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¿De quién es esta carta?

La carta atribuida a un hermano de Fidel Castano, podría ser la amenaza de un miembro de Los Pepes de revelar todo lo que sabe si llesa a ser detenido

20 de septiembre de 1993

EN LOS MOMENTOS MAS DUROS de la guerra contra el narcotráfico, Pablo Escobar acostumbró a los colombianos a que cada vez que tenía algo que decir, enviaba un mensaje escrito con el inconfundible membrete de su huella digital. Así, a lo largo de estos últimos años las noticias sobre el jefe del cartel de Medellín se conocieron por medio de este correo clandestino. Sus enemigos optaron por utilizar el mismo sistema para acusar a Escobar de ser el responsable de muchos de los magnicidios, bombas y acciones terroristas que han azotado al país. Pero desde hace más o menos cinco meses el cruce de correspondencia estaba paralizado y todo parecía indicar que esta modalidad de comunicación había desaparecido.
La semana pasada los colombianos fueron sorprendidos con la reactivación de este correo. Pero esta vez no se trataba de Pablo Escobar. No había ni huella digital ni firma legible de su autor. La misiva anónima fue enviada por medio de varias emisoras de la capital paisa al fiscal General de la Nación, Gustavo de Greiff, y en ella se anunciaron revelaciones de los secretos más guardados por la organización del cartel de Medellín. En seis puntos, el informante asegura tener "pruebas tangibles,' acerca de los asesinatos y asesinos de Jorge Enrique Pulido, del coronel Jaime Ramírez, del director del diario El Espectador Guillermo Cano, del senador Federico Estrada Vélez, del procurador Carlos Mauro Hoyos, del coronel Valdemar Franklin, del gobernador Antonio Roldán Betancur, de los candidatos presidenciales Luis Carlos Galán, Carlos Pizarro y Bernardo Jaramillo, y de los dirigentes de la Unión Patriótica José Antequera y Gabriel Jaime Santamaría. Pero sus anuncios no se quedaron ahí: acusó directamente a Escobar de haber ordenado los asesinatos de algunos de sus más cercanos hombres de confianza que abandonaron su organización y se pasaron a las filas de Los Pepes, el grupo que surgió hace algunos meses para combatir al jefe del cartel de Medellín. Son ellos Jorge García, Juan Yepes y un hombre conocido como Jorge, alias Orejas. También dijo conocer las causas que originaron el crimen de Gustavo González, alias Tavo, quien se encontraba en la cárcel de Bellavista, en Medellín, y quien había ofrecido colaborar con las autoridades con información confidencial sobre Escobar.
Sobre el asesinato del abogado Guido Parra, el desconocido autor de la carta señaló que tenía información que comprometía a Pablo Escobar en este hecho.
Según lo afirma en el punto cuatro de la carta, su muerte fue ordenada ante la negativa del jurista de continuar defendiendo a la organización del cartel de Medellín. En el escrito indica que "este asesinato lo ordenó Escobar como una estrategia en la guerra contra Los Pepes". Pero si hasta aquí las revelaciones del informante parecen suficientes para abrir cientos de expedientes y hacer miles de conjeturas, sus denuncias no pararon ahí. En el punto quinto de su carta, el anónimo personaje dice que dará a conocer "la realidad de lo que fue la organización llamada Los Pepes, donde tuvieron una participación amplia, directa o indirectamente algunos sectores del gremio político, ganadero, industrial, etc., de todo el país, quienes a nuestro lado vieron la oportunidad de acabar con Pablo Escobar, el cual por mucho tiempo hizo desangrar sus arcas". Y para rematar atar la misiva, señala que podría demostrar cómo muchos miembros de la organización de Escobar fueron asesinados por hechos diferentes a la guerra directa Escobar-Pepes.
LAS CONJETURAS
Aunque las revelaciones contenidas en la carta son materia de es tudio por parte de las autoridades, lo que concentra la atención de los investigadores es saber quién o quiénes la escribieron y con qué propósitos. La teoría que cobra mayor fuerza entre las autoridades señala a los hermanos Fidel, Carlos y Vicente Castaño como los autores del documento. El asunto es que la carta anónima fue enviada a los medios de comunicación el mismo día -18 de agosto- en que el fiscal De Greiff daba a conocer todos los pormenores del asesinato de Luis Carlos Galán. Según la investigación, Escobar fue el autor intelectual del magnicidio y Fidel Castaño uno de los cómplices. Para las autoridades está claro que este detalle es más que una coincidencia y piensan que la carta podría ser una jugada de los Castaño para confundir a la opinión y de paso argumentar que no tuvieron nada que ver con el crimen . Este análisis hecho por las autoridades tiene más asidero aún si se tiene en cuenta que hace dos semanas la Fiscalía Regional de Antioquia dictó orden de captura contra los Castaño, acusados de ser los cabecillas del grupo de Los Pepes.
De ser ciertas estas conjeturas, la carta pasaría a ser simplemente un elemento de desinformación.
No es la primera vez que los hermanos Castaño aparecen comprometidos en actividadcs relacionadas con el narcotráfico. De Fidel Castaño la opinión pública conoce muy de cerca su participación con grupos paramilitares de Córdoba, su vinculación al cartel de Medellín, sus relaciones con Gonzalo Rodríguez Gacha y con el propio Pablo Escobar, con quien rompió relaciones hasta convertirse en su más encarnizado enemigo. Poco o nada se sabe en cambio de sus hermanos Vicente y Carlos. De acuerdo con los organismos de inteligencia, ellos siempre han estado vinculados a la organización que dirige su hermano. Se les señala de haber participado también en las matanzas de Honduras y La Negra en el Urabá antioqueño, aunque en ese entonces pasaron inadvertidos porque las autoridades siempre señalaron a Fidel Castaño como el único responsable de esos asesinatos.
Sin embargo, las autoridades aseguran que con la aparición de Los Pepes, Carlos y Vicente pasaron de simples actores de reparto a protagonistas principales. Los organismos judiciales los acusan de participar directamente en el asesinato de los cinco abogados defensores de Pablo Escobar: Raúl Jairo Zapata Vergara, Juan David Castaño González, María Victoria Muñoz Roque, Guido Parra y José Salomón Lozano. También, según las autoridades, aparecen comprometidos en el asesinato del arquitecto Luis Guillermo Londoño White y otra serie de crímenes y atentados contra miembros e instalaciones del cartel de Medellín. Todas estas sindicaciones a los hermanos de Fidel Castaño se basan en los testimonios que han entregado a las autoridades informantes acogidos al sistema de protección de testigos y que habrían actuado como cómplices en estos hechos.
Si bien las averiguaciones conducen a pensar que los Castaño podrían ser los autores de la misiva clandestina, las autoridades no descartan que ésta haya sido escrita por otras personas. Según una fuente oficial consultada por SEMANA, una tesis que puede cobrar fuerza es la de que " la carta haya sido escrita por un hombre que haya estado vinculado al cartel de Medellin y luego a Los Pepes, un hombre que esté en problemas y que a la vez este interesado en notificar mucha gente que si no aceptan protegerlo y permiten que caiga en manos de las autoridades, muchos y muy compromotedores secretos podrían ser puestos al descubierto". Lo anterior explicaría las referencias-que bien pueden leerse como amenasas- de revelar todo lo que había detrás de la organización de Los Pepes, y las vinculaciones de "sectores del gremio político, ganaqdero, industrial, etc". a ese grupo.
Tampoco se puede descartar, a juicio de las autoridades, que detrás de la carta se esconda la figura de Pablo Escobar, a quien los organismos de seguridad consideran como " un mago de la desinformación". Al cierre de esta edición, los esfuerzos de los investigadores continuaban, pues en momentos en que la pista de Escobar parece perdida, cualquier elemento que pueda permitir recuperarla resulta de gran valor.