líderes de sus propias regiones.

La idea de trabajar en su región no le gusta a todo el mundo, como a una mujer de Bojayá, muy orgullosa del grado de su hijo, pero renuente a dar declaraciones para que en su pueblo no se enteren que tiene un hijo policía, y "ellos" tomen represalias. De todas formas, la graduación fue una fiesta con carne de guagua, jugo de yuca y otras bebidas menos saludables. Hubo 'picó', baile, y rumba en Yuto hasta la madrugada.