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El comandante y la institución militar. Punto de vista

Mayor general (r) (Fac) Alberto Guzmán Molina*
26 de mayo de 2003

En las escuelas de formación militar se preparan los futuros oficiales para comandar. Ser comandante es la máxima aspiración del hombre de armas. Existen diferentes niveles de comando, por ello, desde los primeros grados, los oficiales son comandantes con responsabilidades y atribuciones de acuerdo con el cargo, éstas van siendo mayores a medida que se asciende en el escalafón, hasta llegar al comando de la institución. En la Iglesia existe también jerarquía con diferentes niveles de responsabilidad. De igual manera en instituciones de carácter civil públicas y privadas se aprecia la figura del presidente, vicepresidente, del gerente.

No se trata de comparar los cargos entre las instituciones y menos aún el papel que cada una de ellas cumple dentro de la sociedad, porque son totalmente diferentes en cuanto a responsabilidades, funciones y atribuciones, también en su filosofía, en la misión que se les ha asignado, a unas por la Constitución y la Ley, en la Iglesia por los jerarcas y en la empresa privada por las juntas directivas. Lo que sí es común a todas es que en su respectiva área de influencia, cada una trabaja con seres de carne y hueso, nacidos en Colombia, con cualidades y defectos propios de nuestra idiosincrasia.

Con relativa frecuencia se ve injustamente cómo atacan a las instituciones cuando algunos miembros cometen faltas y delitos y lo más grave es que no pocas veces los agravios provienen de personas de las cuales no se esperarían, por la cultura que aparentan tener, porque saben a cabalidad que las instituciones no delinquen.

En una democracia con errores como la nuestra, las instituciones tienen muchos enemigos ocultos que saltan cuando menos se espera, que son profesionales de la insidia y la calumnia, que buscan solamente su beneficio personal por encima del interés nacional, que tratan de desestabilizar al país. Por ello la gente de bien debe estar alerta para defenderlas y respaldarlas.

Sería insensato atacar al Congreso como institución porque varios de sus miembros han perdido su investidura y algunos están o han estado en la cárcel. No es lógico atacar la institución de la Contraloría porque contralores generales han sido procesados y condenados por delitos cometidos en el desempeño de su cargo? o a la Procuraduría por la misma razón, o a la Iglesia por los delitos que han cometido sacerdotes o ministros. Es necesario, como se ha hecho en todos los casos, en la institución militar, personalizar, denunciar, investigar y sancionar con el rigor que la ley exige.

Doloroso y penoso, por decir lo menos, ha sido para todos los militares en servicio activo y retirados el caso ya muy conocido de la apropiación indebida de una suma significativa de dinero por parte de tres oficiales subalternos, varios suboficiales y un alto número de soldados pertenecientes a una guarnición del sur del país. Las enseñanzas sobre ética y moral inculcadas en las escuelas de formación cedieron ante el poder corruptor del dinero fácil. Del "estiércol del diablo" como lo llamó Papini.

La actitud frente a la Nación entera y la propia institución del señor comandante del Ejército, general Carlos Alberto Guzmán Molina, ha sido como todas las que ha adoptado a través de su larga y exitosa carrera: clara, patriótica, honesta, rigurosa, afrontando la responsabilidad inherente de su alta vestidura.

No nos cabe la menor duda a los miembros del Cuerpo de Generales y Almirantes en Retiro de las Fuerzas Militares, que este desafortunado caso aislado no afectará la moral ni su prestigio, que será resuelto conforme a la Constitución y la ley, y que la institución militar que ha sido golpeada en lo más intimo de su espíritu, seguirá siendo para el pueblo colombiano la más querida y la más respetada.

*Vicepresidente del Cuerpo de Generales y Almirantes en Retiro de las FF.MM.