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El culpable

Después de cinco años un jurado de Estados Unidos está a punto de dilucidar quién fue el verdadero responsable del accidente de American en Cali

10 de julio de 2000

Tras aceptar pagar millonarias sumas a los familiares de las víctimas del siniestro de American Airlines en Cali en 1995, la aerolínea ahora quiere asegurarse de que no va a ser la única en tener que responder. La empresa ha tratado de recuperar todo o parte del dinero pagado (y por pagar) en una demanda contra dos compañías que le vendían instrumentos de navegación aérea.

En poco más de ocho semanas 12 jurados se han convertido en expertos de aviación. En ese lapso los abogados de American han intentado convencerlos de que Honeywell, una compañía de sistemas, y Jeppessen-Sanderson, la empresa diseñadora del software para Honeywell, ocultaron defectos en sus productos —defectos que si no hubiesen existido, según American, hubieran evitado el desastre en el que perecieron 159 personas cerca de Buga—.

De la misma manera las acusadas se han defendido con el argumento de que sus productos no fueron la causa del accidente sino la negligencia y apuro de los pilotos de American. Esta última conclusión fue a la que llegaron la Aeronáutica Civil colombiana y la Junta Nacional de Seguridad de Transporte de Estados Unidos (NTSB) después de investigar el accidente.

Michael Olin, el abogado principal de los familiares, dice que después de años de litigio American decidió llegar a un acuerdo a principios de este año con más de 40 familias en vez de dañar la imagen de la compañía.

Olin dijo a SEMANA que, aunque no puede divulgar los términos, el monto total está en cientos de millones de dólares. Después de ese acuerdo quedan unas cinco familias por arreglar. “Ahora esto es una cuestión de cuánto se le va a reembolsar a American de la plata que pagó o va a pagar a nuestros clientes”, dijo.

El 20 de diciembre de 1995 el vuelo 965 de Miami se estaba acercando al aeropuerto Alfonso Bonilla cuando los pilotos cambiaron su plan de aterrizaje. Ya no sobrevolarían hacia el sur para hacer una ‘U’ y aterrizar hacia el norte en la pista 01. A cambio decidieron aterrizar sin sobrevuelo en la pista 19 hacia el sur.

El cambio obligaba a los pilotos a hacer ajustes y les quitaba la ventaja de ver el aeropuerto antes de aterrizar, le explicó Chris Brown, abogado de Honeywell, al jurado. Brown enfatizó que el avión había salido con dos horas de retraso y los pilotos, en su afán por ahorrarse 10 minutos, aceptaron ese cambio de planes contra la reglamentación.

Pero el error fatal fue cuando comenzaron a utilizar un sistema de navegación hecho por Honeywell. Este debía guiar al avión al conectarse con una torre identificada como ‘Rozo’. Un miembro de la tripulación apretó la letra ‘R’ en vez de teclear la palabra entera. Pero en vez de ‘Rozo’ la computadora confundió la orden con otra torre llamada ‘Romeo’, cerca de Bogotá. El avión se lanzó contra una montaña cerca de Buga. De 163 personas a bordo murieron 159, entre ellas los pilotos.

George Manfredi, abogado de American, culpa de la desorientación al sistema de navegación, y en especial al software. Es más —explicó—, meses antes los programadores en Jeppessen, con conocimiento de Honeywell, se habían dado cuenta de que casi 100 de las torres identificadas en su programa, eran fáciles de confundir. “Y después arreglaron algunos, pero no todos. No tocaron a ‘Rozo’ pero arreglaron otros 22 en la lista”, dijo Manfredi al jurado.

Después de más de dos meses de argumentos el caso pasó el lunes a manos del jurado. Según la ley los jurados pueden tomarse todo el tiempo para deliberar, pero se espera que esta semana se sepa quién y en qué proporción fue el culpable del desastre aéreo de Cali.