Home

Nación

Artículo

ORDEN PÚBLICO

El bombardeo que reveló el regreso de la infamia

El bombardeo al campamento de uno de los principales disidentes de las Farc dejó al descubierto un macabro secreto: el reclutamiento y asesinato de menores de edad.

27 de mayo de 2018

Las primeras bombas detonaron poco antes del amanecer del 15 de mayo. Aunque cayeron en el lugar designado, el hombre contra el cual estaban dirigidas se salvó milagrosamente, pero quedó gravemente herido.

El blanco de esta acción en la mitad de las selvas del Putumayo era Mesías Salgado Aragón, mejor conocido con el alias de Rodrigo Cadete, quien desde septiembre del año pasado se convirtió en un objetivo prioritario para las Fuerzas Militares y la Policía.

Puede leer: En audio: las conversaciones interceptadas entre los narcos de Tumaco

Cadete comandaba el frente 27 de las Farc, y con más de 30 años en las filas de la guerrilla era considerado uno de los jefes más importantes de esa organización subversiva. Ciertamente, había dudas sobre su verdadero compromiso con el proceso de paz y su respeto a las órdenes de sus jefes del secretariado. Pero durante largos meses marchó al ritmo de los acuerdos e incluso fue uno de los primeros en recibir un certificado de dejación de armas de manos del propio jefe de la Misión de la ONU, Jean Arnault. Sin embargo, hace seis meses cambió repentinamente de opinión, dio media vuelta y regresó al monte a formar parte de la disidencia de las Farc, llamadas por el gobierno grupos armados organizados residuales (Gaor). El retomar las armas e incumplir los acuerdos lo puso de nuevo en la mira de la fuerza pública como lo estuvo durante más de tres décadas.

Pocos días después de apartarse del proceso, hombres de la Dirección de Inteligencia de la Policía (Dipol) comenzaron a buscarlo. Sabían que había regresado a Putumayo, una de las regiones que mejor conoce. Con agentes encubiertos e informantes en diferentes poblaciones de ese departamento, los policías comenzaron a armar el rompecabezas para dar con él y ocurrió algo que rara vez había pasado. Los habitantes de la zona comenzaron a llamar a una línea de atención de la Dipol para informar puntualmente sobre Cadete. “La gente de esa zona había estado tranquila gracias al proceso de paz, pero con el regreso de Cadete volvieron a un pasado de abusos y arbitrariedades que no querían vivir de nuevo”, contó a SEMANA uno de los oficiales.

Los pobladores decidieron ayudar cuando Cadete empezó a reclutar a la fuerza a menores de edad en varios lugares de ese departamento. Una práctica que en esa zona creían extinta con la desmovilización de las Farc.

Le recomendamos: Bombas, balaceras, minas y torturas: Tumaco está ahogado por la violencia

Cadete unió fuerzas con otros disidentes como Gentil Duarte, en busca de consolidar su control sobre la inhóspita zona de Guaviare, Caquetá y Meta, por donde se movieron por años y clave por las rutas de la cocaína hacia Venezuela y Brasil.

Para la segunda semana de mayo de este año las labores de los hombres de la Dipol, sumadas a una valiosa ayuda de la comunidad, permitieron ubicar el lugar en donde Cadete estaría con al menos 15 de los 60 disidentes que lo acompañan.

Una vez tuvieron estos datos, los comandos especiales de las Fuerzas Militares y la Fuerza Aérea planearon la operación. Pocos minutos después de lanzar las bombas, desde cuatro helicópteros Black Hawk descendieron los uniformados. En el lugar había ocho cuerpos y cuatro heridos, entre ellos un menor de edad de 14 años.

Le puede interesar: Dónde están, cuántos son y qué tan peligrosos son los disidentes

Los soldados oyeron su relato sobre cómo Cadete y sus hombres lo reclutaron a la fuerza. Y descubrieron aterrados que el disidente había asesinado a dos pequeños que intentaron huir, como ejemplo para los demás niños que integran las filas. En el terreno bombardeado, en medio de árboles arrancados de raíz, los comandos encontraron un campamento dividido en tres zonas. En una de ellas estaba el fusil, el arnés y la boina del propio Cadete. En otra,, algo de comida y unos viejos libros de las Farc. La última estaba destinada para el adiestramiento de los menores. Allí incluso se encontraron fusiles de madera, réplicas de AK-47 usados en los entrenamientos.

Cadete no es el primer disidente bombardeado. A mediados de febrero nueve hombres de alias Iván Mordisco murieron en un ataque de la fuerza pública en Guaviare. Cadete escapó con heridas de esquirlas en su cuerpo. Detrás de él lo siguen decenas de soldados que recorren palmo a palmo la manigua, para dar con este hombre que le dio la espalda a la paz y optó por regresar a un pasado sin futuro.