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EL CHAVEZ DEL OCHO

Muchos piensan que al presidente de Venezuela le faltó prudencia y al de Colombia le sobró <BR>susceptibilidad. Análisis de la cancelación de la cumbre binacional.

12 de abril de 1999

Si el presidente Andres Pastrana no hubiera decidido cancelar, 12 horas antes del encuentro,
su reunión fronteriza con su colega venezolano Hugo Chávez, lo más probable es que el asunto de la
'neutralidad' venezolana frente a la guerrilla hoy seguiría siendo un tema para especialistas. En efecto,
cuando hace unas semanas Chávez _ataviado con su viejo uniforme camuflado de coronel paracaidista_
inspeccionó la sede militar del teatro de operaciones en Apure y dijo que "Venezuela es neutral en el
conflicto interno entre el gobierno colombiano y la guerrilla" solo unos pocos se alarmaron con el alcance del
discurso. Para los expertos en derecho internacional y para algunos comentaristas de opinión la palabra
'neutralidad' implicaba de hecho un reconocimiento de estatus de beligerancia a la guerrilla colombiana.
Neutralidad, en el lenguaje diplomático, significa la aceptación de que en un conflicto los dos bandos tienen
igual legitimidad y que, por lo tanto, los terceros deben esperar que uno de los dos derrote al otro para
reconocer al ganador como gobernante único. En otras palabras, si Chávez estaba usando correctamente
el lenguaje internacional lo que quería decir es que para Venezuela estaban al mismo nivel el gobierno de
Pastrana y la guerrilla y los dos serían aceptados como interlocutores hasta que surgiera un ganador que
detentara el gobierno unificado de Colombia. Muy pronto José Vicente Rangel, el canciller venezolano, se
percató de que esa tesis no podía hacer carrera y decidió atajarla antes de que se armara un problema. En
entrevista con SEMANA Rangel dijo que la expresión usada por el mandatario no correspondía a la rígida
definición establecida en el derecho internacional. "Cuando el presidente Chávez ha hablado de neutralidad ha
recurrido a la acepción más sencilla y simple del término, a la coloquial", dijo. Aunque en los círculos
diplomáticos todos siguieron pensando que un jefe de Estado no se puede dar el lujo de ser tan
coloquial, las particularidades tropicales del presidente Chávez, sumadas al quite oportuno de su canciller,
hicieron que el incidente fuera considerado un asunto hasta cierto punto superado.El gobierno de Colombia
inicialmente no le dio trascendencia al discurso y, por el contrario, la 'coloquial' neutralidad de Venezuela fue
aprovechada para que el alto comisionado de Paz, Víctor G. Ricardo, visitara al segundo hombre del ELN,
Antonio García, quien desde hace varias semanas despacha en Caracas y Maracaibo. Por eso a nadie le
extrañó que los dos jefes de Estado tuvieran previsto como primer punto del encuentro binacional el tema del
proceso de paz. Hasta entonces se consideraba que Venezuela había sido el vecino más comprensivo y
diligente frente a los acercamientos entre el gobierno y la guerrilla. En un dramático contraste Ecuador y
Perú decidieron militarizar sus fronteras con Colombia y el presidente Alberto Fujimori declaró en
Washington que Colombia se había convertido en una amenaza para la seguridad de la región. En un
escenario tan complejo lo más aconsejable para el país era aceptar la tesis de la neutralidad coloquial de los
vecinos y seguir preparando la reunión de los dos jefes de Estado para refrendar la necesidad de que
Venezuela siguiera facilitando los contactos de paz.Pero mientras las cancillerías de los dos países habían
optado por olvidar el asunto de la 'neutralidad' el tema ardía a fuego lento en las salas de redacción tanto de
Colombia como de Venezuela. Para muchos periodistas no era casual que a la declaración de neutralidad de
Chávez hubiera seguido la liberación de varios venezolanos secuestrados por la guerrilla colombiana. Sin
embargo el incidente que reavivó las dudas fue el asesinato por parte de las Farc de los tres
indigenistas norteamericanos, cuyos cadáveres fueron encontrados en territorio venezolano. Cualquier
observador atento se podía percatar de que la frágil confianza que ha logrado construir el ex golpista Hugo
Chávez con el gobierno norteamericano se vería gravemente amenazada si lucía tibio frente a una
organización terrorista que acababa de asesinar a tres estadounidenses defensores de los derechos
humanos. Por eso para Venezuela era vital aclarar que si las Farc llegaban a obtener estatus de beligerancia
no era por Chávez, sino por Pastrana.Todo esto sucedía a menos de una semana de la reunión programada
entre los dos presidentes. La víspera de la cumbre el mandatario venezolano encontró la oportunidad
para despacharse cuando un reportero le preguntó si la neutralidad de Venezuela conduciría al reconocimiento
del estatus de beligerancia a las Farc. Chávez contestó que "la beligerancia a la guerrilla se la ha dado el
gobierno de Andrés Pastrana al desmilitarizar amplios territorios y dejarlos en su poder", y agregó, "allí la
guerrilla gobierna, establece sus normas y tiene sus propias alcabalas". Esa declaración fue la que llevó al
gobierno colombiano, después de múltiples consultas con ex presidentes y dirigentes políticos, a cancelar la
cumbre binacional por lo que llamó una "cordial discrepancia". Lo curioso fue lo que pasó de ahí en adelante.
En Venezuela ex cancilleres y analistas diplomáticos criticaron a Chávez por entrometerse en los asuntos
internos de Colombia. Mientras tanto en este país el presidente Pastrana dividió opiniones. Si bien es cierto
que logró consolidar importantes apoyos para rechazar la intromisión de Chávez, a muchos les quedó
sonando la tesis del jefe de Estado venezolano sobre "los territorios en poder de la guerrilla". Es evidente
que las Farc hacen en la zona de despeje lo que les parece. Así lo demuestran hechos como la expulsión
de la fiscal de San Vicente del Caguán, o la detención arbitraria de civiles, o la pretensión de que existen
zonas de exclusión en las cuales los ciudadanos deben consultar a la guerrilla para movilizarse, como
quedó dicho en el comunicado en el que ese grupo guerrillero aceptó que sus hombres asesinaron a los
indigenistas norteamericanos. Por todo esto cada vez hay más colombianos que piensan que en el tema de la
beligerancia y territorialidad de las Farc lo de menos es la neutralidad de Venezuela. Y si esto es así, ¿qué
ganaba Colombia cancelando la reunión con Chávez?