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Álvaro Uribe Vélez. | Foto: alvarouribevelez.com

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El día en que el Congreso cerró filas con el senador Uribe

La plenaria del Senado aprobó por unanimidad una resolución de respaldo al expresidente, a quien Nicolás Maduro calificó como “el mayor antecolombiano de la historia”.

26 de agosto de 2015

Desde que Álvaro Uribe bajó al Congreso, desde de su condición de expresidente ha tenido que sortear jornadas duras y hostiles. El año pasado, en algo que nunca antes se había visto, le montaron le montaron un debate para recordarle su pasado y relacionarlo con el narcotráfico. Y ha sostenido encendidos cruces de palabras con sus colegas por sus posiciones divergentes frente al proceso de paz.

El ambiente de polarización que predomina en el país, y por su condición de congresista, Uribe ha quedado más expuesto. Sus colegas de otros partidos, con los que comparte debates en el capitolio, por lo general le pican la lengua y sacan el espejo retrovisor para cuestionar su gobierno, cada vez que el jefe del Centro Democrático agudiza sus críticas al presidente Santos.

Uribe, que es visto por la coalición santista como el más feroz contradictor, fue objeto de un gesto con pocos precedentes. La plenaria del Senado aprobó por unanimidad una declaración institucional en la que rechaza los términos con los que el presidente de Venezuela Nicolás Maduro y otros funcionarios de su gobierno, como la canciller Delcy Rodríguez, se han referido al expresidente colombiano y hoy senador de la República.

Desde el presidente del Senado, Luis Fernando Velasco, el jefe del Partido Liberal, Horacio Serpa, o el copresidente de La U, Roy Barreras, salieron a rodear a Uribe.

“Se refirieron a uno de los nuestros, que ostentó la calidad de presidente de la República, y hoy es senador, como un delincuente y un asesino. Eso no lo aceptamos".

"Tenemos diferencias políticas, pero en Colombia esas diferencias políticas no las criminalizamos”, dijo Velasco, quien pidió al gobierno firmeza para exigir respeto para los colombianos, “desde los deportados hasta el senador Uribe que merece el más alto respeto”.

Horacio Serpa le expresó su solidaridad a Uribe y rechazó que gobiernos extranjeros “quieran meter sus narices y sus pezuñas para insultar a un importante compatriota”.

Roy Barreras, quien no ha escatimado adjetivos para cuestionar a Uribe, esta vez volvió a estar de su lado. “Total rechazo a la descalificación hacia un colombiano notable, con mayúscula. Aclaró que más allá de las diferencias políticas dijo que Colombia está unida, como uno solo, para defender la dignidad de los colombianos.

Pero así como el respaldo a Uribe fue casi unánime, el rechazo a otro expresidente colombiano, Ernesto Samper, actual secretario de la Unasur, también fue evidente. El Congreso ha cuestionado su pasividad frente a las arbitrariedades de las autoridades venezolanas en la frontera, incluso una liberal de las que tenían como samperista, Viviane Morales, lo calificó como “anticolombiano” y “antidemócrata”.

A quien sí le extrañó mucho la declaración de solidaridad con Álvaro Uribe fue a uno de sus principales contradictores, Iván Cepeda, que pidió no desconocer el papel que ha jugado Venezuela en el proceso de paz con las FARC y en las exploraciones con la guerrilla del ELN, y también le pidió al Congreso que, entonces, también aprueben resoluciones contra el presidente Barack Obama por el maltrato a colombianos en ese país, o contra las transnacionales que acaban con la dignidad de los colombianos. Lógicamente el senador del Polo no firmó esa resolución.

Puede que la crisis en la frontera sea mejor capitalizada por Uribe, y la antipatía hacia el presidente Nicolás Maduro sea la que genere la unidad entre la mayoría de sectores políticos. Sin embargo, nadie duda que Uribe, como todo un animal político, esté sacando réditos políticos de una situación que se ha desembocado en una crisis humanitaria.