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Álvaro Uribe Vélez. | Foto: AP

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“No me le arrodillé a Yidis” y otras frases del memorial de Uribe

Para el expresidente, Jorge Noguera sigue siendo ‘un buen muchacho’ y asegura que la parapolítica sucedió antes de su gobierno.

5 de mayo de 2015

Álvaro Uribe se preparó muy bien para su primera vez en la Corte Suprema. Tan bien, que en lugar de concentrarse en los asuntos propios de la versión libre por su presunta relación con el ‘hacker’ Andrés Sepúlveda, preparó un minucioso documento en el que detalló la relación de su gobierno con las altas cortes, controvirtió las condenas contra cinco de sus exfuncionarios y se declaró perseguido por la justicia.

Cada vez que Uribe comparece ante la justicia para ser indagado, el expresidente responde con su mejor arma. El contraataque. Así lo hizo hace tres años, ante la Comisión de Acusaciones. Esta vez, ante los magistrados que lo investigan, terminó por señalarlos de parcializados y politizados, incluso de sugerir prácticas clientelistas. Si durante el gobierno de Uribe la Corte se declaró perseguida, pues ahora es el expresidente quien se define como perseguido.

Para él, Bernardo Moreno y María del Pilar Hurtado resultaron injustamente condenados por el escándalo de las chuzadas ilegales que se adelantaban desde el DAS a magistrados, periodistas y dirigentes de oposición. Además, Uribe dice que en su gobierno no dieron la orden de ‘chuzar’ y que si a alguien chuzaron, fue a él.

También asegura que no había pruebas para condenar a los exministros Sabas Pretelt de la Vega y Diego Palacio, por el caso de la compra de conciencias en el Congreso a favor de la reelección presidencial. Y que al exministro Andrés Felipe Arias no lo condenaron “por ladrón”, sino por haber hecho parte de su gobierno. La teoría de la conspiración.

Además, el memorial de Uribe en la Corte dedica numerosas líneas a defender su gobierno y su obra. Y en ese intento, hizo varias afirmaciones que para muchos pueden tener algo de cinismo.

Por ejemplo, a pesar de que la justicia comprobó que Yidis Medina cambió por burocracia su voto de la reelección, Uribe insiste en que a la Corte la tuvo sin cuidado que la testigo única “me acusara de haberme arrodillado frente a ella, en un baño de la sede de la Presidencia, para rogarle que votara la reelección y ofrecerle un consulado”, además de “otras mentiras” para condenar a dos de sus altos funcionarios.

Sobre Jorge Noguera, exdirector del DAS condenado por concierto para delinquir luego de que se comprobó que bajo su administración el organismo de inteligencia estuvo al servicio de los paramilitares, dijo: “Jorge Noguera, primer director del DAS, nombrado porque tenía antecedentes de persona correcta, fue condenado por un asesinato del cual los paramilitares confesaron haber sido autores intelectuales y materiales”.

Pero lo que parece más insólito es que Uribe se desmarcó del mayor escándalo que sacudió a su gobierno, la parapolítica. Para muchos, la investigación para desarticular los nexos de la clase política con las Autodefensas fue el punto de quiebre en las relaciones entre el Ejecutivo y la cúpula judicial.

“La mayoría de delitos de la parapolítica corresponden a hechos anteriores a mi gobierno. Fui elegido presidente con un mínimo apoyo de congresistas, ya que en el Gobierno se conformó una coalición para apoyar nuestra agenda legislativa. Muchos congresistas expresaban que, por ser integrantes de esa coalición, corrían el riesgo de ser condenados por la Corte. También pensaban que tomando distancia del Gobierno se protegían contra juicios y condenas”, dice Uribe.

De los 57 congresistas condenados por nexos o firmar acuerdos con paramilitares, sólo tres pertenecían a partidos distintos a los que hacían parte de su coalición de gobierno. De resto, 54 eran de La U, Cambio Radical, Partido Conservador, Colombia Viva, Convergencia Ciudadana, y Alas Equipo Colombia, partidos que apoyaron al Gobierno. Incluso, su primo Mario Uribe fue condenado por nexos con paramilitares.

Uribe sustenta hasta con detalles íntimos que su gobierno es el perseguido, revela detalles de llamadas telefónicas que hizo como presidente a magistrados, todo con el propósito de deslegitimar a la Corte, la que en este momento es su juez natural.

El memorial de Uribe probablemente irritará a muchos, especialmente por su eficaz habilidad de desmarcarse de los principales escándalos que ensombrecieron sus ocho años de gobierno.