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El carpintero

El ex presidente César Gaviria está dedicado a hacer menudeo político para reconstruir la base liberal y apuntarle a ganar las elecciones de marzo. ¿Lo logrará?

12 de febrero de 2006

Una carta que le remitió el ex presidente Alfonso López Michelsen al director del Partido Liberal, César Gaviria, dejó la sensación de que el veterano dirigente, a los 93 años, va a volver a las plazas. Esta vez, para combatir el desgano que se siente en las bases liberales, revitalizar el trapo rojo e intensificar la oposición al gobierno de Álvaro Uribe. De paso, para fortalecer la disciplina del partido y fortalecer sus acciones con vistas a las elecciones de Congreso de marzo. La carta tuvo todo tipo de interpretaciones. Desde una rebelión contra Gaviria, pasando por la creación de una nueva disidencia. Todo indica, sin embargo, que ni la carta ni las reuniones que la precedieron -entre un grupo de veteranos representantes de la izquierda del partido- tenían más intención que sumarse a los esfuerzos del ex presidente Gaviria por presentar listas competitivas en la próxima elección. Eso sí, con el deseo adicional de agregarle un poco de picante rojo a la campaña, más crítica al gobierno y más plaza pública. Que dos ex presidentes, como López y Gaviria hayan dejado sus cuarteles de invierno para incorporarse a una campaña intensa y con un panorama adverso, es muy elocuente. Significa que para la dirigencia liberal sólo la disciplina de partido y la credibilidad de los colombianos en sus organizaciones pueden servir para conservar algo del espacio político. Un espacio que hoy, a casi seis meses de las elecciones de Presidente y a cuatro de las de Congreso, se encuentra copado por el uribismo. No es exagerado afirmar que el liberalismo se juega su supervivencia en la competencia de 2006. El episodio de la carta demuestra que hay visiones muy distintas, en el seno liberal, sobre la estrategia que se debe seguir en el corto plazo. López afirma que un grupo de amigos le solicitó servir de vocero para transmitirle a Gaviria "sus preocupaciones acerca del futuro del Partido Liberal, en momentos en que se inicia la verdadera campaña electoral". Estas preocupaciones le fueron manifestadas por liberales como el ex fiscal Alfonso Gómez Méndez, la ex ministra María Elena de Crovo y el ex ministro Edmundo López, quienes tuvieron sus reservas a la hora de apoyar la jefatura única de Gaviria, en el Congreso Nacional. Sin embargo, hay más de una razón para pensar que la iniciativa de López no responde a un intento de disidencia, sino a la voluntad de apoyar la gestión de Gaviria. Su carta reconoce que "lejos de estar generando una disidencia", su llamado busca robustecer el sentimiento liberal. La mayoría de integrantes del partido reconoce que Gaviria está martillando con ganas para sacar adelante tres campañas:la de los liberales al Congreso, la del candidato del partido a la Presidencia y la de proyectar una nueva imagen del liberalismo. La ex senadora Piedad Córdoba fue de las pocas que votó en contra de que el ex presidente fuera el jefe único del partido. Además, hace tres meses lanzó Poder Ciudadano, un grupo disidente que será plataforma para su próxima campaña al Congreso. Pero hasta ella reconoce la gestión de Gaviria. "Lo veo haciendo un trabajo serio. Está comprometido con los grandes debates, afirma, a la vez que reconoce que hay personas que critican su gestión, pero que han sido incapaces de generar acciones para fortalecer el partido". Las críticas a las que ella alude son de dos tipos. Unas señalan que después de que la Corte Constitucional aprobó la reelección, Gaviria le ha bajado el tono a sus declaraciones frente a las propuestas del uribismo. Otras consideran que el ex presidente no se ha metido a fondo en la construcción de los grandes consensos ideológicos del partido. Se apoyan en lo que sucedió hace dos semanas en la votación del proyecto de reelección inmediata de alcaldes y gobernadores. En ese momento, los senadores liberales de la comisión primera tuvieron que decidir a su albedrío si apoyar o no la iniciativa, y algunos, como Rafael Pardo, Héctor Elí Rojas y Andrés González, pidieron aplazar la votación mientras se llegaba a una votación de partido. Después, una junta de parlamentarios acordó que Gaviria tomaría la decisión. Y así lo hizo, cuando anunció la semana pasada que el proyecto debería ser votado negativamente por su bancada, porque responde a una "osadía del actual jefe de Estado? con la notoria intención de pasar factura electoral a su favor una vez la reelección de alcaldes y gobernadores sea aprobada". No obstante, con esta afirmación, Gaviria dejó ver que está dispuesto a continuar lanzando ataques contra iniciativas que, como ésta, son apoyadas por el presidente Uribe. Además, los congresistas más cercanos al jefe liberal reconocen que en sus intervenciones se muestra cada vez más crítico del gobierno. Sobre todo en temas como la reelección y el proceso de paz con los paramilitares. Gaviria no ha bajado la guardia: "Tengo una preocupación grande, tengo información precisa. Quiero estar seguro de que el gobierno no guarda simpatías por los sectores paramilitares... Es muy difícil encarar problemas así, sin saber que el gobierno sí ha tomado suficiente decisión, porque si espera apoyo político de esos, obviamente el gobierno no puede ser receptor de esa información", dijo recientemente en Valledupar, al hablar del futuro de la Ley de Justicia y Paz. "No se ha apartado de la controversia. Si el gobierno se ha manifestado contra la parapolítica, es respondiendo a las críticas de Gaviria", dice el precandidato liberal Andrés González, y añade que el ex presidente "está manejando varias campañas". La de fortalecer la imagen del partido, pero también -y la más exigente en el corto plazo- la de armar las listas al Congreso. A esta última le ha dedicado los últimos meses y, haciendo un trabajo de filigrana, ha recorrido la mayoría de las regiones del país buscando candidatos para el Senado y la Cámara. Después de asistir a los foros con sus cinco precandidatos presidenciales -González, Pardo, Cecilia López, Rodrigo Rivera y Horacio Serpa-, se escapa para reunirse con líderes cívicos y comunales. A ellos les pregunta por los políticos que tienen más credibilidad en la región y por los que tendrían más posibilidades de lograr una curul. "Hace el trabajo desde abajo. Busca políticos que no estén contaminados por los paramilitares", dice uno de sus asesores. Según su equipo, para asegurar la pulcritud de las listas, les pedirá a la Fiscalía, la Procuraduría y el DAS que investiguen a todos quienes desde ahora, hasta el primero de noviembre, se inscriban en las listas del partido. También se reservará unos cupos para incluir nombres de opinión que le permitan proyectar la imagen renovada que le quiere dar al liberalismo. Con esta estrategia Gaviria le apunta a conseguir al menos 25 curules liberales en el Senado y 45 en la Cámara, para consolidarse como la primera fuerza parlamentaria. Considera que la confrontación que existe entre los partidos uribistas es un buen terreno para esta labor de carpintero dirigida a reconstruir la base liberal. Por eso les ha dedicado más tiempo y atención a los contactos directos y a la presencia en los municipios, que a grandes declaraciones sobre los temas nacionales, que lo llevarían a pisarse las mangueras con los precandidatos. Sus posiciones contra el gobierno, además, no pueden desestimular a precandidatos como Rodrigo Rivera que han expresado discursos cercanos al uribismo. Pero tiene que guardar un equilibrio para no caer en la vaguedad. Los antiuribistas esperan encontrar en él un líder capaz de confrontar las principales propuestas del gobierno, tarea en la que, por si fuera poco, tendrá el difícil reto de no opacar a ninguno de los cinco precandidatos. El reto mayor del director nacional, y para el que lo eligieron jefe único, será el de modernizar el liberalismo y recuperar su imagen, en medio de una crisis generalizada de credibilidad en los partidos. Y levantar una estructura tan pesada como la liberal no es fácil. Esta no es la carpintería más sencilla a la que se ha dedicado Gaviria en su carrera política.