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En las redes aparecen cada vez más denuncias, comentarios y hasta burlas por la aparente participación de jugadores en apuestas

DENUNCIA

El regreso del fantasma de las apuestas al fútbol colombiano

El impresionante éxito de las apuestas deportivas online en Colombia, que ya facturan más de 1,3 billones de pesos al año, podría amenazar el deporte. Es necesario prohibir claramente que futbolistas, árbitros y técnicos apuesten sin mayores consecuencias, tal y como estaría sucediendo.

18 de mayo de 2019

Los hinchas del América terminaron decepcionados, y los de Millonarios, a pesar de alzarse con la victoria de visitantes y de arrancar con pie derecho los octogonales del torneo profesional, quedaron con un sabor agridulce. En el centro de debates, discusiones y polémicas se encuentra el hombre de negro, el árbitro Bismark Santiago, quien mostró diez tarjetas amarillas y dos rojas durante el triunfo azul 1-2 en Cali. Esto sin contar varias jugadas polémicas, como una pena máxima en el minuto 95 del encuentro en favor de los diablos rojos.

En las estadísticas finales, Millonarios se quedó con siete cartulinas amarillas y las dos expulsiones. Lo ocurrido fue tan atípico y extraño que el veterano entrenador Jorge Luis Pinto dijo en la rueda de prensa: “Hace años no veíamos un arbitraje como el de hoy. Pero espero decírselo al presidente de la Dimayor personalmente… No existe, ni en la cabeza de un loco, pensar que me iban a expulsar dos jugadores injustamente; que me iban a pitar un penal injustamente y todo lo demás; eso no me puede pasar por la cabeza”.

Carlos González, de Acolfutpro, reconoció que les han advertido a los deportistas que no pueden apostar y Jorge Enrique Vélez, presidente de la Dimayor, dice que van a vigilar las apuestas y prohibirlas en el contrato de los futbolistas.

Todo lo que ocurre en un partido, en especial en un clásico de estos, siempre será motivo de discusiones. Pero en las últimas semanas han empezado a aparecer rumores y suspicacias de que el mundo de las apuestas está metiendo sus manos en el fútbol colombiano, ya no solo para incidir en los marcadores, sino en muchas circunstancias del juego.

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Las apuestas han proyectado una oscura sombra que, junto con el narcotráfico, ha oscurecido al fútbol colombiano desde los años ochenta porque favorecían el lavado de activos o rápidas ganancias al amañar partidos. Este mundo de apostadores y casas informales es poco conocido, incluso hoy, a pesar de que algunos jefes paramilitares extraditados a Estados Unidos o miembros de la Oficina de Envigado tuvieron en este negocio una importante fuente de recursos.

Permitir las apuestas, no solo al resultado, sino a muchas incidencias del partido, atenta contra el juego limpio.

Para hacerle frente a este fenómeno, que mueve varios billones de pesos anuales, el Estado libra desde hace años una dura batalla, con altibajos, para formalizar, legalizar y controlar este importante sector de la economía. La cara más conocida de esta lucha es la empresa Coljuegos, antes Etesa. Al igual que en otros sectores, el avance de las comunicaciones y las nuevas tecnologías llevaron a Coljuegos a reglamentar el negocio de las apuestas deportivas online, que ya eran una realidad en el país. Tras un largo proceso, estableció normas y requisitos para operar, tal como lo hace el Baloto, por ejemplo.

Coljuegos dice que en el país ya hay 17 operadores autorizados para ofrecer estos pasatiempos, que en marzo pasado alcanzaron 2.324.313 cuentas de participantes inscritos, mientras que Fecoljuegos dijo que el año pasado estas empresas facturaron 1,3 billones de pesos. La acogida se debe, en parte, a que no solo se puede apostar a los marcadores, como siempre, sino al número de goles, tarjetas o tiros de esquina, entre otras acciones de un partido.

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El furor por apostar, según varias fuentes consultadas por SEMANA, también está contagiando a jugadores profesionales, quienes muchas veces, de forma ingenua, lo hacen dentro y fuera del país. Incluso se habla de árbitros y hasta técnicos. En las redes, por ejemplo, se menciona que fanáticos del Bucaramanga habrían apostado en contra de su propio equipo en el encuentro que el 4 de mayo jugaron con el Unión Magdalena. Lo mismo se dice de resultados o acciones que se salen de la lógica o absurdos yerros arbitrales. En este torneo cada equipo o hinchada tiene ejemplos, y las apuestas son ahora una de las razones para explicarlos.

Aunque el propio presidente de la Dimayor, Jorge Enrique Vélez, dice que hay muchos rumores y hasta han seguido el reporte de algunas apuestas atípicas, para él no hay casos claros ni contundentes. Sin embargo, reconoce que ante el éxito de las apuestas deportivas tienen las alarmas encendidas. “Estamos trabajando en dos asuntos: integridad y control. Por un lado, vamos a comprar un ‘software’ conocido como Genius, que nos va a permitir monitorear las apuestas que están haciendo y las alertas o denuncias generadas. Este programa, usado por más de 150 ligas del mundo para proteger al fútbol, nos va a permitir, incluso, controlar que los jugadores no apuesten en este negocio”.

Adicionalmente, Vélez dice que en la Dimayor también trabajan para que en los contratos laborales que firman los futbolistas quede expresamente prohibido que participen en apuestas deportivas. ¿Eso incluye a técnicos, árbitros, directivos o terceros involucrados en este deporte?, le preguntó SEMANA, a lo que Vélez respondió: “No, pero es algo que también tenemos que revisar”.

No obstante, se requieren medidas y controles claros y contundentes, pues el solo rumor de que las personas del fútbol estén apostando crea un ambiente en el que este deporte puede salir lesionado en su confianza y credibilidad.

Un caso sin resolver tiene que ver con que los futbolistas puedan ser la imagen de las casas de apuestas, incluso exjugadores activos como comentaristas, analistas o asesores de equipos. Parte de este debate está centrado en el defensa Yerry Mina, imagen de Betjuego. Mientras que en Colombia las directivas no han dicho nada, se especula con que podría ser sancionado por su equipo Everton, en Inglaterra. Esteban Rahal, analista del diario La República, planteó el debate al advertir que a los deportistas de esa liga no les está permitido actuar a título personal, publicitar o promover cualquier actividad de apuestas en el fútbol, sin importar en qué país estén.

Aunque aún no conocen las consecuencias, en esa asociación tienen claro que los deportistas disponen de acceso a información privilegiada, pueden amañar partidos o apostar directamente o por interpuesta persona. Estas y otras conductas reciben severas sanciones, hasta prohibiciones de por vida para jugar.

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Otra preocupación se centra en que la Dimayor y la federación tienen pocas y muy generales sanciones disciplinarias. Eso es así a pesar de que hace unas semanas la Dimayor, la Fiscalía General y la Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales en Colombia (Acolfutpro) firmaron un acuerdo para combatir las apuestas o actividades ilegales en este deporte.

Carlos González Puche, presidente de Acolfutpro, le dijo a SEMANA que también les preocupa el crecimiento exponencial de las casas de apuestas en varias plataformas y que “se permita apostar no solo a los resultados, sino a cualquier situación dentro del campo de juego, lo que puede afectar el juego limpio, atenta contra la integridad deportiva y pone en riesgo nuestra actividad profesional”, dijo.

Por eso, esta agremiación les viene advirtiendo a los jugadores sobre los riesgos que implican las apuestas para sus carreras, “acciones que pueden acarrearles sanciones incluso de por vida o como sucedió con Francisco Navas, en 2017, suspendido por dos años. Ni la Dimayor ni los clubes han adelantado campañas para prevenir que las apuestas se consoliden dentro del fútbol o que las casas puedan patrocinar clubes y transmisiones de los partidos. Hay que definir eso”, dijo González Puche.

Este asunto también preocupa a otras ligas. La semana pasada, por ejemplo, la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) envió un mensaje a sus afiliados en el que les recuerda que como futbolistas les está prohibido participar en apuestas relacionadas con el deporte y que, si lo hacen, se exponen a perder la licencia y recibir sanciones económicas.

Es claro que el éxito de las apuestas deportivas amenaza al balompié criollo. Por fortuna, hay tiempo de tomar las medidas y controles para protegerlo y para que el fantasma de los apostadores o personas que quieran alterarlo a fin de lucrarse desaparezca de una vez por todas de este deporte.