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Despelo...TES

La caída de los títulos de deuda interna del gobierno genera confusión en los mercados financieros.

26 de agosto de 2002

Por estos dias en los circulos financieros no se habla de otra cosa que de los TES, que son los títulos de deuda interna del gobierno. Sin que nadie entienda del todo por qué estos papeles han caído de precio en las últimas semanas, lo cual le ocasionó pérdidas a algunos inversionistas -como varias comisionistas de bolsa y fondos fiduciarios- y llevó al Banco de la República a tomar medidas especiales para controlar la situación.

Durante los últimos dos años previos a la reciente destorcida los TES habían sido una de las inversiones más rentables en el país. A medida que bajaban las tasas de interés los títulos que se habían emitido antes, cuando las tasas estaban altas, se volvían más atractivos. En otras palabras, si se podían conseguir TES "de segunda" con un rendimiento del 12 por ciento, cuando las tasas ya habían bajado a 8, todo el mundo se peleaba esos títulos viejos. Por esa razón se disparó el precio de los TES "de segunda", en lo que se conoce técnicamente como el mercado secundario.

De manera que por mucho tiempo invertir en TES era algo así como comprar un apartamento o un carro, que valen cada vez más en el mercado del usado. El comprador no sólo obtenía el beneficio normal del bien adquirido sino que, el día que quisiera salir de él, ganaba plata. Mucha gente, incluyendo comisionistas de bolsa, fiduciarias, fondos de inversión y sus clientes, obtuvieron importantes ganancias cuando las tasas de interés estaban a la baja y el precio de los TES al alza. Para tener una idea, un TES que en junio de 2001 valía cerca de 100 pesos llegó a valer 135 un año más tarde.

Todo cambió hace un par de meses a raíz de la turbulencia financiera internacional originada en Brasil. El peso colombiano empezó a devaluarse frente al dólar y mucha gente comenzó a vender TES para comprar divisas y pagar deudas en moneda extranjera. La mayor oferta de TES hizo que cayera el precio y se generara una especie de círculo vicioso, en el que nadie quería comprar por temor a que siguieran cayendo. En los últimos dos meses el índice de deuda pública de Corfivalle, que mide el precio promedio de estos títulos, ha caído cerca de 15 por ciento.

Entre los más afectados estuvieron algunas firmas comisionistas de bolsa -no todas-, que habían invertido buena parte de su propio patrimonio en TES. También varios fondos fiduciarios, que tenían muchos recursos invertidos en estos títulos. Esto llevó al Banco de la República a tomar medidas. Una tuvo lugar el miércoles pasado, cuando hizo una compra extraordinaria de TES "de segunda" por 130.000 millones pesos, con el propósito de impulsar hacia arriba el precio de los mismos.

Fue una medida controvertida, pues hubo quienes consideraron que el Emisor no debía 'salvar' a unos agentes del mercado que estaban sufriendo las consecuencias de haber especulado con los TES. En todo caso el monto que compró el Banco fue muy pequeño frente a lo que se habría necesitado para enderezar el mercado de deuda pública. La prueba fue que no tuvo casi ningún efecto sobre las tasas o el precio de los títulos.

En todo caso el lío de los TES no es un problema de unas firmas particulares, sino de todo el país. Cuando los títulos caen de precio automáticamente suben las tasas de interés de la deuda pública, algo que deteriora las finanzas del gobierno, sobre todo ahora que el crédito externo está caro -o cerrado-. Para calmar estos temores a fines de la semana pasada el gobierno explicó en detalle su situación financiera. Anunció que ya consiguió prácticamente toda la plata que necesitaba para tapar el hueco fiscal de 2002, y por lo tanto no está tan urgido de emitir nuevos TES como algunos habían llegado a creer.

Al cierre de la semana pasada el mercado secundario de estos títulos estaba casi seco. Muy pocos querían comprar o vender y había mucha confusión, pues nadie ha entendido del todo por qué pasó lo que pasó. Los expertos parecen coincidir en que el detonante de todo fue la crisis en Brasil y la consecuente devaluación en Colombia. Pero después de eso se desencadenó un círculo vicioso al que contribuyeron muchas cosas, como la regulación, posiblemente insuficiente, de los mercados, y la inexperiencia o imprudencia de algunos agentes.

Lo que queda claro, en todo caso, es que en ningún momento se ha deteriorado la capacidad del gobierno de pagar la deuda. Nada de fondo ha cambiado en los últimos dos meses en relación con las variables fundamentales de la economía. Antes por el contrario, se han emitido señales concretas, como el impuesto al patrimonio y las reformas tributaria y pensional, de que la situación de las finanzas públicas va a mejorar. Y esto es lo que, en últimas, asegura la estabilidad de los mercados financieros, más allá de las especulaciones de corto plazo. Por eso los acontecimientos recientes no deben verse como algo catastrófico ni definitivo. Más bien deben verse como una breve advertencia de lo que podría ocurrir a la vuelta de unos años si no se hacen rápido las reformas para enderezar las finanzas públicas.