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JUSTICIA

¿Y dónde está Musa Besaile?

Mientras se aferra a cuanto recurso legal para tumbar una orden de captura, el senador de La U se esconde de la Justicia. En nueve días pasó de ser el más votado al más buscado.

2 de octubre de 2017

De este a oeste y de norte a sur, en todos los rincones del país es buscado por las autoridades el senador Musa Besaile. La Corte Suprema de Justicia lo requiere para que responda por graves cargos de corrupción. Próximamente, la búsqueda se extenderá a cualquier lugar del mundo, según anunció el fiscal general Néstor Humberto Martínez. 

El senador del Partido de la U completa nueve días prófugo de la Justicia y su huída provoca operativos, indignación y hasta humor en las redes sociales. Un trino de Tola y Maruja, por ejemplo, hizo la comparación de su búsqueda como la que dominicalmente hicieron los colombianos con el popular personaje de Javier, en el diario El Espectador. 

Por echar para atrás la orden de captura que supuestamente se iba a expedir hace dos años en su contra por parapolítica, el senador Musa Besaile admitió ante la Corte Suprema de Justicia que pagó 2.000 millones de pesos. Este caso, a la luz de su nueva situación de ‘más buscado, resulta diciente de lo que el político de Córdoba estaría dispuesto hacer por evadir los barrotes.

El lunes 25 de septiembre, el magistrado Luis Antonio Hernández emitió una orden de detención por los delitos de peculado y cohecho en el caso del cartel de la toga. La decisión no era sorpresiva teniendo en cuenta los resultados de las últimas diligencias judiciales, sin embargo, habría causado tal terror que desde ese momento Besaile se esfumó.  

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Decidió darse a la fuga sin tener en cuenta que ahora su situación es más grave porque no hay nada que garantice su comparecencia y que en consecuencia no podrá acceder a ninguna consideración para su reclusión. No está refugiado en su casa blanca de Sahagún, un palacete que ocupa casi una manzana en el exclusivo barrio El Recreo. Tampoco está en su vivienda en Bogotá.  

Tres fueron sus últimas apariciones en público. La que marcó su caída definitiva fue la del pasado 19 de septiembre ante la Corte Suprema de Justicia, cuando luego de un tenso encuentro, el abogado Gustavo Moreno dio detalles cruciales para su posterior orden de detención. En una diligencia que se prolongó por tres horas, Moreno desmintió al senador y dijo que el pago de los 2.000 millones de pesos fue producto de un acuerdo entre las partes para frenar la inminente apertura de investigación en la corte.  

Esta declaración de Moreno, de paso, se llevó por delante al exmagistrado Francisco Ricaurte, a quien señaló de haber recibido 550 millones de pesos. Horas después la Fiscalía General de la Nación dictó orden de captura en contra del exmagistrado, quien además habría exigido que se le entregaran 1.300 millones de manera directa con el fin de hacerlos llegar a Gustavo Malo, el magistrado que tenía directamente el proceso.  

Al Congreso, Musa Besaile dejó de asistir sin que mediara ningún tipo de incapacidad médica o permiso. En sus últimos días, aceptó la invitación del Gobierno para ser parte de los asistentes de honor que recibieron al papa Francisco en la Plaza de Armas, el día 6 de septiembre. Cuando se percató de estar siendo fotografiado, Besaile abrió una sombrilla para ocultarse de los medios.

En contexto: ¿Qué confesó Gustavo Moreno contra Musa Besaile?

La ausencia en las plenarias en el capitolio lleva varias semanas. El 20 de septiembre acudió a una citación en la Comisión de Acusaciones de la Cámara cuando no desperdició la oportunidad de decirle al magistrado Leonidas Bustos: “su nombre ya no me intimida”. Desde entonces, no se le ve por los pasillos del Capitolio.

Sus plegarias ante el sumo pontífice, sin embargo, parecen no haber surtido el efecto esperado ya que la Corte Suprema de Justicia le dio más credibilidad a lo manifestado por Gustavo Moreno que a la extorsión de la que el senador se declaró víctima. Al dictar la orden de captura con fines de indagatoria, el alto tribunal sentó una línea de hacia dónde van sus evidencias.  

Su abogado Julián Quintana viene saliendo en defensa del senador asegurando que tiene una condición crítica de salud y que no se entregará hasta que tenga todas las garantías. Ambas afirmaciones fueron respondidas: el fiscal general manifestó que el CTI de la Fiscalía no cuenta con ninguna evidencia de una mala condición de salud y la corte le contestó que tiene todas los derechos que le ofrece la ley.

Aunque Quintana ha dicho que le ha dado la cara a la Justicia y que su cliente no se está escondiendo, a estas alturas las declaraciones carecen de todo fundamento. Este lunes, Néstor Humberto Martínez anunció que pedirán circular azul de Interpol de localización en cualquier parte del mundo.  

Las especulaciones sobre su paradero van desde algún refugio en Bogotá o Sahagún, hasta Líbano, por tener esta descendencia, o Venezuela.  

Colombia tiene vigentes tratados de extradición con Bélgica, Brasil,  Chile, Costa Rica, Cuba España, Estados Unidos (vigente a nivel internacional pero no puede ser aplicado internamente), Francia, Gran Bretaña, Mexico, Nicaragua y Panamá.  

También se firmó un acuerdo bolivariano de extradición con Ecuador, Perú, Bolivia, Colombia, Venezuela. Y multilaterales a través  de la Convención de Montevideo con Honduras, Estados Unidos, Salvador, República Dominicana, Haití, Argentina, Paraguay, México, Panamá, Guatemala, Brasil, Ecuador, Nicaragua, Chile, Perú y Cuba.  

Esconderse en alguno de estos destinos conllevaría casi que una extradición automática a Colombia, previo pronunciamiento de la Justicia y el Gobierno en el país en que sea requerido.

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Colombia también adhiere a las Convenciones Interamericana contra la Corrupción, y de las Naciones Unidas contra la Corrupción. De esta última hacen parte países como Líbano, con lo que ese país queda comprometido a convertir los delitos relacionados con corrupción en una causal de extradición.  Hay que hacer claridad en que el artículo 44 de dicha Convención permite que en razón a leyes internas cada país condicione la aplicación de la extradición.

Para llegar a cualquiera de estos escenarios, Besaile tendría que salir de Colombia. Y con una orden de captura en firme, el senador no tiene ninguna posibilidad de atravesar la fronteras del país por las vías legales sin ser detenido. 

La semana pasada, su abogado internacional Víctor Mosquera llevó una demanda contra el Estado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en la que pide medidas cautelares en favor de Besaile. Sin embargo, el único caso de similares características en donde la Comisión se ha pronunciado es en el de Gustavo Petro, que tardó cinco meses en resolverse, o el de Leopoldo López en Venezuela.    

Entre las controversiales peticiones de la defensa en la Comisión, está que Musa Besaile sea juzgado por un juez o tribunal independiente e imparcial, esto es, nombrando los magistrados y personal ad hoc que se requieran; que se eviten escenarios de revictimización en donde se le niegue su condición de víctima y que se le garantice que pueda cumplir el periodo por el cual fue elegido como senador, entre otros.

Besaile logró evadir a la Justicia por años. Pero la situación ahora es diferente, cuando la popularidad que lo llevó a la cima de las votaciones en la costa corre el riesgo de delatarlo en cualquier rincón del país.