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| Foto: Findeter

AGUA POTABLE

Y por fin los tubos trajeron el agua a El Carmen

Atrás quedaron 40 años de promesas, obras inconclusas y malestar de la población. El Carmen de Bolívar tiene acueducto.

11 de julio de 2015

Hace 48 años, el padre de Isabel Berrío le dijo: “Hija, en este pueblo nunca va a haber agua. Yo creí que, después de tantas promesas, en este pueblo el único acueducto que conoceríamos sería el de los aguaceros que nos mandaba Diosito”.

Pero aunque parezca increíble, la larga historia de promesas, obras inconclusas y de robos terminó, y los habitantes de El Carmen de Bolívar gozan desde la semana pasada de un acueducto que cubre a toda la población urbana.

SEMANA publicó en los siete años recientes cuatro artículos que denunciaron cómo en los últimos 35 años los gobiernos habían destinado millonarios recursos para construir acueductos secos, como el de La Montaña (de los años sesenta), cuya tubería terminó en un potrero. O el acueducto Seco, que inauguró un gobernador en los años setenta en medio de la burla de todos los vecinos porque no salía agua, o el que hizo el narcotraficante Miky Ramírez, del que solo se construyó la bocatoma en el municipio de Zambrano. El más reciente fue el de la fuente Morena, llamado así porque en 2003 el entonces director de Findeter y después secretario de la Presidencia, Bernardo Moreno, fue a inaugurarlo con una farsa montada por contratistas y autoridades locales: el agua que salió de la llave provenía del tanque de un vendedor de una casa de la Plaza principal.

Sumado a esta serie de fracasos, el aumento de las sequías causadas por el cambio climático hizo que a los habitantes se les rebosara la paciencia en 2013. Los carmeros, liderados por los mototaxistas, armaron una protesta a la que llamaron ‘la rebelión de los totumeros’ por la falta de agua. Durante cinco días bloquearon la troncal de Occidente que comunica a Cartagena con Medellín. La manifestación dio lugar a una reunión entre autoridades nacionales y regionales, en la que la interventora de la empresa de acueducto no supo explicar en qué se gastó 25.000 millones de pesos desde 2006, ni cuánto más necesitaba para terminar el acueducto. Las protestas se levantaron con la promesa de que por fin habría acueducto.

Luego de firmar el convenio para hacer el sexto acueducto de El Carmen, el gobernador Juan Carlos Gossaín dijo, ante más de 400 asistentes en el Club de Leones: “Durante 40 años se han robado la plata que el gobierno ha girado para la misma obra”. Y para no repetir esa historia, el ministro de Vivienda, Luis Felipe Henao, se puso al frente de la obra, ejecutada y supervisada por Financiera de Desarrollo Territorial (Findeter). Con una inversión de 34.389 millones de pesos, en la que el gobierno nacional puso 19.089 millones, el departamento 15.000 millones y el municipio 300 millones de pesos, se construyeron dos pozos profundos en El Piñal (Sucre), con capacidad de 120 litros por segundo.

Desde el sitio de captación se construyó una tubería de 25 kilómetros hasta El Carmen de Bolívar, un tanque elevado de 600 metros cúbicos, tres tanques de almacenamiento, otro de tratamiento, así como 92 kilómetros de redes primarias y secundarias, para llevar agua a todos los barrios. SEMANA recorrió los barrios El Prado, Vista Hermosa, Nariño y el centro. Tras el sentimiento de incredulidad que había hace tres años, la población hoy siente que escucharon su clamor. Consuelo Stand, quien vive en el barrio Nariño, madre de cuatro hijos, desplazada de El Salado desde 2000, está feliz porque ya no tiene que levantarse en la madrugada para comprar agua a los dueños de los aljibes, o adquirirla a los vendedores que la traían en burro desde Ovejas, sistema conocido como burroducto, o la que proveían, carísima, los carrotanques.

Desde hace dos meses los habitantes del casco urbano empezaron a recibir agua las 24 horas del día, y tras superar todas las pruebas, la semana pasada el vicepresidente, Germán Vargas, el ministro Henao, el presidente de Findeter, Luis Fernando Arboleda, y el gobernador Gossaín inauguraron el acueducto, probablemente, el más demorado de construir en la historia de Colombia y pusieron fin a casi cuatro décadas de promesas y corrupción.