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DINASTIA DE FALSIFICADORES

Un próspero negocio familiar de falsificación de billetes se puso al descubierto con la captura de una banda en Medellín.

28 de abril de 1997

Cuando a fines de febrero varios oficiales de la Dijin decomisaron en Medellín cerca de 6.000 millones de pesos en billetes falsos recibieron varias sorpresas. La primera fue la gran cantidad de dinero acumulada en los depósitos: el equivalente a la tercera parte de lo robado al Banco de la República de Valledupar en 1994. La segunda, la sofisticación tanto del papel como de la maquinaria, que permitía a los delincuentes adulterar millones y millones de pesos sin que se notara a simple vista la diferencia entre los billetes buenos y las reproducciones. "Los billetes falsos no tenían nada que envidiarles a los verdaderos", dijo a SEMANA un oficial de la Dijin que estuvo a cargo de la investigación y la captura de la banda.
Pero lo que más llamó la atención de las autoridades fue la identidad de tres de siete detenidos: Luis Fernando Pavoni Hernández, Raúl Ignacio Pavoni Restrepo y Guillermo Pavoni. Todos ellos miembros de una verdadera dinastía de falsificadores. Su padre, dos tíos y un primo, entre otros miembros de la familia, habían estado presos anteriormente por el mismo delito. El primero fue capturado -por primera vez- en 1977, lo que quiere decir que la familia lleva más de 20 años dedicada al ilícito negocio.
La labor de inteligencia contra la red de falsificadores comenzó en Bogotá en noviembre del año pasado cuando unidades especializadas de la Dijin decomisaron algunos billetes falsos en el centro de la ciudad y detuvieron a varias personas. Luego de confrontar los billetes con otros incautados en Bucaramanga y Medellín, descubrieron que provenían de una misma imprenta y que curiosamente todos comenzaban con la serie 0347.
Los primeros detenidos los llevaron hasta donde se encontraban otros distribuidores minoristas, quienes a su vez los llevaron a intermediarios de más nivel. Fueron estos últimos los que permitieron a los oficiales de la Dijin montar toda la operación para desmantelar la red que habían establecido los Pavoni en Medellín.
De acuerdo con las autoridades, la banda de falsificadores estaba tan bien organizada que una semana después de que entraran en circulación los billetes de 20.000 pesos ya habían hecho el primer tiraje de los mismos. Algo similar había sucedido con los billetes de 5.000 y 10.000 pesos.
Los Pavoni
El primer miembro de la familia Pavoni detenido por falsificación de moneda fue Nectario de Jesús Pavoni Díez, quien nació en Medellín en octubre de 1932. Cuando fue capturado en julio de 1977 tenía en su poder varios negativos para fabricar pesos, dólares y bolívares. Pocos meses después recuperó la libertad al pagar una caución de 1.000 pesos. Transcurridos dos años volvió a ser capturado, también por tener en su poder billetes falsos. En esa oportunidad las autoridades encontraron en su residencia de Medellín 12.000 billetes de 200 pesos y 8.000 de 50 bolívares. Pero la laxitud de las leyes colombianas en materia de falsificación, que permiten que el delito sea excarcelable, hizo que Pavoni quedara libre una vez más después de pagar una fianza irrisoria. Desde entonces las autoridades no saben de su paradero. Nectario era tipógrafo y fue quien enseñó el oficio a sus familiares.
Uno de los alumnos más aventajados fue su hermano Hernán Pavoni Díez, capturado en marzo de 1982 junto con su esposa, Luz Estella Yepes de Pavoni, y sus hijos Hernán Alonso y Gloria Irene, quienes habían convertido su casa en una fábrica de billetes falsos. Un juez de la ciudad de Medellín los condenó a 28 meses de cárcel. En la actualidad las autoridades desconocen el paradero de Hernán Pavoni y su familia.
Hamilton Pavoni Díez, uno de los hermanos menores, se encargó de mantener la tradición familiar. Cuando fue capturado en agosto de 1981 las autoridades encontraron en su finca Villa Conchita, ubicada entre Guarne y Rionegro, a pocos kilómetros de Medellín, otra fábrica de moneda falsa. En ese momento tenía en su poder 16.159.000 pesos en billetes falsos de 100, 500 y 1.000. El menor de los Pavoni Díez fue condenado en noviembre de 1985 a cuatro años de cárcel. Al igual que sus hermanos mayores, desapareció sin dejar rastro.
Cuando las autoridades pensaban que la saga de los Pavoni falsificadores había llegado a su fin apareció en octubre de 1986 otro miembro de la familia dedicado a esos menesteres. Se trataba de Augusto de Jesús Pavoni Franco quien, al igual que uno de sus tíos, se hacía pasar por tipógrafo y litógrafo. Cuando fue detenido tenía en su poder 10.900.000 pesos en billetes de 200, 500 y 1.000 falsos. El juzgado 13 Superior de Medellín lo condenó a 37 meses de cárcel.
Augusto de Jesús era el último de los Pavoni falsificadores del que se tenían noticias hasta que en febrero pasado otros tres miembros de esa familia fueron detenidos por las mismas causas. De acuerdo con las investigaciones de las autoridades, Luis Fernando y Raúl Ignacio son hijos de Nectario y sobrinos de Hernán y Hamilton Pavoni Díez, los viejos precursores de este delito en el país. Guillermo, el otro detenido, también hace parte de esta familia poco ejemplar.
La historia de los Pavoni no pasaría de ser una de las tantas que a diario ocurren en el país sino fuera porque encierra uno de los mayores delitos contra los cuales luchan las autoridades: la falsificación de moneda. Son miles de millones de pesos que anualmente se mueven en el país de manera adulterada. "El caso de los Pavoni, aunque representativo, no es el único en el país", dijo a SEMANA uno de los investigadores de la Dijin. Todo parece indicar que mientras no exista una legislación fuerte que permita condenar duramente a los falsificadores éstos seguirán delinquiendo a diario.