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DROGAS ILÍCITAS

Santos apoya la marihuana medicinal

El apoyo del presidente a la legalización del uso medicinal de la marihuana es un paso para cambiar la estrategia fracasada de ‘guerra contra las drogas’.

16 de agosto de 2014

“Sea esta la oportunidad, senador Juan Manuel Galán, para decirle que vemos con buenos ojos su iniciativa sobre la utilización medicinal y terapéutica de la marihuana”. Esta frase, con la que el presidente Santos abrió el foro conmemorativo del asesinato de Luis Carlos Galán, el pasado jueves en Bogotá, puede marcar un antes y un después en materia de política sobre las drogas en Colombia.
Al instalar el Foro ‘Política de Drogas, tras 25 años del asesinato de Luis Carlos Galán, ¿qué tanto hemos avanzado?’, Santos dijo que el proyecto se entiende como “una medida compasiva para reducir el dolor y la ansiedad de los pacientes con enfermedades terminales, pero también como una forma de comenzar a sacar de las manos de los criminales el ser los intermediarios entre el paciente y una sustancia que les va a permitir aliviar su sufrimiento”.

Ya es toda una novedad en Colombia que se presente al Congreso, como lo ha hecho el senador Juan Manuel Galán, un proyecto para legalizar la marihuana para fines medicinales y terapéuticos. Pero que a esa onda –que en los últimos años ha llevado a estados de Estados Unidos de la legalización para fines medicinales a la del uso recreativo– se sume el presidente de la República, es otra historia.

El mandatario fue el primero en funciones en Colombia en manifestar reparos a la llamada estrategia de guerra contra las drogas y ha desempeñado un papel destacado en promover un debate sobre lo que es a todas luces uno de los grandes fracasos internacionales de los últimos 40 años. Pero ha sido enfático en que Colombia no tomará medidas unilaterales y él mismo ha continuado sin cambios, en la práctica, con la política antidroga en vigor, entre otros en materia de la criticada aspersión aérea de cultivos ilícitos, y con su alineamiento sin esguinces con Estados Unidos.

Suya es la célebre frase –que reiteró en el foro– de que luchar contra las drogas es como montar en una bicicleta estática. “¿Cómo le explico yo a un campesino en Colombia que lo puse en prisión por cultivar marihuana cuando en Colorado o Washington es legal comprar la misma marihuana?”, le preguntó en abril pasado el presidente al Wall Street Journal.

Sin embargo, Santos no había pasado de las declaraciones. Su apoyo público a un proyecto de legalización de la marihuana con fines medicinales no lo pondrá al nivel de su colega uruguayo José Mujica, que la ha legalizado completamente, pero es el primer paso de las palabras a los hechos. Habrá que ver el trámite del proyecto en el Congreso, pero se trata de un paso importante en dirección a poner sobre el tapete los temas de fondo que implica la prohibición de las drogas. 

Como ha sostenido esta revista, ha demostrado ser un rotundo fracaso reprimir al campesino productor de coca o amapola, bases para la cocaína,  el opio y la heroína, y encarcelar al consumidor de esas y otras sustancias que alteran la conciencia. No solo hablar de alternativas sino, sobre todo, ponerlas en práctica es lo único que puede mover la pesada maquinaria de las convenciones de Naciones Unidas que soportan la actual política contra las drogas. Solo eso puede llevar cambios efectivos a una estrategia que, a escala global, ha llenado las cárceles pero no ha logrado reducir la producción, ni el tráfico, ni el consumo.

El proyecto del senador Galán tiene apenas cinco párrafos. Autoriza al gobierno nacional a cultivar, cosechar y usar la célebre ‘yerbita’ “con fines de investigación científica o para la elaboración de productos con fines terapéuticos o medicinales”, y da al Ministerio de Salud la potestad de regular ese uso. 

No deja de ser curioso que, según el proyecto, el Congreso renuncie a su potestad de formular los lineamientos de política y la entregue al gobierno. Lo indicado sería hacer una discusión amplia, con todos los matices (incluidas las voces de oposición a toda legalización) y definir un cuadro normativo completo para que el gobierno lo implemente.

En cualquier caso, se ha dado el primer paso. Habrá que ver los que le sigan.