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Derrotar el pesimismo

23 de octubre de 2000

Uno de los hechos que más preocupa a los estamentos sociales de Cali es el efecto negativo que tenga sobre la ciudad y el departamento del Valle el secuestro masivo de la vía al mar. Justo ahora cuando sus habitantes estaban viendo la luz al final del túnel, después de la más severa crisis social, política y económica de la historia reciente.

Después de haber convertido a la ciudad en el epicentro de los escándalos por cuenta del proceso 8.000 existe hoy una naciente clase dirigente llamada cariñosamente la Sub 23. Hombres como Manuel José Carvajal y Julián Domínguez Rivera, en la Cámara de Comercio de Cali; Zaccur Urdinola, en la Corporación Financiera del Valle, y Francisco Piedrahita en el Icesi, no han dudado en quedarse para colaborar para que Cali vuelva a vivir aquellos tiempos dorados que siguieron a los Juegos Panamericanos de 1971.

“El estado actual de la Universidad del Valle es de mejoría sustantiva en todos los campos”, dice el rector Oscar Rojas al resumir la situación de un centro que sólo hace menos de un año estuvo a punto de morir. “No hay que dejarnos acorralar por el miedo”, exige Domínguez. Su filosofía es compartida por los grafitos callejeros que dicen: “O nos unimos o nos hundimos”.