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Cambiar de partido en Colombia hasta hace poco no tenía mayor problema. Era un hecho políticamente censurable pero jurídicamente viable. | Foto: SEMANA

POLÍTICA

De Marta Lucía a Ángela María: los procesos por doble militancia

Las dos mujeres que llegaron a la segunda vuelta como candidatas a la vicepresidencia terminaron demandadas por doble militancia. El Consejo de Estado ya negó la demanda contra Ramírez y está a punto de decidir si le quita la curul a Robledo. ¿Por qué?

21 de abril de 2019

La oposición aún no termina de recuperarse del impacto que le causó la salida de Antanas Mockus del Congreso. Sin embargo, después de Semana Santa podría llegar otra decisión del Consejo de Estado que, por sus implicaciones y protagonistas, alborotaría de nuevo el avispero.

 En esa instancia cursa desde hace meses un proceso por doble militancia contra la representante a la Cámara Ángela María Robledo, fórmula vicepresidencial de Gustavo Petro en las pasadas elecciones. Días antes de aceptar el ofrecimiento del líder de la Colombia Humana, Robledo ocupaba una curul en la Cámara por la Alianza Verde a la que renunció para embarcarse en la aventura de las presidenciales de la mano de Petro.

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 El hecho de no haber renunciado un año antes de la elección, como establece la ley para los concejales que quieren ser congresistas o alcaldes, por ejemplo, fue suficiente para que una red de veedurías ciudadanas demandara a la congresista. Según fuentes consultadas por SEMANA, la decisión del Consejo de Estado está lista y la anunciarán los próximos días.

Pero poco se ha hablado del hecho de que este fallo, de salir contra Ángela María, podría contradecir uno que ya emitió este mismo tribunal a favor de la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez. Aunque ambos casos tienen matices y son independientes, en términos legales, a ambas las demandaron por lo mismo. Hay tales similitudes que si –como se especula– el Consejo de Estado falla contra Robledo, podría fijar un precedente para que vuelva el fantasma de la pérdida de investidura de Ramírez.

Cambiar de partido en Colombia hasta hace poco no tenía mayor problema. Era un hecho políticamente censurable pero jurídicamente viable.

Cambiar de partido en Colombia hasta hace poco no tenía mayor problema. Era un hecho políticamente censurable pero jurídicamente viable. De hecho, la hoy vicepresidenta empezó haciendo política de la mano de Noemí Sanín, después con Andrés Pastrana, posteriormente hizo parte del Gobierno de Álvaro Uribe y finalmente aterrizó de nuevo en el conservatismo.

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 La política es dinámica, y toda su trayectoria en distintas orillas y partidos nunca significó un riesgo legal. Pero eso cambió en 2011 con la ley para evitar el transfuguismo. Esa norma estableció mecanismos para atacar esa práctica. Uno de ellos, que quienes ocupen un cargo político o administrativo en representación de un partido y quieran hacerse elegir por otro deben renunciar 12 meses antes.

 Quienes demandaron a Robledo y a Ramírez se refieren a reglas contenidas en esa ley y alegan, por separado, que las dos incurrieron en doble militancia. De la primera se dice que la irregularidad se configura al haber cometido, presuntamente, dos fallas: 1) No haber renunciado con un año de antelación a su cargo de congresista y 2) Haber pasado de la Alianza Verde a Colombia Humana.

 Por los lados de Marta Lucía el asunto no es idéntico, pero se parece. La hoy vicepresidenta ha militado varios años en el Partido Conservador e incluso había aspirado a la presidencia por esa colectividad. Sin embargo, en la contienda en la que resultó elegido Iván Duque, Ramírez no se inscribió por su partido sino por firmas. El mecanismo acordado consistía en convocar a una consulta entre Duque, Ordóñez y Marta Lucía y que quien ganara sería el candidato con el segundo en la fórmula vicepresidencial. Los demandantes de la inscripción de Ramírez alegaron que ella habría incurrido en doble militancia por ser fórmula del candidato del Centro Democrático luego de haberse inscrito por otro movimiento, y sin renunciar al Partido Conservador.

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La vicepresidenta se defendió en forma similar a lo que hoy sostiene Robledo. Esta última argumenta que las inhabilidades para la presidencia y vicepresidencia están claramente establecidas y que sus asesores las revisaron y tuvieron en cuenta al momento de la inscripción. Así mismo, que estas inhabilidades no son aplicables cuando se trata de una elección presidencial. Al fin y al cabo, asegura la representante de Colombia Humana, Iván Duque tampoco renunció con un año de antelación antes de ser candidato.

Los abogados de Robledo sostienen, además, que ella no se pasó de un partido a otro. De hecho, el Consejo Nacional Electoral le negó el carácter de partido a Colombia Humana por no tener representación en el Congreso.

Los abogados de Marta Lucía Ramírez usaron ese argumento para que el Consejo de Estado tumbara la demanda en su contra. Aseguraron que como la hoy vicepresidenta se inscribió por firmas y no por un partido, su posterior inscripción como fórmula del Centro Democrático no tenía obstáculo legal alguno. “El Consejo de Estado fue contundente al afirmar que la actual vicepresidenta participó en una consulta popular con un movimiento ciudadano para hacer parte de una coalición”, aseguran en su oficina.

Si bien hay similitudes entre los casos de Marta Lucía y Ángela María, el Consejo de Estado podría no verlos de igual manera.

 Así las cosas, solo existe una diferencia sustancial entre los dos casos: la renuncia. Al momento del ofrecimiento, Ángela María era representante a la Cámara por la Alianza Verde y sus detractores se han pegado de ese argumento legal para sustentar la demanda. Marta Lucía, al no haber desempeñado cargos públicos en el año previo al ofrecimiento de Duque, no tiene ese problema. 

Robledo tiene a su favor el precedente que fijó el Consejo de Estado con Ramírez. ¨Justamente cuando no se respeta el precedente se incurre en un fenómeno muy grave, la violación al derecho a la igualdad¨ afirmó en Semana en Vivo Gustavo Gómez expresidente del Consejo de Estado. Habrá que ver en qué dirección irá el fallo sobre el futuro de la dirigente de izquierda. Si la demanda llegase a prosperar, marcaría el inicio de una verdadera tormenta política y judicial pues se trataría, en ese contexto, de dos personas que ante hechos que guardan similitudes, podrían ser juzgadas en forma distinta.