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Por estos días unos arremeten contra Uribe y otros contra Santos, pero casi nadie contra los dos al tiempo. | Foto: Carlos Julio Martínez

POLÍTICA

Montealegre contra el mundo

El exfiscal volvió al ruedo con un botafuego disparando por todos lados. No quedó títere con cabeza. No está claro qué busca.

12 de julio de 2020

Eduardo Montealegre se volvió youtuber. Después de varios años de no haber tenido protagonismo en el escenario nacional, hizo noticia la semana pasada con video que puso en las redes. A primera vista se trataba de un espaldarazo al fiscal Barbosa, pero la intención de fondo era sacarse el clavo de temas personales acumulados.

En lenguaje rebuscado y lleno de adjetivos, elogió al actual fiscal como un hombre de leyes, un luchador por los derechos humanos, un defensor del proceso de paz y un demócrata pluralista. Solo le criticó haber dado papaya con el viaje a San Andrés, lo cual para Montealegre es irrelevante. Pero lo más jugoso de su defensa fue que le creó un problema a su amigo al recomendarle nombrar a un fiscal ad hoc para que pudiera investigar con independencia las campañas presidenciales de Santos y Duque. Eso le puede sonar lógico a todo el país, pero en el búnker y en la Casa de Nariño es un tema espinoso.

De ahí en adelante, se acabaron los elogios y vino la tormenta. Al expresidente Uribe le cayeron los peores rayos, pues recibió del exfiscal los mismos calificativos que le dan en la serie Matarife. “Criminal de guerra”, lo llamó Montealegre para descalificarlo al enfatizar que la vida pública del expresidente ha estado marcada por el delito.

La acusación central gira alrededor del hecho de que, siendo gobernador de Antioquia, a Uribe lo alertaron en forma concreta de que las masacres de El Aro y La Granja iban a ocurrir. Aun conociendo esa información habría decidido no hacer nada. Eso, según el exfiscal, constituiría el delito por omisión, que consiste en no haber adelantado alguna acción para evitar lo que venía. En entrevista con María Jimena Duzán, agregó que ya tenía una demanda lista en ese sentido para presentarla ante la Corte Suprema de Justicia apenas esta vuelva a sesionar. Reconoce que basó toda su argumentación en los razonamientos que la propia corte había invocado para condenar por omisión al general Jaime Uscátegui por no haber evitado la masacre de Mapiripán, aunque tenía información previa sobre la misma.

Vea la entrevista:

Al exfiscal Néstor Humberto Martínez no le fue mucho mejor. Montealegre lo acusó de todo lo divino y lo humano. Si la acusación de Uribe fue exagerada por describirlo como un criminal de guerra, la de Néstor Humberto lo fue por la cantidad de epítetos ofensivos que le endilgó. Lo tildó de oportunista, chuzador, derechista, encubridor, de abogado de bancos, burócrata y de muchas cosas más. Hizo referencia a conflictos de interés concentrándose en el caso de Odebrecht, en el cual Martínez habría sido un jugador clave antes de ser fiscal. Todas esas denuncias se habían oído antes, pero nunca con tanto odio. Martínez contraatacó demandando penalmente a Montealegre. Esa puede ser la demanda de más alto nivel que se haya visto en el país, pues se trata de un exfiscal contra otro.

A Juan Manuel Santos le fue bien y mal. Montealegre le hizo un reconocimiento generoso al proceso de paz, al que le dio una dimensión histórica. Para él, los acuerdos de La Habana fueron tan difíciles de construir y tan importantes en sus resultados que tenían que ser reconocidos con el Premio Nobel. Pero a renglón seguido vinieron las puyas. El exfiscal manifestó no poder entender cómo un hombre que se había jugado su puesto en la historia por ese proceso había hecho elegir fiscal a un enemigo del mismo. Y no le encuentra otra explicación a esta incoherencia que la necesidad de tener un fiscal amigo para que manejara las acusaciones de supuestos aportes de Odebrecht a su campaña. A este concepto le agregó la paradoja de que Santos, un hombre progresista, había hecho elegir a un fiscal de derecha, mientras que Duque, elegido por la derecha, se había inclinado por un fiscal progresista.

En el salpicón de acusaciones de ese botafuego hay de todo y habrá tema para varios días. Los críticos de Montealegre no lo ven con autoridad moral para presentarse como la conciencia nacional en cuestión de valores éticos. En materia de contratos con el Estado, conflictos de interés, clientelismo judicial y otros aspectos, no es para ellos una persona que pueda tirar la primera piedra. No es claro qué quiere Montealegre al disparar para todos los frentes al mismo tiempo. Por estos días unos arremeten contra Uribe y otros contra Santos, pero casi nadie contra los dos simultáneamente. Esa no es una forma de hacer muchos amigos.