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El alcalde de Medellín, Alonso Salazar, ha sido blanco de una campaña de desprestigio orquestada por desmovilizados de las AUC

CONTROVERSIA

El complot perfecto

¿Qué hay detrás de la sistemática campaña de desprestigio contra el alcalde de Medellín, Alonso Salazar?

13 de diciembre de 2008

Si algo caracteriza a 'Don Berna' es su estirpe mafiosa. Mientras estuvo en Colombia, ante los tribunales de Justicia y Paz, dilató cualquier declaración con la que pudiera delatar a sus cómplices políticos y de negocios. Vengativo, famoso por saber cobrar las cuentas, su sombra siniestra ronda en las investigaciones por las muertes de muchos de los que hasta hace pocos meses habían sido sus lugartenientes. 'Don Berna' jamás mencionó el nombre de ningún político cuando la Corte Suprema de Justicia y la Fiscalía se lo requirieron como parte de sus compromisos como desmovilizado. Pero la semana pasada, en un giro súbito, envió una carta desde Nueva York en la que asegura que a través de líderes comunitarios habría apoyado la campaña de Alonso Salazar a la Alcaldía de Medellín.

La misteriosa carta deja muchos interrogantes. De hecho, quien la radicó en la Fiscalía fue el abogado Diego Álvarez, el mismo que entró por los sótanos al Palacio de Nariño, junto al difunto vocero de los desmovilizados conocido como 'Job', con la intención de urdir un montaje contra la Corte Suprema, según lo publicado en esta misma revista. La carta es una declaración fuera de los tribunales y no entra en detalles sobre montos, lugares o personas que habrían apoyado a Salazar. Parece más redactada para continuar una campaña mediática de desprestigio, que como prueba de la comisión de un delito.

Hace varios meses un desmovilizado pretendió acusar al Alcalde por secuestro, porque éste lo condujo a una estación de Policía para que lo reseñaran, pues era sospechoso del asesinato de un líder comunal. La Corporación Democracia, que agrupa algunos desmovilizados de las autodefensas, se encargó de hacer eco de la denuncia y de que el director de la Fiscalía de Medellín ordenara investigar a Salazar. Poco después, cuando alias 'Job' fue asesinado y el Alcalde dijo ante los medios que éste seguía vinculado a actividades criminales, los dirigentes de Corporación Democracia dijeron que Salazar era amigo de 'Job' y que juntos habían sido miembros del ELN. Si bien 'Job' y el Alcalde se conocieron hace más de 20 años, en el trabajo social que ambos hacían en las comunas, sus vidas tomaron rumbos diferentes y en el último tiempo, cuando 'Job' era vocero paramilitar y Salazar funcionario de la Alcaldía, las relaciones se hicieron difíciles. Adicionalmente, quienes conocieron a Salazar en el pasado aseguran no sólo que jamás estuvo involucrado con grupos armados, sino que siempre fue un duro crítico de éstos.

Pero ¿por qué se ha adelantado esta campaña contra el Alcalde de Medellín? ¿Existieron pactos entre éste y 'Don Berna'? ¿Se puede creer en la palabra de quienes lo acusan?

Los problemas de Alonso Salazar con un sector de los desmovilizados de las autodefensas comenzaron desde cuando éste, como secretario de Gobierno del alcalde Sergio Fajardo, se dio a la tarea de confrontar a quienes seguían delinquiendo, a pesar de su aparente desmovilización. 'Don Berna' le hizo una gran finta al proceso de paz al presentar en el bloque Cacique Nutibara a decenas de muchachos recogidos a última hora en los barrios, mientras sus sicarios más temidos seguían en la clandestinidad, amparados en la temida Oficina de Envigado. Salazar, en coordinación con el gobierno nacional, logró que 'Don Berna' incluyera a los sicarios de la temida Oficina en la desmovilización del bloque Héroes de Granada. 'Danielito', 'Memín', 'Rogelio' y otros matones de oficio se convirtieron en reinsertados, pero nunca abandonaron su labor delictiva. Salazar entró desde entonces en profundas contradicciones con los dirigentes de la Corporación Democracia, que acogía y daba cobertura legal a todos estos personajes. La violencia que estaban generando en Bello, Itagüí, Envigado y Copacabana resonaba y se sentía sobre Medellín, que había logrado bajar los homicidios como nunca.

Una vez se posesionó como alcalde, Salazar sabía que si no enfrentaba a la intocable Oficina de Envigado y a los poderes mafiosos enquistados en la ciudad y en sus municipios vecinos, Medellín volvería al círculo vicioso de violencia.

En uno de sus primeros actos de gobierno, enfrentó con franqueza al jefe de la Policía, general Marco Antonio Pedreros, cuando le dijo que el obstáculo para capturar a los jefes de la Oficina de Envigado eran los propios policías que los protegían. También se atrevió a señalar a Alirio Rendón, alias el 'Cebollero', como uno de los personajes clave de esta estructura mafiosa, y sobre el cual había centenares de folios de inteligencia que lo vinculaban con el crimen organizado de la ciudad. En el área metropolitana ninguna autoridad se atrevía a tocar al 'Cebollero' y por eso su captura se hizo directamente con fiscales y policías de Bogotá. Poco después caería en similares circunstancias Hugo Albeiro Quintero, dueño de Bellanita de Transportes, considerado el verdadero poder político de Bello y a quien se le investiga por vínculos con los paramilitares.

Poco tiempo después estalló el escándalo que dejó en evidencia los largos y retorcidos tentáculos de la mafia en la Fiscalía de Medellín, en cabeza del propio jefe de esa institución en Antioquia, Guillermo León Valencia Cossio, y donde se vio salpicado el general Pedreros.

Cuando la pelea dada por Salazar parecía ganada, curiosamente surgió una ola de testimonios de desmovilizados que lo acusaban de ser cómplice y amigo de los paramilitares que él mismo estaba ayudando a encarcelar. Alias 'Memín', desde la cárcel, lo señaló de tener pactos con él, y divulgó una foto en la que aparece abrazado con Salazar. Para completar el tinglado, Luis Pérez, el candidato derrotado, lo señaló como benefactor del apoyo de 'Don Berna'.

A estas alturas, la Fiscalía deberá tomar en serio la investigación y aclarar las dudas que se han sembrado sobre el Alcalde de Medellín. Sin embargo, un análisis sobre los hechos conocidos permite pensar que aunque Salazar, y en su momento Sergio Fajardo, pudo tener errores de procedimiento o estilo en el manejo de los desmovilizados, lo que se ha fraguado en su contra es un complot de las mafias que añoran retomar el control de la ciudad.

Es poco creíble que Salazar haya recibido apoyo de 'Don Berna' para ganar la Alcaldía. Primero, porque éste era el candidato de la continuidad, respaldado abiertamente por Fajardo, quien salió con unos índices de popularidad impresionantes y tenía proyectos de gran envergadura social que respaldaban su gestión y que defendían la continuidad por sí solos. En segundo lugar, a diferencia de otras campañas, la de Salazar tenía el apoyo del Sindicato Antioqueño, que aportó dinero y los mecanismos de transparencia fiscal. En tercer lugar, porque, como lo señaló el analista político Jorge Giraldo, en las comunas donde se concentran los desmovilizados ganó Luis Pérez, y no Salazar.

Todos estos elementos no descartan que Salazar haya trasgredido ciertas fronteras. Visitar en la cárcel a 'Memín', de quien se sabía seguía delinquiendo, o un abrazo fraterno con él, como apareció publicado en la revista Cambio, son actos que no se compadecen con la experiencia y el conocimiento que Salazar tiene de la mafia, fenómeno que estudió en profundidad como periodista, y mucho menos corresponden con la sobriedad que debe tener un funcionario. Como tampoco ha podido entender el país, en definitiva, qué pactos tácitos o explícitos hubo con 'Don Berna' durante el proceso de Ralito, para pacificar a la ciudad. Posiblemente, tanto él como Sergio Fajardo subestimaron el poder desestabilizador del crimen organizado cuando éste ha penetrado tan profundamente la fibra de la política y las instituciones.

En todo caso, Salazar ha puesto el dedo en la llaga y se le reconoce el valor de haber enfrentado sin titubeos a la mafia que se encarnizó en Antioquia. Pero, más allá del valor, ahora se necesita recuperar la confianza de los paisas, pues la campaña de desprestigio buscaba hacerle daño a su imagen, y alguna mella ha logrado hacerle.