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EL CAMION DE LA MUERTE

Una vez más, la guerrilla sorprende a soldados que se desplazaban en un camión militar, y mata a 9 de ellos.

6 de marzo de 1989

Tal parece que el famoso refrán de "soldado avisado no muere en guerra", no ha sido escuchado por todos los militares colombianos. Al menos eso se desprende de la sangrienta emboscada de que fue objeto un camión militar el pasado jueves 2 de febrero, a pocos metros del Batallón " Reveiz Pizarro" de Saravena. No es la primera vez que transportes militares son atacados por sorpresa sin que sus ocupantes tengan oportunidad de defenderse y, lo más grave, tampoco es la primera vez que esos ataques ocurren a poca distancia de las instalaciones militares.

Eran aproximadamente las siete y media de la mañana, cuando un camión con unos 20 soldados salió de las instalaciones del "Reveiz Pizarro" a recoger provisiones para el batallón. Varios de los soldados eran bachilleres que prestaban su servicio militar obligatorio, y que habían sido enviados a Arauca para que desarrollaran labores de alfabetización.
Pertenecían a la Compañía de Operaciones Sicológicas y transmitian programas en una emisora del Ejército que cubre la región. Otros de los soldados que ocupaban el camión, fueron enviados como refuerzo y para que se encargaran de la seguridad de los hombres encargados de recoger las provisiones.

Mientras tanto, a no más de 800 metros de la entrada del Batallón, otro grupo de hombres, uniformados y armados, esperaba el paso del camión desde la noche anterior. La vía que conduce al aeropuerto cruza por el barrio San Luis, cuyas casas están ubicadas a lado y lado de la carretera.
Fue precisamente allí donde ocurrió la emboscada. De repente, una carga de dinamita explotó y lanzó el camión a un lado de la carretera. Acto seguido, los atacantes dispararon un rocket contra el averiado vehículo.
Los soldados, tomados por sorpresa, no tuvieron capacidad de respuesta.
Según versiones de algunos sobrevivientes, los heridos buscaron refugio tras los hierros retorcidos del camión, mientras los guerrilleros disparaban ráfagas de fusil. Al finalizar el ataque ocho soldados habían muerto y por lo menos diez estaban heridos. El saldo de muertos subió a nueve el viernes pasado, cuando uno de los heridos murió en el Hospital Militar de Bogotá. Por el lado de los guerrilleros, no se conoce aún el saldo de bajas pero rastros de sangre encontrados en la vía de escape utilizada por los atacantes, permiten suponer que hay varios heridos.

Lo más seguro es que los atacantes sean miembros del ELN, grupo que desde hace mucho tiempo opera en la intendencia de Arauca, aunque algunas versiones de prensa no descartan que el ataque haya sido realizado por miembros de las FARC. De inmediato, miembros del Batallón "Reveiz Pizarro", con el apoyo de unidades de contraguerrilla llegadas desde Villavicencio, emprendieron la persecución de los atacantes sin que, hasta el cierre de esta edición, hubieran logrado hacer contacto con los guerrilleros. En cuanto al número de hombres que conformaban la columna guerrillera que realizó la emboscada, tampoco hay claridad. Versiones preliminares hablaron de más de 200 hombres, pero el pasado fin de semana se habló de un número cercano a los 30, con la posibilidad de que otros hombres estuvieran apostados en sitios estratégicos para no permitir la rápida reacción de las unidades que se encontraban en el batallón y para cubrir la huida de los atacantes del camión. Antes de retirarse del lugar de la emboscada, los guerrilleros se alzaron con varios fusiles y armas cortas de los soldados muertos.

Fuera de algunos detalles sobre la operación militar en sí misma, lo que no queda muy claro es cómo los soldados no estaban preparados para un ataque de tales características. Según se supo después, los guerrilleros durmieron la noche anterior en casas del barrio San Luis, a menos de un kilómetro del batallón. Si se tiene en cuenta la nutrida actividad guerrillera en la zona, y que en dias anteriores se habían presentado ataques a unidades militares, no se explica por qué no se estaba al tanto de la presencia de los guerrilleros en el área, especialmente tan cerca de un centro militar. Una adecuada labor de inteligencia podía haber detectado la llegada de los guerrilleros a un barrio de Saravena.
Más aún, es difícil que cerca de 30 hombres armados, que montan una carga explosiva en una via relativamente concurrida, a 800 metros de un batallón, pasen totalmente inadvertidos. Y, en el caso de que eso fuera normal, no se explica que en plena zona de combates y con los antecedentes de recientes emboscadas, un transporte militar salga sin tomar las adecuadas medidas de seguridad y sin un reconocimiento previo de la ruta a utilizar.

Aparte de esto, el hecho puede despertar serias inquietudes sobre las relaciones entre el Ejército y la población civil en el área de Saravena. O los habitantes están solidarizados con la guerrilla, o están profundamente atemorizados. No de otro modo se explica que, a sabiendas de que algo raro se preparaba, no hayan alertado al batallón.

En cuanto a la guerrilla (FARC o ELN, ambas hacen parte de la Coordinadora Guerrillera) queda claro que la actitud de llevar a cabo grandes y sangrientos ataques, que ha sido hasta ahora la única respuesta a la Iniciativa de Paz del presidente Virgilio Barco, va a continuar y con ella, la lógica demencial de hablar de buscar la paz mientras se arrecia la guerra.

Lo grave de esto es que, en muchas regiones del país, se sigue esperando una respuesta del Ejército. O al menos, si no una respuesta, un mayor cuidado en el desplazamiento de las tropas. El asunto mereció un fuerte tirón de orejas del presidente Barco el año pasado, cuando una patrulla violó todas las normas de seguridad y se subió en un bus de escalera que pocos metros adelante fue emboscado por guerrilleros, con un saldo trágico de varios civiles y militares muertos.
Pero al parecer, de nada valió el aviso y, hasta el momento, para algunos militares colombianos no se cumple el refrán. -

LAS BUENAS NOTICIAS
A pesar de la emboscada al camión del Batallón "Reveiz Pizarro", no to do fueron malas noticias en lo que a orden público se refiere.

Si los soldados fueron tomados por sorpresa por los guerrilleros, no ocurrió lo mismo con el DAS, que a comienzos de la semana pasada capturó a una de las bandas de criminales más peligrosas del pais. Desde hacía varios días los sabuesos del general Maza Márquez le venían pisando la cuerda a "Los Tesos", un grupo de sicarios a sueldo que durante mucha tiempo hizo de las suyas en la Costa Atlántica y otras regiones. El golpe definitivo se dio en Bogotá, a donde "Los Tesos" se dirigieron para llevar a cabo varios "trabajitos" que incluian el asesinato de varios dirigentes políticos, uno de los cuales al parecer era el de Bernardo Jaramillo Ossa, presidente de la Unión Patriótica.

El martes 31 de enero, mientras los periódicos daban cuenta de la captura de esos émulos de "Los Priscos", otro titular de prensa daba buenas noticias. En efecto, ese día se supo que tropas de las brigadas V y XIV del Ejército, lograron capturar a 14 personas involucradas en la matanza de La Rochela, al parecer miembros de un grupo paramilitar, con lo cual se avanzo en el esclarecimiento de la llamada "masacre a la justicia" que esas mismas brigadas habían atribuido en un principio a las FARC.

Y si lo anterior fuera poco, la Policía Nacional también se puso las pilas. La "Operación Primavera" y la "Operación Retorno" fueron un duro golpe contra el narcotráfico, especialmente contra el Cartel de Medellín. A lo largo y ancho del Magdalena Medio se realizaron labores de búsqueda, captura y destrucción de centros dedicados al procesamiento, almacenamiento y embarque de drogas, con resultados alentadores. Más de 100 pistas clandestinas fueron descubiertas, decenas de ellas fueron destruidas, así como toneladas de cocaina e insumos para su fabricación.

A pesar de que ningún pez gordo cayo en los operativos, lo cierto es que los resultados son halagadores.
Además, no todo podía ser negro en el primer mes del año, que se caracterizó por ser uno de los eneros más sangrientos que se recuerden en la historia reciente del país. -