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El caso Cornelissen

A raíz del fallo de una Corte norteamericana en favor de Avianca, se esclarece millonario fraude sobre comisiones de esa empresa.

14 de junio de 1993


CUANDO JULIO MARIO Santo Domingo se propone algo, no escatima esfuerzos para lograrlo. Y una de sus grandes obsesiones en los últimos años fue llevar hasta sus últimas consecuencias lo que en Avianca se conoce como el caso de "Andy'' Cornelissen.
Detrás de esta historia estaba el tema de las comisiones por los arrendamientos de los aviones de Avianca que se había convertido en objeto de habladurías durante muchos años y no es sino hasta hoy, con el fallo de la Corte Distrital de Columbia, en los Estados Unidos, que se define el asunto.
Todo comenzó en 198,' siendo presidente de Avianca, Andrés Cornelissen, hijo de un gran amigo de Julio Mario Santo Domingo, quien venía trabajando en Avianca hacia 16 años. Poco a poco fue escalando posiciones. Fue vicepresidente ejecutivo de la empresa bajo la administración de Alvaro Cala y en 1984 asumió la presidencia de la compañía. En los últimos siete años, dentro de la empresa, fue el encargado de la compra y arrendamiento de aviones para Avianca, Sam y Helicol.
En 1981 Cornelissen propuso el nombre de un abogado norteamericano, Mark F. Correia, para que se desempeñara como abogado de Avianca en los Estados Unidos. Cornelissen y Correia, según lo establecido en el proceso, serían la dupleta que montaría por espacio de varios años el negocio de derivar ganancias ilegales por el arrendamiento de aviones para Avianca.
Cornelissen y Correia fundaron dos sociedades con este propósito: la Fund Sources International en los Estados Unidos y la American Aeroespace Limited en las Bermudas. Como propietario de estas sociedades solo aparecía Correia. Pero según las autoridades norteamericanas, era a través de los vínculos de Cornelissen, encargado de contratar el arriendo de aviones de Avianca, que se realizaban las transacciones . Su primera oportunidad se les presentó cuando Avianca decidió fundar a Norasco, una compañía norteamericana creada por razones fiscales con el objeto de conseguir el arriendo de aviones que a su vez serían subarrendados a Avianca, sin ninguna ganancia. Como responsable del arrendamiento y compra de aviones para la empresa, Cornelissen fue el encargado de fundar a Norasco en los Estados Unidos. A través de ella, y por intermedio de sus dos sociedades, Cornelissen y Correia conseguirían realizar importantes transacciones a espaldas de Avianca.

CAMPANAZO
El primer campanazo que tuvo Avianca sobre las andanzas de Cornelissen ocurrió en 1985, cuando Augusto López recibió una llamada en relación con la compra de unos helicópteros marca Bell. Como nadie en la junta de la compañía sabía de este contrato, López Valencia decidió frenar el negocio e investigar quién o quiénes estaban detrás de él. Cuando ya las pesquisas estaban señalando a Cornelissen, quien para entonces ya era presidente de Avianca, se sucedió un segundo episodio. Las directivas de la empresa descubrieron que Cornelissen estaba cobrando una comisión de 10.000 dólares mensuales por cada uno de los tres aviones que Sam había arrendado por espacio de tres años. Según las directivas de Avianca, tan sólo por esa transacción, Cornelissen y Correia obtuvieron una ganancia de cerca de un millón ochenta mil dólares.
Sin embargo la gota que rebozó la copa fue la transacción de dos Twin Otter que Helicol, filial de Avianca, estaba negociando con la compañía canadiense DeHavilland. Después de cerciorarse que Correia podía concertar la financiación del arrendamiento para Helicol, Cornelissen le ordenó al asesor general de dicha filial que se pusiera en contacto con Correia para que le ayudara en la obtención de las aeronaves Twin Otter, En noviembre de 1981 Correia, a través de una de sus dos sociedades, la Fund Sources International, le envió a Helicol una propuesta para el arrendamiento de un Twin Otter. Sin embargo, en vista de que Correia se demoró en encontrar financiamiento para respaldar el negocio, Helicol le informó que estaban pensando en comprar la aeronave directamente a la compañía canadiense. Correia respondió por télex diciendo que si Helieol se salía del contrato ello sería considerado como incumplimiento del mismo. Ese mismo día, y de acuerdo con las directivas de Avianea que realizaron dicha investigaeión, Andrés Cornelissen, sin conocimiento de Helieol o de Avianca, hizo una transfereneia cablegráfica de 247.000 dólares a la cuenta del Fund Sources International, en el Chase Manhattan. Meses después, según la misma investigación en Avianca, el negocio se cristalizaría y la comisión sería repartida entre el entonces presidente de Avianca y el abogado de la empresa. En la investigación que reposa en la Corte norteamericana, se determinó que Correia consiguió arrendar dos aeronaves Twin Otter, a través de Norasco, las cuales fueron subarrendadas a Helicol. La Corte estableció que en esta transacción se obtuvo una ganancia de 1.449.543 dólares.
Además de todas estas irregularidades, Cornelissen y Correia usufructuaron ilegalmente fondos de Norasco. Según la empresa Avianca, entre 1980 y 1982 se hicieron giros por 240.000 dólares en cheques pagaderos al portador destinados a la firma de abogados de Correia en Washington. También se logró establecer que muchos de estos dineros fueron utilizados para sus gastos personales incluyendo reparaciones a un automóvil Rolls Royce de propiedad de Cornelissen y Correia.

PROFUGO EN NIZA
El reciente fallo proferido por el juez norteamericano condena a Correia a pagar la suma de 1.449.543 dólares. Este murió el año pasado víctima de un cáncer, pero su compañía de seguros responderá por el dinero.
En cuanto a Cornelissen, el fallo lo condena a pagar los perjuicios causados a la empresa Avianca. Después de haber renunciado en 1985 a la presidencia de la aerolínea a raíz de todas estas irregularidades, salió de Colombia y se radicó por un tiempo en los Estados Unidos. Sin embargo, cuando Avianca presentó la demanda contra él y además comenzó a ser investigado por venta de armas, a través de una sociedad controlada por él mismo, salió de los Estados Unidos. Hoy es prófugo de la justicia norteamericana. Lo último que se supo de él es que estaba en Niza, viviendo en una villa mediterránea. Y se le ha visto paseando en su yate Victoria. Cornelissen trató de pedir la visa de residencia francesa, pero esta le fue negada en razón de las gestiones realizadas por Avianca.
Pese a que el fallo de la Corte norteamericana contra Cornelissen no va a garantizarle a la aerolínea la devolución de los dineros pendientes, Avianca a través de Augusto López, vicepresidente de la junta directiva de la empresa, considera este fallo como un "triunfo moral" ya que se logró destapar todo un andamiaje corruptor.
Durante ocho años que duró el proceso en los Estados Unidos, todos los altos directivos de la compañía -incluyendo al propio Julio Mario Santo Domingo-, se desplazaron a Washington a declarar. Según Avianca la batalla no ha terminado. Santo Domingo, feliz con su triunfo jurídico, dice que no descansará hasta ver a Cornelissen en la cárcel.